Escucho al BiciClown y asiento con él.
Abandonó una vida rutinaria en una notaría de Tres Cantos y se propuso dar la vuelta al mundo en bicicleta.
Ha tardado trece años en conseguir su objetivo.
Anteriormente, en su vida pasada, había suspendido uno de sus últimos exámenes para hacerse notario , y de alguna manera, esa sensación de fracaso debía de estar en algún lugar de su cuerpo y de su cabeza.
Esta oposición de dar la vuelta al mundo la ha sacado adelante en trece años, ha dormido bajo las estrellas y los árboles, ha atravesado los continentes, ha cruzado fronteras y ha ido más allá de su propia soledad.
Ha dejado muy atrás cualquier sensación de frustración o fracaso.
Bien mirado es más natural recorrer el mundo y conocer lugares remotos que pasarse la vida en un rincón repitiendo rutinas y atascos de tráfico diarios.
Hemos sido arrojados al planeta Tierra, la curiosidad de recorrerlo debería ser algo consustancial en cada uno de nosotros.
Me gusta su mirada, la sencillez con la que relata sus cosas, la clarividencia del que vive el presente, la libertad del que posee pocas cosas, del que ha tenido la valentía de cruzar en bicicleta sus propios abismos.
Me he comprado su libro "DONDE TERMINA EL ASFALTO", pero creo que se expresa mas certeramente en sus conferencias, es un profeta de la palabra, quizá haya un poeta bajo la máscara del payaso.
Yo te saludo con respeto y admiración, Álvaro Neil.
Agradezco tu testimonio.