Estar ligado a la corriente infinita transforma el rostro y lo ilumina
y descender a la rutina, al oficio,
deja una sensación de orfandad.
Exiliados, yonquis de esa intensidad total,
vagamos con el peso de lo cotidiano, con la responsabilidad del legado recibido.
Se acabaron los cuentos,
la gloria es un vuelo que nos transporta,
nos elevaron sin merecerlo,
y el regreso es un descenso al purgatorio.
Aunque siempre hay algún ángel que nos impulsa de nuevo
hasta allí,
dulce lugar sin tiempo,
donde los árboles se funden en transparencias
y la nieve se difumina en los cielos
y el propio cuerpo se deslía en luz por las cicatrices incandescentes.
Mientras pisaba la tierra verde el lobo de ojos amarillos saltó por encima de mi,
seguí andando pues en el paraíso ningún vuelo sorprende
y los cuatro vientos van borrando cualquier atisbo de rastro.
martes, 29 de marzo de 2016
lunes, 28 de marzo de 2016
LOS WYETH, ANDREW Y JAMIE
Escribir como si uno ya hubiera muerto y todas las personas que conoces no supieran quién eres.
Con esa libertad y sin que importen los juicios de los demás.
¡Ah! Es que el planeta de la escritura no es rojo ni verde.
Pintar sin miedos, sin el ahogo del resultado.
Hay grandísimos pintores en nuestro tiempo, emocionante la exposición de los Wyeth, Andrew y Jamie, padre e hijo. Sólo molesta una especie de inquietud competitiva, muy al modo americano, en esa saga de pintores. Andrew mantiene siempre una calidad altísima, una elaboración impecable, esteticista, todo estudiado, un plan elaborado sin mácula.
Jamie, más intuitivo e irregular, cuando acierta logra una pintura pura, un escalón de autenticidad emocionante, más allá de lo estético y planificado.
Con esa libertad y sin que importen los juicios de los demás.
¡Ah! Es que el planeta de la escritura no es rojo ni verde.
Pintar sin miedos, sin el ahogo del resultado.
Hay grandísimos pintores en nuestro tiempo, emocionante la exposición de los Wyeth, Andrew y Jamie, padre e hijo. Sólo molesta una especie de inquietud competitiva, muy al modo americano, en esa saga de pintores. Andrew mantiene siempre una calidad altísima, una elaboración impecable, esteticista, todo estudiado, un plan elaborado sin mácula.
Jamie, más intuitivo e irregular, cuando acierta logra una pintura pura, un escalón de autenticidad emocionante, más allá de lo estético y planificado.
viernes, 25 de marzo de 2016
PLANETA DESCONOCIDO
No sé si estoy en Marte o en tierra,
a primera vista todo está teñido de rojo,
más allá el cielo blanco
y más allá todavía,
en la vibración de la luz,
el alma.
Dime tú, pintor,
de qué color es.
a primera vista todo está teñido de rojo,
más allá el cielo blanco
y más allá todavía,
en la vibración de la luz,
el alma.
Dime tú, pintor,
de qué color es.
jueves, 24 de marzo de 2016
TONALIDAD TOTAL
El artista no es ese ser en busca del aplauso y el reconocimiento, es la persona que se encuentra en medio del milagro y la belleza y necesita, por desbordamiento, compartirlo.
¿ Cómo transmitir esa revelación? ¿ Cómo permanecer en estado de gracia y que la música o las letras o la pintura permanezcan en esa cima?
¡ Ah ! ¡ Ese es el gran reto !
Encerrarse en el estudio y laborar humildemente en silencio. No para vender, ni para exhibir una habilidad, ni siquiera para ganarse la vida con la propia vocación. Sino como el profeta: con la misión de que la palabra esté a la altura de la verdad revelada.
Que no brille la pincelada aislada y el sujeto individual, sino que los cielos y la tierra estén envueltos en la tonalidad del instante universal.
Y el artista sea , nada más y nada menos, que un testigo transmisor.
¿ Cómo transmitir esa revelación? ¿ Cómo permanecer en estado de gracia y que la música o las letras o la pintura permanezcan en esa cima?
¡ Ah ! ¡ Ese es el gran reto !
Encerrarse en el estudio y laborar humildemente en silencio. No para vender, ni para exhibir una habilidad, ni siquiera para ganarse la vida con la propia vocación. Sino como el profeta: con la misión de que la palabra esté a la altura de la verdad revelada.
Que no brille la pincelada aislada y el sujeto individual, sino que los cielos y la tierra estén envueltos en la tonalidad del instante universal.
Y el artista sea , nada más y nada menos, que un testigo transmisor.
martes, 15 de marzo de 2016
LETRAS SALVADORAS
A veces anhelo esas noches de lectura ferviente, devorándome los libros, cuando encontraba en ellos la clave secreta que necesitaba, y me acompañaban las palabras del hermano mayor, de un tutor que ya había vivido, antes que yo, las difíciles peripecias por las que todos tenemos que atravesar.
¡ Ah! Ahí estaban Herman Hesse, Romain Gary, Saint- Exupéry, Tolstoi. Románticos, cada uno de ellos en su búsqueda personal, con la antorcha en la mano para iluminar la penumbra de sus propios caminos y, de paso, iluminar los nuestros.
Ya es difícil volver a esa pasión febril. Ya casi nada sorprende, ya no camino de ida sino de vuelta.
Un libro que leí apasionadamente y me atrapó como en los viejos tiempos fue " El Último Encuentro", de Sándor Márai. Melancólico, descriptivo de un tiempo que se acababa y una forma de vivir que se extinguía. Con una atmósfera especial, en los bosques húngaros, el alma de dos ancianos enfrentadas con sigo mismos y con la época que les había tocado vivir.
También me ha encantado el cascarrabias Cioran, filósofo y poeta, rebelde empedernido, descreído y místico. En su desencanto hay siempre, subterráneamente, una energía vital llena de luz, él, que transitaba por las tinieblas y el insomnio.
Y el inmenso Stefan Zweig, con sus novelas cortas e intensas, de una brillantez deslumbrante, pero removiendo las profundidades y las corrientes internas que circulan por los cauces invisibles. Por citar dos de ellas: "Los milagros de la vida", donde un pintor recibe el encargo de pintar una virgen que acompañará, en un retablo, a otra de increíble belleza. El pintor busca una modelo que le transmita toda la belleza e inocencia para no desmerecer a ese retrato insuperable de la Virgen pintada anteriormente y que le ha conmovido como nunca le había sucedido antes con una pintura. Zweig nos relata los procesos creativos, la vocación artística, y cómo esa sensibilidad creativa ha de integrarse con la propia vida, las dificultades de encaje y el destino final que se dirige hacia dimensiones inaccesibles para nosotros los humanos.
Otra novela corta extraordinaria de Zweig es " Confusión de sentimientos", un venerable Maestro nos relata el trato misterioso que él tuvo como discípulo con su Maestro, y cómo esa relación marcó su vida mucho más que todos los honores y los éxitos recibidos.
¡Ah! Ahora veo que esa pasión sigue en mi, estos últimos guías me han hecho vibrar , quizá de otra forma, pero tan intensamente como los escritores de mi juventud.
No podría vivir sin esas letras apasionadas que dejaron estos Maestros. Escribieron en épocas oscuras, sobreviviendo a guerras y a roturas interiores desgarradoras, pero siempre encontraron la hora silenciosa de la hoja en blanco y nos entregaron su esencia, su sabiduría, sus inquietudes. Es como indagar en nuestra propia identidad, nuestros ancestros mejores, los que marcaron el camino de la mejor Europa, esta cultura inmensa tan distinta de la americana.
Ernst Jünger es otro de los forjadores de identidad europea. Sus ensayos, su extensa autobiografía relatada en forma de diario en " Radiaciones", atraviesa dos guerras mundiales y vemos al filósofo, al matemático, al poeta, al científico, al historiador, al experto en coleópteros, al último renacentista que vivió 103 años de lucidez. Si tuviera que elegir un libro suyo, elegiría el " Libro del reloj de arena", un ensayo integral sobre la medida del tiempo humano.
Que puedo decir, sólo que no podría vivir sin las letras y la música. En ellas encuentro ligereza y apoyo, mucho más que en la densa pintura, que es como mi propia sangre, me constituye pero me mareo al verla.
¡ Ah! Ahí estaban Herman Hesse, Romain Gary, Saint- Exupéry, Tolstoi. Románticos, cada uno de ellos en su búsqueda personal, con la antorcha en la mano para iluminar la penumbra de sus propios caminos y, de paso, iluminar los nuestros.
Ya es difícil volver a esa pasión febril. Ya casi nada sorprende, ya no camino de ida sino de vuelta.
Un libro que leí apasionadamente y me atrapó como en los viejos tiempos fue " El Último Encuentro", de Sándor Márai. Melancólico, descriptivo de un tiempo que se acababa y una forma de vivir que se extinguía. Con una atmósfera especial, en los bosques húngaros, el alma de dos ancianos enfrentadas con sigo mismos y con la época que les había tocado vivir.
También me ha encantado el cascarrabias Cioran, filósofo y poeta, rebelde empedernido, descreído y místico. En su desencanto hay siempre, subterráneamente, una energía vital llena de luz, él, que transitaba por las tinieblas y el insomnio.
Y el inmenso Stefan Zweig, con sus novelas cortas e intensas, de una brillantez deslumbrante, pero removiendo las profundidades y las corrientes internas que circulan por los cauces invisibles. Por citar dos de ellas: "Los milagros de la vida", donde un pintor recibe el encargo de pintar una virgen que acompañará, en un retablo, a otra de increíble belleza. El pintor busca una modelo que le transmita toda la belleza e inocencia para no desmerecer a ese retrato insuperable de la Virgen pintada anteriormente y que le ha conmovido como nunca le había sucedido antes con una pintura. Zweig nos relata los procesos creativos, la vocación artística, y cómo esa sensibilidad creativa ha de integrarse con la propia vida, las dificultades de encaje y el destino final que se dirige hacia dimensiones inaccesibles para nosotros los humanos.
Otra novela corta extraordinaria de Zweig es " Confusión de sentimientos", un venerable Maestro nos relata el trato misterioso que él tuvo como discípulo con su Maestro, y cómo esa relación marcó su vida mucho más que todos los honores y los éxitos recibidos.
¡Ah! Ahora veo que esa pasión sigue en mi, estos últimos guías me han hecho vibrar , quizá de otra forma, pero tan intensamente como los escritores de mi juventud.
No podría vivir sin esas letras apasionadas que dejaron estos Maestros. Escribieron en épocas oscuras, sobreviviendo a guerras y a roturas interiores desgarradoras, pero siempre encontraron la hora silenciosa de la hoja en blanco y nos entregaron su esencia, su sabiduría, sus inquietudes. Es como indagar en nuestra propia identidad, nuestros ancestros mejores, los que marcaron el camino de la mejor Europa, esta cultura inmensa tan distinta de la americana.
Ernst Jünger es otro de los forjadores de identidad europea. Sus ensayos, su extensa autobiografía relatada en forma de diario en " Radiaciones", atraviesa dos guerras mundiales y vemos al filósofo, al matemático, al poeta, al científico, al historiador, al experto en coleópteros, al último renacentista que vivió 103 años de lucidez. Si tuviera que elegir un libro suyo, elegiría el " Libro del reloj de arena", un ensayo integral sobre la medida del tiempo humano.
Que puedo decir, sólo que no podría vivir sin las letras y la música. En ellas encuentro ligereza y apoyo, mucho más que en la densa pintura, que es como mi propia sangre, me constituye pero me mareo al verla.
lunes, 14 de marzo de 2016
" ROOM"
"Una Habitación": Sorprendente película, más si vas al cine y no has leído previamente nada sobre el guión y la historia a la que te enfrenta su director, Lenny Abrahamson.
Una madre y su hijo , encerrados en el microcosmos de una habitación minúscula, conectada al mundo exterior por el cielo blanco de una claraboya y enclaustrados en esas cuatro paredes, con su armario, su cama, el lavabo y los dibujos infantiles poblando los tristes muros.
La historia avanza hasta que comprendes el por qué de esa reclusión.
La visión del niño, su imaginación y sus pensamientos, sencillos e inapelables, poéticos y filosóficos desde una pureza en la mirada; ojos limpios del niño que mira a la vida como deberíamos mirar todos: como si todo ocurriera por vez primera. Las nubes pasan y la hoja de un árbol se posa en el cristal de la claraboya. Eso es la vida real, no la ficción de la otra vida a la que asiste Jack en la pequeña y antigua televisión de la habitación.
Y su madre, como el centro de su propia vida, como el ancla, el afecto, la voz clara que disipa cualquier duda: " Yo decido por los dos"
Y el viejo Nick , imagen apenas insinuada del horror. Pues el horror se siente en las entrañas de esta sentida película, pero no hace falta regodearse en el mal, se borra, se aparta, nos muestran sus consecuencias, la zozobra y las irremisibles pérdidas que nos causa, pero no hay cabida para lo siniestro en esta película, no hay lloriqueos ni sentimentalismos, queda todo en este otro margen, en el de la verdadera dignidad y la belleza. Pues el protagonista central, el niño Jack, es la demostración hecha carne de que el gusano acabará siendo mariposa, de que el monstruo puede engendrar, misteriosamente, al ángel. Lo más terrible de nuestro personal destino, lo que creíamos nos iba a destruir, y de hecho nos rompió, acaba siendo el verdadero sentido de nuestra vida, la salvación. Ahora, cuando todo está roto, es Jack, rotundo y clarividente, quien repite:" Yo decido por los dos".
" La Habitación", una vez vista, va creciendo en nuestro interior. Asistimos, impávidos, a la evolución de ese prodigioso cerebro infantil. Y nos llega su sabia e inocente revelación : A pesar del horror, la vida es bella.
Depende de cómo quieras tú mirar, depende de si decides ver todo a través de la mágica claraboya o hundirte en la ciénaga de los hechos reales y del horror.
Una madre y su hijo , encerrados en el microcosmos de una habitación minúscula, conectada al mundo exterior por el cielo blanco de una claraboya y enclaustrados en esas cuatro paredes, con su armario, su cama, el lavabo y los dibujos infantiles poblando los tristes muros.
La historia avanza hasta que comprendes el por qué de esa reclusión.
La visión del niño, su imaginación y sus pensamientos, sencillos e inapelables, poéticos y filosóficos desde una pureza en la mirada; ojos limpios del niño que mira a la vida como deberíamos mirar todos: como si todo ocurriera por vez primera. Las nubes pasan y la hoja de un árbol se posa en el cristal de la claraboya. Eso es la vida real, no la ficción de la otra vida a la que asiste Jack en la pequeña y antigua televisión de la habitación.
Y su madre, como el centro de su propia vida, como el ancla, el afecto, la voz clara que disipa cualquier duda: " Yo decido por los dos"
Y el viejo Nick , imagen apenas insinuada del horror. Pues el horror se siente en las entrañas de esta sentida película, pero no hace falta regodearse en el mal, se borra, se aparta, nos muestran sus consecuencias, la zozobra y las irremisibles pérdidas que nos causa, pero no hay cabida para lo siniestro en esta película, no hay lloriqueos ni sentimentalismos, queda todo en este otro margen, en el de la verdadera dignidad y la belleza. Pues el protagonista central, el niño Jack, es la demostración hecha carne de que el gusano acabará siendo mariposa, de que el monstruo puede engendrar, misteriosamente, al ángel. Lo más terrible de nuestro personal destino, lo que creíamos nos iba a destruir, y de hecho nos rompió, acaba siendo el verdadero sentido de nuestra vida, la salvación. Ahora, cuando todo está roto, es Jack, rotundo y clarividente, quien repite:" Yo decido por los dos".
" La Habitación", una vez vista, va creciendo en nuestro interior. Asistimos, impávidos, a la evolución de ese prodigioso cerebro infantil. Y nos llega su sabia e inocente revelación : A pesar del horror, la vida es bella.
Depende de cómo quieras tú mirar, depende de si decides ver todo a través de la mágica claraboya o hundirte en la ciénaga de los hechos reales y del horror.
martes, 8 de marzo de 2016
INFORME ABIERTO
Pintar es investigar, investigar no es tener un resultado previsto, es aventurarse a lo incierto. No es que el pintor busque siempre una ruta nueva porque sí, es más bien que la pincelada tiene que llevar la emoción de lo que vemos al lienzo. Y la mera imitación no vale, cuando uno comprende integralmente que la copia es inútil, entonces decide emprender nuevos caminos.
Y por ello la verdadera pintura se encuentra, es una zozobra que se tropieza con un atisbo de verdad.
La vida es un milagro palpitante, no se atiene a esquemas predeterminados.
Por ello acude uno al estudio, cada día, como quien acude a un quirófano; Y se es a la vez enfermo que ansía la curación y cirujano que tiene la responsabilidad de sanar y reparar al paciente. Se abre el cuerpo y la sangre circula y los órganos palpitan y la mano ha de tener exactitud para que la vida que estamos tratando siga latiendo.
Y a última hora, cuando el día se va tornando hacia la oscuridad, sale el enfermo convaleciente del estudio, y el cirujano exhausto.
Y queda un informe abierto, notificado en el lienzo.
Y por ello la verdadera pintura se encuentra, es una zozobra que se tropieza con un atisbo de verdad.
La vida es un milagro palpitante, no se atiene a esquemas predeterminados.
Por ello acude uno al estudio, cada día, como quien acude a un quirófano; Y se es a la vez enfermo que ansía la curación y cirujano que tiene la responsabilidad de sanar y reparar al paciente. Se abre el cuerpo y la sangre circula y los órganos palpitan y la mano ha de tener exactitud para que la vida que estamos tratando siga latiendo.
Y a última hora, cuando el día se va tornando hacia la oscuridad, sale el enfermo convaleciente del estudio, y el cirujano exhausto.
Y queda un informe abierto, notificado en el lienzo.
lunes, 7 de marzo de 2016
EL RENACIDO
Hay autores que imponen su presencia invadiendo cada cm de lienzo, hay otros que desaparecen por detrás de sus pinceladas haciéndose invisibles.
¿Clasicismo o romanticismo? ¿ Elegancia o distinción?
Es una constante en el arte, dicotomía entre imponer de forma obsesiva la propia personalidad o darle protagonismo a la escena que queremos perpetuar. Estilo y modernidad o iluminación de la vida que es siempre nuestra fuente de inspiración.
Pensaba en todo esto después de ver el acentuado manierismo del cine de Alejandro González Iñárritu, cada encuadre busca la originalidad de un estilo propio, quiere ser constantemente sublime, enfatiza y subraya las luces y los sonidos. El director Iñárritu nos grita, en esta ocasión sin palabras, lo genial que es.
En su última película, " El Renacido", la belleza salvaje de la naturaleza es verdaderamente arrebatadora, la tensión no decae en ningún momento, el amor del protagonista hacia su hijo es puramente salvaje, antropológico, universal. Está retratado sin palabras, pero cualquier padre entiende esa ternura gigantesca y la fuerza trascendente de la transmisión vital.
Los rostros inmersos en la luz selvática, la naturaleza como madre tierra que nos cobija, nos alimenta, nos cura, y a la vez el frío extremo, las tempestades y el agua virginal.
Tiene referencias a dos películas clásicas, " Dersu Uzala" de Kurosawa, y " Jeremías Johnson", de Sidney Pollak y protagonizada por un inmenso Robert Redford.
Al salir del cine pensaba que tanto énfasis restaba más que sumaba la verdadera belleza que tiene en sus profundidades " el Renacido". Tanta pretensión de estilo ahoga.
En "Dersu Uzala", el gran Kurosawa se había hecho invisible para que brillara solamente la inolvidable figura de Dersu.
En cualquier caso una obra llena de belleza la que ha creado Iñárritu, pasados los efectismos, hay imágenes imborrables que permanecen dentro de uno, un indio ahorcado, un hijo vivo y muerto, la perpetua nieve, el rostro pétreo del Indio en busca de su hija secuestrada, la lucha por la supervivencia, la lucha por la dignidad.
Grandes actores. Tom Hardy, de nuevo excelente y Leonardo Di Caprio, vemos a través de sus ojos. Es curioso, el protagonista se difumina para que la inmensidad de las montañas y los ríos, y la faz de su querido hijo se agiganten en nuestro corazón.
Siempre alguien tiene que desaparecer...
¿Clasicismo o romanticismo? ¿ Elegancia o distinción?
Es una constante en el arte, dicotomía entre imponer de forma obsesiva la propia personalidad o darle protagonismo a la escena que queremos perpetuar. Estilo y modernidad o iluminación de la vida que es siempre nuestra fuente de inspiración.
Pensaba en todo esto después de ver el acentuado manierismo del cine de Alejandro González Iñárritu, cada encuadre busca la originalidad de un estilo propio, quiere ser constantemente sublime, enfatiza y subraya las luces y los sonidos. El director Iñárritu nos grita, en esta ocasión sin palabras, lo genial que es.
En su última película, " El Renacido", la belleza salvaje de la naturaleza es verdaderamente arrebatadora, la tensión no decae en ningún momento, el amor del protagonista hacia su hijo es puramente salvaje, antropológico, universal. Está retratado sin palabras, pero cualquier padre entiende esa ternura gigantesca y la fuerza trascendente de la transmisión vital.
Los rostros inmersos en la luz selvática, la naturaleza como madre tierra que nos cobija, nos alimenta, nos cura, y a la vez el frío extremo, las tempestades y el agua virginal.
Tiene referencias a dos películas clásicas, " Dersu Uzala" de Kurosawa, y " Jeremías Johnson", de Sidney Pollak y protagonizada por un inmenso Robert Redford.
Al salir del cine pensaba que tanto énfasis restaba más que sumaba la verdadera belleza que tiene en sus profundidades " el Renacido". Tanta pretensión de estilo ahoga.
En "Dersu Uzala", el gran Kurosawa se había hecho invisible para que brillara solamente la inolvidable figura de Dersu.
En cualquier caso una obra llena de belleza la que ha creado Iñárritu, pasados los efectismos, hay imágenes imborrables que permanecen dentro de uno, un indio ahorcado, un hijo vivo y muerto, la perpetua nieve, el rostro pétreo del Indio en busca de su hija secuestrada, la lucha por la supervivencia, la lucha por la dignidad.
Grandes actores. Tom Hardy, de nuevo excelente y Leonardo Di Caprio, vemos a través de sus ojos. Es curioso, el protagonista se difumina para que la inmensidad de las montañas y los ríos, y la faz de su querido hijo se agiganten en nuestro corazón.
Siempre alguien tiene que desaparecer...
domingo, 6 de marzo de 2016
SIN RASTRO
El milagro suele ocurrir una vez, en el momento justo, muchas veces después de haberlo esperado y ya haber perdido toda esperanza.
Y para que culmine es necesario abrirse de nuevo, olvidar las antiguas vestimentas, tirar toda la parafernalia adquirida que nos resistimos a perder. Esos disfraces nos acompañan y nos cubren desde que somos niños y creemos que nos constituyen, que son nuestra esencia, pero esos pesados ropajes nos impiden el movimiento hacia nuestro verdadero ser.
No hay que abandonarlos en el contenedor social de la ropa vieja por si alguien puede hacer uso de ellos. Hay que hacer una montonera, quemar esa pira, ver como el humo se va disipando arriba en el cielo azul y aquí en la tierra las cenizas vuelan sobre la hierba y el pasto sin siquiera dejar rastro.
Y para que culmine es necesario abrirse de nuevo, olvidar las antiguas vestimentas, tirar toda la parafernalia adquirida que nos resistimos a perder. Esos disfraces nos acompañan y nos cubren desde que somos niños y creemos que nos constituyen, que son nuestra esencia, pero esos pesados ropajes nos impiden el movimiento hacia nuestro verdadero ser.
No hay que abandonarlos en el contenedor social de la ropa vieja por si alguien puede hacer uso de ellos. Hay que hacer una montonera, quemar esa pira, ver como el humo se va disipando arriba en el cielo azul y aquí en la tierra las cenizas vuelan sobre la hierba y el pasto sin siquiera dejar rastro.
viernes, 4 de marzo de 2016
SEPARATISMOS
No suelo hablar de política, pero el espectáculo del parlamento con esta investidura fallida es un lugar interesante para ver nuestra condición humana.
Me llamó la atención, por encima de cualquier otra , la intervención del joven Rufián, pausado, conciso, irónico, sentido. Original, con estilo propio, usando las palabras a cámara lenta, rotundo, granítico.
Se definió como Charnego, sus abuelos de Jaén y Granada, pero él lucha por la independencia de Cataluña.
¿ Hay algo más español que este joven barbado y vestido de luto, haciendo una defensa emocionante de la dignidad humilde de sus ancestros, y a la vez rechazando su propio origen pues no desea pertenecer a sus propias raíces ?
España pura, tierra de amores y odios, áspera y fuerte, contradictoria y sangrienta. Amamos al toro bravo pero buscamos la estocada perfecta y la faena sublime. Crucificamos a nuestros mejores, alabamos a nuestros abuelos pero nos avergüenza la tierra que les vio nacer. Creemos que los otros son siempre mejores, arrastramos el horrible complejo de inferioridad, el pánico al rechazo, queremos que nos acojan y nos amen, y el Charnego que quiere ser aceptado como catalán escupe en sus raíces para ser acogido y sentirse miembro puro de la nueva tierra prometida, la república ideal de Cataluña.
Emocionante y triste.
Todos somos mestizos, más en este país que es un cruce de razas, sur de Europa, puente con Africa, puerto de partida hacia Sur América.
Deberíamos aprender a integrar.
Me llamó la atención, por encima de cualquier otra , la intervención del joven Rufián, pausado, conciso, irónico, sentido. Original, con estilo propio, usando las palabras a cámara lenta, rotundo, granítico.
Se definió como Charnego, sus abuelos de Jaén y Granada, pero él lucha por la independencia de Cataluña.
¿ Hay algo más español que este joven barbado y vestido de luto, haciendo una defensa emocionante de la dignidad humilde de sus ancestros, y a la vez rechazando su propio origen pues no desea pertenecer a sus propias raíces ?
España pura, tierra de amores y odios, áspera y fuerte, contradictoria y sangrienta. Amamos al toro bravo pero buscamos la estocada perfecta y la faena sublime. Crucificamos a nuestros mejores, alabamos a nuestros abuelos pero nos avergüenza la tierra que les vio nacer. Creemos que los otros son siempre mejores, arrastramos el horrible complejo de inferioridad, el pánico al rechazo, queremos que nos acojan y nos amen, y el Charnego que quiere ser aceptado como catalán escupe en sus raíces para ser acogido y sentirse miembro puro de la nueva tierra prometida, la república ideal de Cataluña.
Emocionante y triste.
Todos somos mestizos, más en este país que es un cruce de razas, sur de Europa, puente con Africa, puerto de partida hacia Sur América.
Deberíamos aprender a integrar.
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