El artista no es ese ser en busca del aplauso y el reconocimiento, es la persona que se encuentra en medio del milagro y la belleza y necesita, por desbordamiento, compartirlo.
¿ Cómo transmitir esa revelación? ¿ Cómo permanecer en estado de gracia y que la música o las letras o la pintura permanezcan en esa cima?
¡ Ah ! ¡ Ese es el gran reto !
Encerrarse en el estudio y laborar humildemente en silencio. No para vender, ni para exhibir una habilidad, ni siquiera para ganarse la vida con la propia vocación. Sino como el profeta: con la misión de que la palabra esté a la altura de la verdad revelada.
Que no brille la pincelada aislada y el sujeto individual, sino que los cielos y la tierra estén envueltos en la tonalidad del instante universal.
Y el artista sea , nada más y nada menos, que un testigo transmisor.
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