La magia no se puede aplazar, la vida galopa hacia su final, todo regresa a su origen.
A una cierta edad, en el umbral de la vejez, uno ya no quiere ni puede ser un profesional, la creación es un estado de lucidez, hay que saber aceptar ese presente, ese estado gracia, pero es como un relámpago, caduca, es una estrella fugaz, no se puede alargar, no es posible hacerlo perdurar, unas pinceladas tentativas y aproximativas, una mera traducción humilde y sin acentos de la revelación instantánea.
Y dejarlo así, en el olvido de la perfección, en el desdén de la técnica.
Quien quiera ganar el mundo perderá su alma.
Hay que tirar las monedas de oro, abandonar el palacio y dormir en la cueva de la montaña, caminar con las sandalias y sentir el polvo del camino.
Estar atentos porque el inmenso búho albino puede volar justo por encima de nuestras cabezas.
La información navega a la velocidad de la luz, el otro extremo del mundo está a un solo día de distancia.
No se puede demorar el cuadro durante días, meses, años.
La gran pintura es ahora.
Intensidad y síntesis.
Mejor con los pinceles viejos que con los recién comprados.
A veces el tartamudo te llega antes al corazón que el orador erudito.
Prepara tus pinceles y bebe de tu cáliz.
29 Marzo 2019
A ver si pasa el buho ese... y a ver si me entero. Precioso, Pedro
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