Lagun dejó un agujero, un vacío, un residuo de belleza absoluta e incontaminada.
Ahora están con nosotros Dersu y Balthus, dos setters de Sonella. El cachorro Dersu vino a casa con algo menos de tres meses, y un mes después llegó Balthus, ya un perro adulto de un año y medio.
Vuelve a haber dos sombras blancas galopantes, vida animal intuitiva y misteriosa, con sus códigos primigenios, y entremedias el alma de Lagun, presente en mi corazón.
Sigue nevando, en los cielos cambiantes siguen sucediendo las lunas llenas y los nacientes rayos del sol de las mañanas frías y tristes, sigue habiendo una melancolía en la última hora de la tarde y yo no sé de dónde viene esa sensación de exilio, de que paraíso me expulsaron en qué tiempo remoto, pero los acantilados rocosos, las caminatas por el río boscoso, las subidas escarpadas alrededor del cerro de Layos con los perros, es una felicidad sin palabras, una vuelta al origen, a un paraíso de nombre olvidado, nuca perdido, por momentos recuperado.
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