Intentar entender al creador, sea poeta, músico o pintor, leer las biografías documentadas de esos seres humanos, en algún momento geniales, en algún otro vulgares o egocéntricos o perversos, está siempre basado en nuestra curiosidad, en nuestra necesidad de indagación, creemos que el conocimiento de las causas primeras nos desvelará el misterioso mundo de la creación artística.
Pero acaba siendo cotilleo intelectual, cotilleo sentimental. La verdad es que los versos de Rilke son la depuración de su alma en un momento de inspiración y de lucidez, lejos ya de sus protectoras damas aristocráticas, la verdad es que las sinfonías de Mozart poco tenían que ver con su pretendido carácter infantil, la verdad es que el arte es una cumbre y es mejor beber de ese vaso directamente.
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