viernes, 17 de noviembre de 2017

ADIOS LAGUN

Vivimos inmersos en un orden universal misterioso e incomprensible, creo más acertado decir que vivimos un caos, que la vida desde la razón se nos hace difícilmente abordable.
Y la propia vida impulsa a vivirla, a vivir hacia delante en movimiento natural y no reflexivo.
Así que la muerte queda siempre a nuestra espalda, ocultada y apartada, y cuando nos chocamos de frente con ella, hay un sentimiento de rechazo total, de no aceptación, de rebelión íntima.
Ha muerto Lagun, se ha ido antes de cumplir su año y medio, y nos deja un vacío inmenso, una rutina rota, una perplejidad absoluta, una rabia y una no aceptación.
Me acompañará en mi corazón, no sé quién de los sabios se atrevió a decir que en el reino animal no hay cielo ni infierno, no hay un más allá.
Esperó pacientemente en el hospital cuatro días hasta que le recogimos y al llegar a casa, en medio del cariño, eligió morir, se despidió de nosotros con una dignidad difícil de ver en humanos. Si alguien cree que el mundo animal es un estadio inferior, yo sólo puedo decir que lo pongo en duda.
Lagun vino a nosotros por alguna extraña causa y se ha ido muy rápido también de forma incomprensible. Ha dejado una huella imborrable en Reyes y en mi.
Ha sido un regalo inesperado y ha iluminado nuestro vivir llenándolo de ilusión y amor incondicional.
Queda su belleza en los que le hemos vivido, y ahora también su dolor en nuestro dolor. Es muy duro asistir a una agonía de un ser vivo lleno de belleza y bondad. Desde la vida es en verdad insoportable.
Y tengo este sentimiento de vulnerabilidad, de ser muy poco, de entender casi nada, de amar mucho.



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