viernes, 5 de mayo de 2017

CON EL AIRE A FAVOR

Hay cuadros que salen solos, como si yo no los hubiese pintado, fluyen a favor de la corriente, los miro y me parecen ajenos, es inquietante, en verdad no sé si son buenos o no. Es esta última característica la única que me los hace reconocibles.
Cuando miro un cuadro de otro pintor enseguida sé si es bueno.
En los míos siempre está el vértigo, pueden caer a un lado o al otro del abismo.
Pero estas pinturas de las que hablo, en las que no hay lucha ni zozobra, es mejor dejarlas así, no caer en el triste retoque, dejarlas suaves reinando en su levedad.

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