Sencillez sobre sencillez, para pintar sin miedo, como en casi todo, hace falta aceptación, insistir sabiendo que estamos pisando dos mundos a la vez, un pie en cada lado, y el cuadro te devuelve tu exacta medida, y si no es la deseada, volver a respirar y expirar, y una nueva capa de sencillez, la pintura tiene su propia dignidad en la que no cabe el énfasis ni la falsedad.
Es un proceso de investigación, te aventuras en el otro mundo y avanzas en el conocimiento del propio ser.
Y queda una cartografía testimonial.
Ni siquiera es necesario firmar en ese mapa.
Ahí están nuestras pisadas y nuestra huella dactilar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario