sábado, 28 de enero de 2017

CAMPO ABIERTO

Es la vida la que casi siempre nos interrumpe bruscamente el camino iniciado, solo unos pocos se atreven a cambiar el rumbo y dejar atrás a personas y costumbres fuertemente arraigadas.
Cuando es la vida la que decide por nosotros, la propia vida se encarga de mostrarte otro camino.
Cuando somos nosotros, quizá llevábamos tiempo avistando otra ruta más prometedora.
Y por cualquiera de los itinerarios, siempre se llega al lugar que no se parece ni por asomo a la tierra que habíamos soñado o creíamos haber reconocido.
Así que ya nunca cerco mis territorios ni le pongo letreros a los buzones.
Si hubo un día en el que preferí los cielos azules, eso ya pasó.
Tampoco voy dejando migas de pan por los caminos para recordar el hogar del que partí.
Estoy hastiado de tanto enunciado y tanto mandamiento que se puede escribir, pero me arrodillo en oración.
Sagrado es el trallazo del rayo y la penumbra de la luna llena.








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