Nadal ha dicho, después de su última derrota en el US Open , que a pesar de no estar durante este último año al nivel de su pasado esplendor, no piensa cambiar de entrenador y seguirá con su tío Toni, su entrenador de toda la vida. Voces expertas le aconsejaban un cambio, sin embargo él prefiere seguir junto a quien ha forjado su leyenda, 14 grandes ha conquistado Nadal apoyado por su equipo de siempre, ha resucitado ya dos veces y piensa que es posible una tercera vez con trabajo y manteniendo sus raíces.
En las empresas americanas, un trabajador llega un mal día a su mesa de trabajo y se encuentra con todos sus papeles en una caja, con su ordenador bloqueado, no vaya a ser que filtre información confidencial y sin teléfono móvil. Es la forma de decirle que está despedido.
El Sr Florentino Perez, monta una operación de compra venta de jugadores y utiliza a su portero titular, Keylor Navas, como moneda de cambio,- no eres más que un esclavo, negrito-, y sin previo aviso le obliga a cambiar de puesto de trabajo, de país y de ciudad en un solo día, con el solo argumento de que en el Manchester United iba a ganar más dinero. Cuando la operación falla, pide disculpas hipócritas para arreglar lo inarreglable.
Son los modos de esta época en que resultados y dinero son las únicas varas de medir.
Me gusta la elegancia de Nadal, ganaba él, pierde él, no busca responsables colaterales, sabe que la lealtad, la familiaridad, el afecto y el agradecimiento son mucho más importantes que los resultados. Todo eso es esencial, no lo es volver a ganar un grande, ya tiene catorce, mucho más de lo que él jamás soñó. Y además piensa que , junto a su equipo de siempre, volverá a ganar.
Creo que todo el mundo admira a Nadal.
Vaya ejemplo bonito.
Un ser humano que sabe ganar y perder y que jamás ha perdido el norte.
Me quito el sombrero ante el deportista, y sobre todo ante el ser humano.
Gracias Nadal.
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