Pues llega un momento en que miras a lo académico y necesitas algo más, lo correcto es insuficiente, hay que cruzar a otro territorio donde la verdad vibre, donde las grietas nos transmitan algo mucho más profundo, donde la ruptura nos lleve hasta el misterio.
Incluso las formas esfumadas de la noche tienen una ligereza que nada tiene que ver con la brillantez de la linea cerrada, por el día cuesta más ver el movimiento de las cosas, la descomposición de la materia, el viaje de la forma siempre abierta. Lo nocturno es una advertencia que nos indica la pista a seguir, apunta hacia la quietud vertiginosa y leve de todo lo que vemos. El silencio resuena, la quietud se precipita, la oscuridad resplandece, todo es dual; por eso nos bloqueamos, nada es blanco o negro, la penumbra está llena de riqueza cromática, la sutileza es radiante, la caricatura grotesca.
Y es la sensibilidad la que te hace sentir que la forma pulida en pintura muestra más claramente su truco o mentira, hay que alejarse de eso, aventurarse por otros senderos desconocidos.
Que el pie izquierdo no sepa el siguiente paso que dará el pie derecho.
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