Se ha ido cuando parecía que había vuelto, como en sus canciones paradójicas en las que sintonizaban los contrarios. Su voz rota y sin embargo tan afinada y que llegaba tan alto, esa vibración vertiginosa en su garganta de trapecista que parece va a acabar en el vacío pero se salva en la pirueta prodigiosa para caer nuevamente en el filo del alambre... Esa voz de chulazo que escondía el alma tímida de un romántico.
Voz que llegaba más lejos de lo que su cuerpo alcanzaba, quizá por eso, como todos los visionarios, andaba siempre buscando el paraíso que él intuía pero no acababa de encontrar; y cuando llegaba a su gloria, también allí se sentía un extraño, un perpetuo exiliado. En cualquier lugar, irradiando esa tristeza enamorada, queriendo salir de su casa sin ventanas y huir del amigo que no sabía soñar.
¡ Ah!, las mentiras del viento, pues se ha ido pero seguirá aquí con nosotros para siempre y sus canciones nos acompañarán fuertes y dulces, no hay mejores baladas que las que componen los rockeros.
Hace pocos días participó en " A mi manera", programa televisivo con sus colegas músicos. Parecía el chico raro del grupo, como caído de otro planeta. Era el programa en el que todos interpretaban las canciones de Mikel Erentxun, todos hablaban con un hilo conductor que él rompió. En un momento dado, y sin venir a cuento, soltó su sentencia: " Mikel parece un cantante pop ligero, pero nos ha dejado a todos una pregunta en al aire- "Cien gaviotas dónde irán"-
Allí cantó una versión de " Mañana" emocionante.
Manolo Tena era un poeta y un cantante inmenso, lo sigue siendo, ya está en ese lugar que tanto extrañaba, ya está al fin en paz.
Nos deja su belleza, su voz y sus canciones, ha entrado en el paraíso andando, doblando la esquina despistado, con naturalidad sorprendente, como se subía al escenario, ya no hay arriba y abajo ni guitarras que no se pueden afinar, los relojes dejaron de atrasar.
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