miércoles, 13 de abril de 2016

TRAZOS DE TIZA EN UNA PIZARRA

Existen los talentosos y virtuosos dotados además de facilidad y brillantez, para ellos las triples carambolas en el tapete verde son cosa de cualquier día.
Y la mayoría de las personas que con esfuerzo diario van sacando adelante sus aprobados o notables en sus cotidianas tareas.
Los hay que se quedan, en cambio, en un terreno de nadie, todo en ellos cae del lado de la dificultad. Sienten la esencia de las cosas, en ellos se da la revelación, la vibración de lo auténtico junto a la tremenda humildad de ver sus propias carencias.
Seres que deben afrontar dificultades en todos los terrenos de la vida.
Hasta las cosas que a los más simples se les regala, a estos seres extraños se les niega.
Quizá a través de estos seres especiales , veamos los demás la tragedia de lo humano fundiéndose con lo divino, la propia humanidad como un peso, casi como una tara que aún así no impide, en momentos de gracia, atravesar la propia tierra para saltar en vuelo hacia otra gloria que sentimos tan cercana y propia.
Si el jorobado puede volar, qué no podré hacer yo, decimos.
Por ahí debajo están las bienaventuranzas, ¡Ah! Dichosos los que lloran porque ellos serán consolados, y en la otra esfera -"Es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos..."

De todo esto es muy difícil hablar.
Entramos en territorio sagrado, y quizá sea mejor guardar silencio.
Estas letras son como esos teoremas incipientes apuntados en la pizarra  que esperan a ser resueltos por el estudiante dotado.


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