A veces tengo la estupidez de creer que sé algo, que mañana mismo podría morir y tampoco pasaría nada, ya lo viví todo, no creo que vaya a pintar mucho mejor o mucho peor, no creo que ame más intensamente de lo que ya amé, y podría seguir enumerando predicciones. ¡Ah! El hombre del pelo gris incluso se atreve a profetizar.
Y esta mañana desperté de un sueño y había vivido sucesos imprescindibles y esenciales, la vida había latido más intensamente, en mi había un abrazo de generosidad hasta ahora desconocido.
Supe, en ese instante del despertar, de la osadía de mi ignorancia. ¡Qué sé yo lo que me deparará el mañana!... Tira a la basura tu experiencia, me carcajeo del profeta sabio, sigo siendo un corazón anhelante de vida, lo que va a suceder y cómo no lo sé, no me cuentes que ya lo viviste todo,
¿Todo?,
lo que hay tras la curva es súbito, ahí sólo se puede llegar en sueños y la realidad es inmensamente más rica que nuestra previsiones. Aunque los sueños a veces, si, sean clarividentes.
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