Andaba con unos auriculares, entrecerraba los ojos y alzaba las manos, al ritmo de la música que iba escuchando. Llevaba consigo una maleta con sus escasos enseres. Su rostro afilado, sus ropas oscuras, su cuerpo de alambre, su andar era un baile de júbilo.
Se sentó en un banco del parque, y sus manos golpeaban musicalmente sus piernas, seguía la melodía, el día era azul y los árboles brillaban por la lluvia caída durante la noche.
Yo también escuchaba "Almost Like The Blues", una nueva canción del Maestro Leonard, nos miramos como si fuéramos viejos conocidos...Acaso no lo éramos?
A la mierda la burocracia y sus obligaciones, hoy sólo cuenta este ritmo, y el galope subterráneo de la verdadera vida...
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