Colocarse en un escaparate, y hablar en primera persona, una entrevista en un periódico, la televisión, o la radio, todo un trago... Escuchar la voz grabada y sentir horror, mirarse en una fotografía y ver una imagen irreconocible, o lo que es peor, reconocerse en el peor de los sentidos, nos hace ver que soñamos nuestra propia imagen, o que cuando queremos definirnos somos muy malos con los autorretratos...
Entiendo a los fugitivos, a los que se niegan a las entrevistas, a los que no quieren ponerse delante del objetivo, a los que solamente se entregan en su obra, sea novela o pintura o cualquier otra arte, y eso es todo...
Si alguien quiere buscarles que les encuentren en el libro, en la pintura, en su canción...
Y así ellos viven su vida libremente, y no necesitan ir al supermercado con gafas oscuras de tristes estrellas célebres.
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