En épocas de penuria económica, se aparta lo artístico como innecesario. Y cuando pasa el tiempo y vemos esos periodos de crisis con perspectiva, nos damos cuenta de que el arte siempre estaba ahí como impulso. Aunque sus hacedores pasaran frío y hambre, ellos siguieron creando canciones, pintando, escribiendo, con su vocación y su humilde heroísmo. Ellos estaban ahí, en ese otro margen, alumbrando profecías y resurrecciones.
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