Puede que en la juventud uno tenga dudas sobre cuando se acaba un cuadro. Pero el pintor que lleva muchos años pintando sabe cuando la faena debe terminase, ni un pase más.
La insistencia es gratuita, va cargando la pintura de materia innecesaria.
También con los cuadros hay que aprender el desapego.
Nunca pintar el aburrimiento, nunca caer en el triste oficio.
Proponer siempre una aventura.
Perderse.
Encontrarse.
Y pasar al siguiente.
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