"En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas os preceden en el reino de Dios”
Estas palabras enigmáticas, palabras de Jesús, fueron traídas a la reunión familiar por el padre Ignacio, corría el vino en la buena mesa, los magnolios brillaban radiantes y por el cielo azul circulaba la primavera imparable.
Era un momento de revelación, las palabras de Nacho zozobraban, temblorosas y torpes, como un vehículo que ha de detenerse ante un deslumbramiento; y a partir de ahí, va penetrando a tropezones hasta acercarse al gran misterio. Fue un segundo de epifanía, emergió la profunda verdad de todas las cosas.
¡Ah! Los allí reunidos éramos los fariseos, los poderosos, los creídos, juzgábamos a todos desde las alturas, y él, nos recordó sin ofensa ni arrogancia: Los publicanos y las prostitutas os preceden en el reino de Dios.
El nuevo Papa de la iglesia católica, ha instalado duchas públicas para los mendigos en el Vaticano.
Son ellos los que se sienten sucios y acuden a ese agua. Los demás circulan con sus trajes planchados y sus cabellos engominados, satisfechos de si mismos.
En alguna esquina oscura y mal oliente hay un ser humano rezando, ni siquiera se atreve a alzar la mirada al buen Dios, pues musita con lágrimas su pequeñez, su ignorancia y vulnerabilidad, abre sus manos, y reza: "Dios mío, por qué me has abandonado".
Ese es el hombre que nos precede.
No hay comentarios:
Publicar un comentario