Borrarnos para reconocernos en la imagen raspada,
el detalle nos destruye,
entornamos los ojos para ver lo que importa.
Esa imagen arañada entra en el movimiento
y ahora está abierta,
es sólo un instante sin principio ni final.
Hasta las palabras corren para formar sus frases,
nuestra sombra nos recuerda lo que en verdad somos.
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