Juzgamos que hay personas que tienen los valores invertidos.
Que se dedican al ocio antes que al trabajo, que dan más importancia al cuerpo que a la mente, a la belleza antes que a la verdad. Todo está ligado y nos empeñamos en cuadricular, en clasificar, en dividir en especies y en clases. ¿ No está la mente en el cuerpo, qué linea separa la verdad de la belleza, no se le ocurren al filósofo sus mejores ideas mientras pasea ocioso por el bosque?
No sé, en verdad ignoro cuales son los valores esenciales, me pierdo entre lo consciente y lo salvaje o inconsciente.
¿ Qué fuerzas impulsan lo vital, qué nos ilusiona para ir más allá de nosotros mismos?
Pues eso es lo que todos deseamos fervientemente.
Salir de nosotros mismos, romper las fronteras, abrazar al otro cuerpo.
Y voy a decir en voz baja que en lo subterráneo todos los valores danzan entremezclados, libremente, sin barreras, sin límites, cruzando terrenos vedados y cielos despejados.
Y el sabio daría su vida por tener , en la noche elegida , el rostro más bello.
Y el bondadoso desearía tener la fuerza de saber negarse.
Y el avaro quisiera derrocharse en alegría y diversión.
Y lo masculino deslizarse dulcemente hasta lo femenino.
Camino de día , entre las calles, con mi rostro nocturno y duermo mis sueños en un sol radiante.
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