El pensamiento repetido una y otra vez de que a la pintura se llega por un sendero escarpado.
El pintor se siente pintor cuando los asuntos mundanos quedan lejos, olvidados, los calendarios ya no existen y el reloj es inútil.
Y subimos al monte por encima de las nubes para tejer nuestra obra que no es de ayer, ni de hoy ni de mañana.
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