jueves, 5 de febrero de 2015

EL PORTUGUES

Cantaba sus canciones con una voz limpia, joven.  La tez muy morena suavizada por el pelo ya gris, los ojos casi siempre cerrados, al abrirlos claros y grises, el pelo hacia atrás, la cara afilada, con esa intensidad que sólo había visto en La India, de una belleza exótica y rara.
Y la guitarra  parecía unida indisolublemente con su voz. A veces tocaba solos con ella, y el mundo externo no existía, toda la corriente vital fluía armónica en su guitarra, permanecía en la música  jugando con sus arpegios.
La primera vez que me paré a escucharle, cantaba “Las Ciudades”, esa canción -oración, del gran Jose Alfredo, y fue deslumbrante, te abría la puerta y te llevaba hacia adentro. Tenía un repertorio ecléctico, emocionaba tanto la voz como la guitarra. Cantaba a menudo “Tocando Em Frente”de Maria Bethânia, y “ Estranha forma de vida” de Amália Rodrigues.
De tanto pararme a escuchar sus canciones, nos hicimos amigos. Hablaba susurrante, apenas audible, con frases sentenciosas, pero lo que de verdad le gustaba era escuchar, era su expresión la que te acompañaba, y su sonrisa. Nunca supe mucho de él, tenía la cualidad de hacerse invisible, incluso en los breves momentos en los que hablaba de si mismo, sus palabras eran un escudo tras el que se ocultaba.
 Llevaba unas botas inglesas siempre limpias, de un color castaño profundo, comía con unas formas exquisitas, vestía sencillo, era extraño que estuviera en la calle.
Supe que traspasó sus propiedades y su fortuna a su hija, allá en el sur de Portugal, que se separó de su mujer, que vivía al día, sin angustias económicas y sin guión alguno.
Se reía diciendo que le gustaba caminar en dirección contraria, en vez de acumulando, desprendiéndose de todo, y que en esa ligereza era feliz.
La última vez que le vi me dio un abrazo prolongado: -“ Me voy a mi tierra, voy a pasar una temporada con mi hija, ella sigue en mi, de ella no consigo desprenderme”- y se reía melancólicamente en portugués.
Tengo un CD con su guitarra y sus canciones, él está en su voz, emoción pura, eternamente joven, elegante.

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