Y cuando llegamos , decimos: No es esto, no es esto.
Y la vida se va quedando oculta por los senderos adyacentes.
El destino final es una quimera,
Por eso volvemos atrás en los sueños,
Y vemos a nuestra joven madre eterna.
Quizá esa es la verdadera querencia,
Y va cambiando de rostro.
Y subimos por el árbol de nuestra infancia
Para descender ancianos por el tronco de nuestra madurez y nuestra razón ciega.
El tiempo es una aguja que va pinchando las burbujas circulares,
La materia es también una pompa vacía,
Todo tiene su fecha de caducidad,
Ya no soy el mismo,
Puedo elgir aquel rostro luminoso del niño,
Hoy me he visto en el espejo minutos antes de mi muerte.
Es curioso como acabo siempre en los mismos brazos
Cuando regreso por el laberinto de los días,
Y lloro por Elisa
Antes de que ella nos dejara.
Era gorda y fea
Pero sabía amar de verdad.
Y nos estrujaba a los cinco hermanos
Un poco y mucho, hartos de tanta belleza fría
Y tantos brazos pasivos.
Hace mucho que camino por los senderos,
Ahora sonrío entre los destellos de la belleza
Y los brazos gruesos del afecto.
Y siempre vuelvo, rebelde.
Y por la mañana amanezco con los pelos encrespados,
Ya no sé si es más cierto el sueño o la vigilia.
No es esto, no es esto...
No es esto, no es esto...
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