No voy a cruzar esa frontera hasta que sea bien venido.
No voy a mover el pincel
hasta que la pintura me visite
y meza mi mano.
La voluntad es para los esforzados.
La gracia es para los elegidos
y sólo ellos saben qué travesía la antecede.
Pinté una cara en la tela
y no acababa de lograr su presencia.
Así que puse papel secante para aligerar.
Al desprender el papel del lienzo lo que buscaba estaba ahí sellado.
Lo imprevisto aparece por otro lado.
Valen los hallazgos, los presentes,
lo que no pretende.
Es así el misterio.
El milagro sucede y tú has de estar preparado y atento.
Me quito el sombrero
y la chaqueta
y la corbata
y los brillantes zapatos.
Y abro las manos en silencio.
Y que sepas que entonces ya no importa.
Era entre tú y yo
aunque ya no estemos ni tú ni yo.
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