martes, 1 de julio de 2014

RELATO

Pintaban en una residencia, allí les habían dejado sus respectivas familias. Pintaban caras sin parar, ella las hacía rápidas, en una mañana se ventilaba dos, con soltura llegaba enseguida al retrato.
El, tardaba  más, veía a las personas por dentro, y diseccionaba la cara hasta llegar a lo recóndito. El envidiaba la facilidad compositiva de ella,  y ella la profundidad misteriosa que conseguía el. A veces pintaban a los ancianos del asilo (aunque ahora ya no se usa esa palabra) y otras usaban como modelos fotografías que elegían de los periódicos.  Se admiraban mutuamente. Eran los dos únicos jóvenes de aquella residencia.
 María le propuso vender invertidos.-"Yo vendo tus cuadros y tú vendes los míos"-. Y a Miguel le pareció bien. Así que se convirtieron en pintores representantes. Es más fácil vender una obra que no es tuya, una obra que puedes ensalzar con convencimiento y sin pudor.
  Y en una mañana se recorrieron varias galerías.
  Y no consiguieron nada.
  Se rieron mucho.
Las familias respectivas pensaron que vaya ocurrencias de locos.
Y ahora fue Miguel el que propuso otro juego. _" Tu pinta buscando el alma, y yo voy a pintar contra el cronómetro. Tu pinta a mi manera y yo a la tuya, a ver lo que encontramos."-
  Y siguieron pintando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario