viernes, 24 de octubre de 2014

RESPLANDOR

Es la oración de la mañana, un ritual diario, doy gracias por existir, por todo lo recibido,
y en el saco entran la alegría y el dolor.
 La cornada no duele, es un frío condensado, es después,  mientras cicatriza,  cuando empieza el sufrimiento. El cuerpo va siempre por detrás, la belleza también deja secuelas.
Decir, sencillamente, que soy limitado, que, yo solo, no tengo fuerzas ni entendimiento para sobrellevar tanto milagro incomprensible. Que me dejo llevar por tu mano invisible, que en ti confío, y sé, que en muchos momentos, te negaré:-" Por dónde me llevas, Señor?"-
¡ Que corta se hace la alegría !. Lo bueno es merecido, lo malo impuesto.
Es nuestra pequeña lógica, nuestra diminuta capacidad de ver globalmente, siempre separamos, siempre dividimos, siempre clamando contra el cielo.
Me encontré con un hombre de ojos blancos, y le quise alumbrar con mi candil. Y él me dijo, con su dulce voz, que no distinguía la luz de la sombra, que en su vida ya sólo había resplandor.

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