sábado, 25 de octubre de 2014

UN GRAN RETRATO

Compré en el rastro un curioso libro de memorias. Me gustó el título: " Erratas de un pintor desconocido". En las últimas páginas de esa extraña biografía, junto a un retrato de toque salvaje y delirante, el propio autorretrato pintado y escrito del anciano pintor. Transcribo:
" El cráneo reluce, destaca entre los pocos pelos blancos que me quedan, la frente está atravesada de hendiduras que se cruzan, de surcos , de sietes; los ojos han perdido brillo y bajo ellos la fina piel se ha quebrado. En las comisuras de los labios hay dos ganchos que descuelgan la boca hacia abajo, la barbilla es una curva flácida. Y del cuello, delgado, sobresalen los pellejos.
Me miro ya con indiferencia, la decrepitud no me importa, apenas queda rastro del hombre joven que fui. Veo mi rostro cadavérico, y como en un árbol viejo, hay una cierta nobleza.
 Queda poco. El alma ha aprendido, ya no opongo resistencia, he vivido el ascenso y la caída; quiero decir que he vivido de verdad, y si tuviera que pintarme el retrato definitivo, quizá eligiera este rostro terminal, este rostro afilado que, aún en vida, apunta hacia la muerte."

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