Pintar por nada, pintar por ver si aparece eso.
Ser un pintor al que le pagan sus cuadros, pero no estar a la venta.
Ser un escritor que no existe.
Dar un paso hacia atrás y poder ver y sentir que todo está tan cerca, que nos podemos tocar, que sólo existe el instante.
Y dejar de ser un número borrado en una estampida que delira ciega hacia no se sabe qué objetivo lejano, inalcanzable y falso.
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