Entrar en el estudio es penetrar en el túnel del tiempo, subir por las escaleras oscuras del pasadizo mientras vas mirando sin ver, adentrarse en el silencio, pacientemente, ir obrando con nuestras armas humanas en ese espacio fronterizo dónde todos los caminos se cruzan, y el cielo y la tierra pierden la linea del horizonte, y la vida y la muerte se sobreponen en transparencias y opacidades, una vez estás allí y de nuevo aquí. Pierdes pie y flotas en el vértigo del limbo, intentando sostener una ilusión que se derrama en color, que se extravía y retorna serpenteante, que va obrando en ti para salir de ti.
Y danzan los otros que nunca murieron y resucitan los vivos agonizantes, y la voz lúgubre suena alegre y la liviandad queda sellada, es una certeza que busca su lugar, porque no somos de aquí ni de allá.
martes, 31 de marzo de 2015
lunes, 30 de marzo de 2015
CRUZANDO CALLES
El sin sentido acecha en todas las vocaciones, cuando el dinero no justifica una dedicación, cuando uno hace un brindis al sol, esto es tan viejo como el juego, como el sonido de la brisa acariciando las hojas de los árboles.
¿ Por qué se escala una montaña por la ladera más escarpada ? ¿ Por qué sigue escribiendo un escritor al que le niegan publicar ? ¿ Por qué pintaba Van Gogh aún sin vender uno solo de sus cuadros ?
Eso no tiene respuesta y tampoco debería tener pregunta.
Las estrellas brillan en las noches, los mirlos cantan al amanecer, las oropéndolas carraspean hasta producir el canto insuperable, las flores aromáticas ignoran la existencia de la miel.
No esperes respuestas, encuentra tu propia afirmación.
Mira los lirios del campo.
Está todo escrito.
Ya se dijo cuanto debía decirse.
Sube montañas, atraviesa los mares, cruza la calle, comparte un pan abierto, pinta de nuevo, silba andando, llora cansado, ríe alegre, olvida a los eruditos, que no te den el sermón los fariseos, que te dejen en paz los obedientes, no te compres más abrigos, abre el armario y reparte lo que te sobra, prueba a andar descalzo pero no pises los cardos.
¿ Por qué se escala una montaña por la ladera más escarpada ? ¿ Por qué sigue escribiendo un escritor al que le niegan publicar ? ¿ Por qué pintaba Van Gogh aún sin vender uno solo de sus cuadros ?
Eso no tiene respuesta y tampoco debería tener pregunta.
Las estrellas brillan en las noches, los mirlos cantan al amanecer, las oropéndolas carraspean hasta producir el canto insuperable, las flores aromáticas ignoran la existencia de la miel.
No esperes respuestas, encuentra tu propia afirmación.
Mira los lirios del campo.
Está todo escrito.
Ya se dijo cuanto debía decirse.
Sube montañas, atraviesa los mares, cruza la calle, comparte un pan abierto, pinta de nuevo, silba andando, llora cansado, ríe alegre, olvida a los eruditos, que no te den el sermón los fariseos, que te dejen en paz los obedientes, no te compres más abrigos, abre el armario y reparte lo que te sobra, prueba a andar descalzo pero no pises los cardos.
domingo, 29 de marzo de 2015
URTAIN
Me pasé la infancia dibujando su caricatura. El morrosco de Cestona. Nos llevó mi padre varias veces a verle boxear en el palacio de deportes de Madrid. Le quisieron convertir en un mito, se hablaba mucho de su carrera llena de tongos, pero sus puños eran de verdad y su coraje indomable. Llegó a ser campeón de Europa de los pesos pesados al derrotar al alemán Peter Weiland por KO en el séptimo asalto.
Pasaron los años, pasó su fama, y un mal día se tiró desde un balcón de un décimo piso acosado por las deudas y los acreedores.
Antes de llegar al mundo oscuro del boxeo, fue un aizcolari prodigioso y batió el record del mundo de levantamiento de piedra con un bloque de 250 kg de peso. Y también otro récord al levantar 192 veces seguidas una piedra de 100Kg.
Al ganar sus combates por KO, hacía una voltereta en el cuadrilátero, como quien derrota a los rivales sin despeinarse. Le ponían una chapela inmensa, levantaba los brazos y sonreía tras su inmensa nariz.
Pero poco a poco su rostro se fue desfigurando porque sí que le despeinaban.
¿Tendría que haberse quedado en su cultura rural, en su caserío de Urtain?
Quién sabe.
Mitos que pueblan la infancia, historias de sueños y tristezas, de manos alzadas victoriosas
y KOS finales.
Pasaron los años, pasó su fama, y un mal día se tiró desde un balcón de un décimo piso acosado por las deudas y los acreedores.
Antes de llegar al mundo oscuro del boxeo, fue un aizcolari prodigioso y batió el record del mundo de levantamiento de piedra con un bloque de 250 kg de peso. Y también otro récord al levantar 192 veces seguidas una piedra de 100Kg.
Al ganar sus combates por KO, hacía una voltereta en el cuadrilátero, como quien derrota a los rivales sin despeinarse. Le ponían una chapela inmensa, levantaba los brazos y sonreía tras su inmensa nariz.
Pero poco a poco su rostro se fue desfigurando porque sí que le despeinaban.
¿Tendría que haberse quedado en su cultura rural, en su caserío de Urtain?
Quién sabe.
Mitos que pueblan la infancia, historias de sueños y tristezas, de manos alzadas victoriosas
y KOS finales.
sábado, 28 de marzo de 2015
LA AMENAZA
La amenaza está ahí, se entrevé, acecha en la madrugada cuando el cuerpo pesa como un fardo en la cama, y levantarse parece un esfuerzo insuperable.
¿Será eso la temida vejez?
¿ Sentir que ya todo fue vivido y que nada nuevo nos hace levantarnos?
¿ Sentir que el único esfuerzo que queda por hacer es cerrar los ojos y dormir y y ya nunca volver a abrirlos?
Quizá es sólo un recurso más de la propia vida que te hace entender que la temida muerte no es una pesadilla, es un descenso a la paz, a la verdadera y única paz.
Que la única pesadilla es la propia vida con su diaria guerra y su interminable afán.
¿Será eso la temida vejez?
¿ Sentir que ya todo fue vivido y que nada nuevo nos hace levantarnos?
¿ Sentir que el único esfuerzo que queda por hacer es cerrar los ojos y dormir y y ya nunca volver a abrirlos?
Quizá es sólo un recurso más de la propia vida que te hace entender que la temida muerte no es una pesadilla, es un descenso a la paz, a la verdadera y única paz.
Que la única pesadilla es la propia vida con su diaria guerra y su interminable afán.
viernes, 27 de marzo de 2015
ANTES DE NADA
No es la fuerza de voluntad lo que te lleva a lo extraordinario, el esfuerzo pesaroso transmite aburrimiento, fricción, es un material pesado del que quisiéramos huir.
Es el enamoramiento del propio quehacer el que alarga sin esfuerzo la liviandad, ese es el vuelo que integra los espacios, es esa pasión ilusionada la que cautiva y nos sostiene en vilo. Y los ojos ven y los oídos escuchan y el entendimiento se abre y lo que parecía intrincado y laberíntico ahora es luz anterior a todo principio y fin.
Es el amor el que abre todas las puertas.
Es el enamoramiento del propio quehacer el que alarga sin esfuerzo la liviandad, ese es el vuelo que integra los espacios, es esa pasión ilusionada la que cautiva y nos sostiene en vilo. Y los ojos ven y los oídos escuchan y el entendimiento se abre y lo que parecía intrincado y laberíntico ahora es luz anterior a todo principio y fin.
Es el amor el que abre todas las puertas.
SUBTERRÁNEO
Lo subterráneo está presente en mi de una forma constante, no sólo son las raíces de los árboles, las corrientes profundas del agua, las lombrices y los topos, los grillos y sus cantos, la sangre que me alimenta y el corazón que me impulsa. Está ese otro flujo que dirige mi vida, ¿ por qué me siento atraído por un tipo de personas, qué me mueve a vivir a mi manera y no a la convencional, qué es esa fuerza superior que me aparta del sentido común y me hace caminar por el otro camino, por el que no está alumbrado, por el que curvea cuesta arriba? Es esa urdimbre que sostiene todo lo visible, ese esqueleto que estructura todo lo vivo, no es necesario hacerse una herida para ver el hueso, sólo excavamos la tierra cuando se seca el manantial.
Esta mañana he abierto el libro de un poeta consagrado, un hombre sabio y anciano, con todos los premios literarios en su haber. He leído su último poemario al azar y ahí estaba ese título: Lo subterráneo. Sus palabras rebuscadas para huir de las que usamos cotidianamente, te hacían sentir pequeño, parecían decirte-“ Mira como escriben los elegidos”-.
Y curiosamente esa brillantez era un velo que enturbiaba el significado de las palabras.
Al final no he cogido ese libro, he sentido un rechazo, la soberbia no es una compañía agradable, prefiero la transparencia del agua y de la brisa, la claridad sencilla de las palabras primeras.
El altar barroco recubierto de pan de oro nos aparta de la oración susurrante, nos aleja de la otra luz, la que ilumina aún con los ojos cerrados y vueltos hacia adentro, sí, hacia las corrientes subterráneas y germinales, tierras húmedas y fértiles en donde nace la vida.
Esta mañana he abierto el libro de un poeta consagrado, un hombre sabio y anciano, con todos los premios literarios en su haber. He leído su último poemario al azar y ahí estaba ese título: Lo subterráneo. Sus palabras rebuscadas para huir de las que usamos cotidianamente, te hacían sentir pequeño, parecían decirte-“ Mira como escriben los elegidos”-.
Y curiosamente esa brillantez era un velo que enturbiaba el significado de las palabras.
Al final no he cogido ese libro, he sentido un rechazo, la soberbia no es una compañía agradable, prefiero la transparencia del agua y de la brisa, la claridad sencilla de las palabras primeras.
El altar barroco recubierto de pan de oro nos aparta de la oración susurrante, nos aleja de la otra luz, la que ilumina aún con los ojos cerrados y vueltos hacia adentro, sí, hacia las corrientes subterráneas y germinales, tierras húmedas y fértiles en donde nace la vida.
jueves, 26 de marzo de 2015
ARBUSTOS Y ARENA
La espiritualidad y el arte tienen su propio territorio, el mensaje de Lao-Tsé se produjo en el siglo VI antes de Cristo, y las cimas de la espiritualidad no se superan, el que llega, es.
La invención de la anestesia nos libera del dolor a todos, pero la salvación, la iluminación, el reino de los cielos o como quieras llamar a la gloria de cada uno, es un camino de liberación individual. El maestro te puede llevar hasta la orilla, pero para entrar en el río y cruzarlo, eres tú el que tienes que dar el primer paso.
En el arte ocurre algo parecido, cada uno de los grandes alcanzó su cumbre de belleza, en cualquier época están los que poseen el don, el toque que convierte a una pintura en algo único, da igual que sea un pequeño apunte que el fresco de una inmensa bóveda.
Y mirar hacia atrás en pintura da vértigo. Uno tiene la sensación de que el arte pictórico hoy es un juego de mal gusto, quizá la belleza se ha desplazado a otros lugares, pero escasea en los talleres de los pintores contemporáneos. El arte va a trompicones, el jardín de los pintores está sin agua, así que no soñemos con verdes praderas, habrá que hacer humildes jardines de arbustos y arena.
La invención de la anestesia nos libera del dolor a todos, pero la salvación, la iluminación, el reino de los cielos o como quieras llamar a la gloria de cada uno, es un camino de liberación individual. El maestro te puede llevar hasta la orilla, pero para entrar en el río y cruzarlo, eres tú el que tienes que dar el primer paso.
En el arte ocurre algo parecido, cada uno de los grandes alcanzó su cumbre de belleza, en cualquier época están los que poseen el don, el toque que convierte a una pintura en algo único, da igual que sea un pequeño apunte que el fresco de una inmensa bóveda.
Y mirar hacia atrás en pintura da vértigo. Uno tiene la sensación de que el arte pictórico hoy es un juego de mal gusto, quizá la belleza se ha desplazado a otros lugares, pero escasea en los talleres de los pintores contemporáneos. El arte va a trompicones, el jardín de los pintores está sin agua, así que no soñemos con verdes praderas, habrá que hacer humildes jardines de arbustos y arena.
EN NUESTRA CARA
Durante un año estuve instalado en el caserón del Plantío, en una habitación orientada a norte. Allí , en casa de mi abuelo, estuve pintando dos años. Le hice un retrato y me posaba en aquella habitación pacientemente. Se mostraba orgulloso y le gustaba el retrato que iba surgiendo del lienzo.
Me viene esta vivencia al recuerdo pues hoy hemos comido con mi padre, tiene ya la edad que tenía el abuelo por aquel entonces, y su ojo derecho se ha desprendido de la misma manera que se le desprendió a su padre.
Los vivos tenemos a nuestros muertos en el rostro que paseamos.
Me viene esta vivencia al recuerdo pues hoy hemos comido con mi padre, tiene ya la edad que tenía el abuelo por aquel entonces, y su ojo derecho se ha desprendido de la misma manera que se le desprendió a su padre.
Los vivos tenemos a nuestros muertos en el rostro que paseamos.
martes, 24 de marzo de 2015
CARTA A UN GALERISTA
Mira, querido galerista, voy a pintar una manzana tres veces más grande que tu cara.
Sólo una, para que te des cuenta de que una manzana es un paisaje como otro cualquiera.
No es el motivo lo que importa, sino la intensidad de cómo fue pintado.
Hace muchos años ya, cuando aún estabas de moda y en la cúspide, te presenté los cuadros de un amigo pintor, y me dijiste, sin apenas mirarlos- “ ¿ Pero cómo se pueden seguir hoy pintando manzanas?”-
Y yo a lo mío.
Voy a pintar retratos en blanco y negro del tamaño de un garaje.
Voy a empezar por la mañana y voy a acabar por la noche, retratos de una sesión, como una operación quirúrgica que se alarga.
Si nos piden velocidad, hay que ir a la esencia, y pintar la presencia, nada más.
Esa es la visión necesaria en nuestros días.
Seguir pintando rostros.
Seguir aportando documentos hechos a mano alzada y que no pretendan ser exactos, un retrato es una historia de amor entre dos personas.
Y el amor nunca caduca.
Es eterno.
Aunque cambien las caras.
Permanece el impulso de vivir.
Voy a hacer, en un año, trescientos sesenta y cinco retratos.
Trescientas sesenta y cinco manchas de óleo.
Quizá merezcan salvarse tres, a lo mejor nueve.
Quizá así, en dos años, y si hay suerte y mucho trabajo inspirado, tenga dieciocho retratos.
Y vamos a olvidar los carruajes y los caballos y los tiempos pasados y los modernos.
Se trata de darle la vuelta al reloj de arena cada día.
Varias veces.
La muerte está ahí a la vuelta de la esquina.
La vida transcurre al compás de la arena.
lunes, 23 de marzo de 2015
AL PASO
El pintor roza en muchas épocas momentos en los que todo parece estar en contra, y la pintura entonces se aleja, parece un imposible, un sueño evanescente.
Es difícil hasta comprar el material de siempre. El blanco de plomo dejó de fabricarse, el barniz de almáciga adquiere el valor de un diamante y no se encuentra, un cuarto de litro en una botella de cristal tiene un precio desorbitado. El simple hecho de ponerse a pintar en un caballete parece hoy algo desfasado y absurdo. Los mismos caballetes que se adquieren actualmente en los comercios de las bellas artes son artilugios inestables y endebles. ¿ Dónde están aquellos caballetes majestuosos de nuestro ancianos maestros? El ritmo de la pintura pertenece a un mundo desaparecido, a la época de los caballos y los carruajes, cuando viajar era un itinerario penoso y largo, y veías llegar el sol y el paso de las nubes y la lluvia en el camino, casi sentías el cambio de las estaciones para atravesar el territorio de tu país. Las casas humildes de los camineros y los ermitaños del bosque eran de piedra y la humanidad construía catedrales perdurables. A la gente no le importaba posar ante un pintor, el tiempo se medía de otra forma, transcurría silencioso en el descendimiento mineral de los relojes de arena.
Y es en estos instantes, cuando todo parece caduco, cuando la arquitectura es de plástico y las relaciones humanas son de consumo, es en estos momentos de precariedad y materialismo, cuando comprendes el valor de unos pigmentos sobre un tela de lino.
No hace falta dar muchas explicaciones, esos seres misteriosos que pintan al amanecer, que intentan captar la luz que entra por el ventanal de sus estudios, sellan un testimonio, levantan silenciosamente un documento que salva el sin sentido de una especie que perdió el pie, que equivocó el camino, que va a una velocidad que impide mirar, o lo que es peor, obliga mirar a una velocidad en la que inevitablemente verás la realidad deformada.
Mira la pintura de un modo distinto, aléjate de solemnidades pomposas, mira esa obra sencilla, ese documento hecho a mano alzada, en donde vibran unas luces de aviso: La claridad en una frente, el relieve de la corteza de un árbol; o la transición temblorosa del azul al negro y del negro a la penumbra.
Eso es la pintura, una llama de atención encendida.
Alguien te está diciendo sin palabras: ¡ Detente y mira !
Es difícil hasta comprar el material de siempre. El blanco de plomo dejó de fabricarse, el barniz de almáciga adquiere el valor de un diamante y no se encuentra, un cuarto de litro en una botella de cristal tiene un precio desorbitado. El simple hecho de ponerse a pintar en un caballete parece hoy algo desfasado y absurdo. Los mismos caballetes que se adquieren actualmente en los comercios de las bellas artes son artilugios inestables y endebles. ¿ Dónde están aquellos caballetes majestuosos de nuestro ancianos maestros? El ritmo de la pintura pertenece a un mundo desaparecido, a la época de los caballos y los carruajes, cuando viajar era un itinerario penoso y largo, y veías llegar el sol y el paso de las nubes y la lluvia en el camino, casi sentías el cambio de las estaciones para atravesar el territorio de tu país. Las casas humildes de los camineros y los ermitaños del bosque eran de piedra y la humanidad construía catedrales perdurables. A la gente no le importaba posar ante un pintor, el tiempo se medía de otra forma, transcurría silencioso en el descendimiento mineral de los relojes de arena.
Y es en estos instantes, cuando todo parece caduco, cuando la arquitectura es de plástico y las relaciones humanas son de consumo, es en estos momentos de precariedad y materialismo, cuando comprendes el valor de unos pigmentos sobre un tela de lino.
No hace falta dar muchas explicaciones, esos seres misteriosos que pintan al amanecer, que intentan captar la luz que entra por el ventanal de sus estudios, sellan un testimonio, levantan silenciosamente un documento que salva el sin sentido de una especie que perdió el pie, que equivocó el camino, que va a una velocidad que impide mirar, o lo que es peor, obliga mirar a una velocidad en la que inevitablemente verás la realidad deformada.
Mira la pintura de un modo distinto, aléjate de solemnidades pomposas, mira esa obra sencilla, ese documento hecho a mano alzada, en donde vibran unas luces de aviso: La claridad en una frente, el relieve de la corteza de un árbol; o la transición temblorosa del azul al negro y del negro a la penumbra.
Eso es la pintura, una llama de atención encendida.
Alguien te está diciendo sin palabras: ¡ Detente y mira !
jueves, 19 de marzo de 2015
MUÑECOS
Algunos días lluviosos
me levanto con una alegría injustificada,
y salgo al día gris
y me pongo a hacer muñecos de agua
con la nieve que no va a caer.
me levanto con una alegría injustificada,
y salgo al día gris
y me pongo a hacer muñecos de agua
con la nieve que no va a caer.
INUTILIDADES
La emoción llega a raudales si la expresas sobriamente,
Las palabras desnudas depuran la carga abarrotada,
El desierto contiene toda la belleza ignorada,
El bosque abruma porque nadie mira el último árbol.
Sé que no me olvidas,
Quisiera regalarte un collar de lágrimas
Y una sonrisa con la última curva de la luna.
Algún poeta me lee a escondidas,
Muchos furtivos pisan mi tierra apartada
Y se alejan de inutilidades bellas
Y de sueños cumplidos.
Creen que es truco
Y cuando ven magia huyen.
Todos anhelan la bondad
Y comen en la mesa del malvado.
Iba descalzo por el camino
Y me saludó con majestad.
Cada día que veo amanecer
Sé que algún milagro sucederá
Porque en esa primera luz
Está todo escrito.
He visto esta mañana cuatro nubes
iluminadas desde abajo,
Eran los cuatro evangelistas
Y no miraban hacia arriba.
A veces unas palabras afectuosas
Hieren más que el peor insulto.
Es el silencio el que deshace el nudo imposible.
Estaba ahí recién despierto y andrajoso
En el callejón mugriento
sacudiendo su abrigo
Y el aire se llenaba de polvo de estrellas.
Las palabras desnudas depuran la carga abarrotada,
El desierto contiene toda la belleza ignorada,
El bosque abruma porque nadie mira el último árbol.
Sé que no me olvidas,
Quisiera regalarte un collar de lágrimas
Y una sonrisa con la última curva de la luna.
Algún poeta me lee a escondidas,
Muchos furtivos pisan mi tierra apartada
Y se alejan de inutilidades bellas
Y de sueños cumplidos.
Creen que es truco
Y cuando ven magia huyen.
Todos anhelan la bondad
Y comen en la mesa del malvado.
Iba descalzo por el camino
Y me saludó con majestad.
Cada día que veo amanecer
Sé que algún milagro sucederá
Porque en esa primera luz
Está todo escrito.
He visto esta mañana cuatro nubes
iluminadas desde abajo,
Eran los cuatro evangelistas
Y no miraban hacia arriba.
A veces unas palabras afectuosas
Hieren más que el peor insulto.
Es el silencio el que deshace el nudo imposible.
Estaba ahí recién despierto y andrajoso
En el callejón mugriento
sacudiendo su abrigo
Y el aire se llenaba de polvo de estrellas.
martes, 17 de marzo de 2015
ALL THE WORLD IS GREEN
¡ Ah! No das tregua ni al comienzo,
te inauguras cumbre y al galope,
los cielos se quiebran en descendimiento de ángeles.
La tierra brota verde y los océanos se expanden en el corazón vasto de tu amor.
Qué más da que te tiñas el pelo
queriendo conservar por fuera la juventud que te desborda por dentro.
Nos has entregado en ofrenda un monumento para que escalemos
dejando atrás los abismos.
A cada paso tu quebrada voz se va sacralizando,
la agrietada melodía nos transporta, nos llena de profecía,
ilumina el sendero hacia el delirio embriagado de la emoción total.
La muchedumbre grita en éxtasis y corta el aire con silbidos,
alza los brazos hacia el cielo y cierra los ojos hacia dentro para oírte.
La luna se rompe en pedazos lumínicos
y los vagabundos caminan por encima de los millonarios.
Los enamorados se abrazan y los solitarios lloran.
Vuelan los pájaros amarillos.
Tu voz es estela de fuego que va encendiendo de inspiración
las estancias tristes y apagadas.
¿Es el cielo luz?
¿Cómo es posible que los árboles pueblen el firmamento?
La noche invertida ha descendido,
aquí abajo la constelación de estrellas brilla intermitente en la tierra negra.
Y cuando adviene el silencio,
la música sigue latiendo como un resplandor,
como una promesa,
como un temblor de revelación.
lunes, 16 de marzo de 2015
HUYENDO DEL TERRUÑO
Si quieres que surja un cambio tienes que cambiar de nido, abandonar tu terruño querido, cambiar la rutina, adentrarte en la incomodidad, tener el valor de perderte para llegar a una tierra desconocida.
Pintando es igual, un pintor consagrado, uno de los padres de la pintura moderna, y no lo nombro porque no es de mis elegidos, decía que él pintaba con la mano izquierda para evitar el virtuosismo, para preparar la llegada de lo sorprendente, de lo nuevo.
Jesús nos dijo-“ Es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos que un camello por el ojo de una aguja”-
Esa es la verdad, hay que abandonar la zona confortable, cambiar o morir.
Llegar a la amplitud, al desierto abierto, al horizonte sin fin, a la nada en la que todo es acogido.
Miguel Angel Bernat, un gran poeta, lo expresa así: “ En la pobreza hay una majestad"
Pintando es igual, un pintor consagrado, uno de los padres de la pintura moderna, y no lo nombro porque no es de mis elegidos, decía que él pintaba con la mano izquierda para evitar el virtuosismo, para preparar la llegada de lo sorprendente, de lo nuevo.
Jesús nos dijo-“ Es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos que un camello por el ojo de una aguja”-
Esa es la verdad, hay que abandonar la zona confortable, cambiar o morir.
Llegar a la amplitud, al desierto abierto, al horizonte sin fin, a la nada en la que todo es acogido.
Miguel Angel Bernat, un gran poeta, lo expresa así: “ En la pobreza hay una majestad"
jueves, 12 de marzo de 2015
TRAZOS
A todos nos asaltan las dudas, por qué pintar, por qué escribir, por qué no permanecer en silencio.
La hoja en blanco es el mejor autorretrato, ahí están contenidas las mil y una posibilidades, como el limpio lienzo es infinito. “ Abstenerse es soberbia, actuar es humildad” dijo Unamuno.
Así que volvamos a empezar por lo pequeño, movamos un pie y una mano, pronunciemos una palabra.
El esbozo, el poema mínimo, el trazo incipiente, la tinta primera en la página en blanco es como la leve nube en el cielo azul, ese mínimo grafismo incendia la vida, la pone en valor, esa es la verdadera intención.
El que quiera competir con dios va a acabar en el mutismo.
La hoja en blanco es el mejor autorretrato, ahí están contenidas las mil y una posibilidades, como el limpio lienzo es infinito. “ Abstenerse es soberbia, actuar es humildad” dijo Unamuno.
Así que volvamos a empezar por lo pequeño, movamos un pie y una mano, pronunciemos una palabra.
El esbozo, el poema mínimo, el trazo incipiente, la tinta primera en la página en blanco es como la leve nube en el cielo azul, ese mínimo grafismo incendia la vida, la pone en valor, esa es la verdadera intención.
El que quiera competir con dios va a acabar en el mutismo.
martes, 10 de marzo de 2015
CALVARY
Dirigida y escrita por John Michael Mc Donagh, Calvary es una película fuerte, los paisajes de los acantilados verdes y del mar mecen a las personas que habitan un pequeño pueblo irlandés. Pero los verdaderos paisajes son los rostros de la gente, unos primeros planos potentes, nos encontramos en el espacio de la intimidad, en la luz y la penumbra de las confidencias, de los abismos personales, de los destinos que luchan por no ser irremediables.
El protagonista es un sacerdote interpretado por Brendan Gleeson, al que llena de humanidad, de fuerza y de verdad. Lucha por el bien, sin afectaciones ni sentimentalismos, va a la esencia sin un solo sermón.
La película comienza con una confesión que no lo es, pues el que se confiesa no desea el perdón sino la venganza, y proclama su intención inapelable de asesinar en el plazo de siete días al cura que le escucha. El que amenaza con asesinar, fue violado repetidas veces por un cura pedófilo, el monstruo convirtió a su víctima en monstruo, y el razonamiento es por tanto monstruoso, el mal encadena al mal, ya que la iglesia y un cura atroz y pervertido le hicieron un daño irreparable, el va a asesinar a un hombre bueno, a un buen sacerdote. No a uno perverso, sino a uno bueno de verdad, injusticia por injusticia.
La película nos muestra los siete días de ese sacerdote, su lucha por ayudar a sus vecinos, hay momentos de un emoción pura pues nos acerca al misterio y notamos su presencia, ese sacerdote rezando junto a una mujer que acaba de perder a su marido, no se buscan respuestas fáciles, ni siquiera soluciones, aflora la inmensa hombría y la dignidad de un hombre que quiere vivir de pie, sencillamente, acompañar al enfermo moribundo, estar para el desesperado.
Las críticas a esta historia vienen del lado de la incredulidad, es difícil creer que en un pequeño pueblo haya una galería de horrores semejante, pero también es difícil creer a superman y a spiderman, y nadie levanta el argumento de lo inverosímil.
El guión describe la vida de un héroe, su tragedia, esa misión de la suprema bondad y la belleza que es más grande, incluso, que la vida propia y el sentido común. La película te toca lo más hondo, conmociona, y acaba horrible para el que suspira por un final feliz, pero el último plano del rostro de una mujer con lágrimas, separado del asesino por un cristal, es el único mensaje válido y verdaderamente humano: intenta comprender, busca la humanidad incluso en el que asesinó a tu querido padre, no hay otra salida en la vida que el dialogo que está enraizado en el amor.
Película artesanal pero grande de verdad.
El protagonista es un sacerdote interpretado por Brendan Gleeson, al que llena de humanidad, de fuerza y de verdad. Lucha por el bien, sin afectaciones ni sentimentalismos, va a la esencia sin un solo sermón.
La película comienza con una confesión que no lo es, pues el que se confiesa no desea el perdón sino la venganza, y proclama su intención inapelable de asesinar en el plazo de siete días al cura que le escucha. El que amenaza con asesinar, fue violado repetidas veces por un cura pedófilo, el monstruo convirtió a su víctima en monstruo, y el razonamiento es por tanto monstruoso, el mal encadena al mal, ya que la iglesia y un cura atroz y pervertido le hicieron un daño irreparable, el va a asesinar a un hombre bueno, a un buen sacerdote. No a uno perverso, sino a uno bueno de verdad, injusticia por injusticia.
La película nos muestra los siete días de ese sacerdote, su lucha por ayudar a sus vecinos, hay momentos de un emoción pura pues nos acerca al misterio y notamos su presencia, ese sacerdote rezando junto a una mujer que acaba de perder a su marido, no se buscan respuestas fáciles, ni siquiera soluciones, aflora la inmensa hombría y la dignidad de un hombre que quiere vivir de pie, sencillamente, acompañar al enfermo moribundo, estar para el desesperado.
Las críticas a esta historia vienen del lado de la incredulidad, es difícil creer que en un pequeño pueblo haya una galería de horrores semejante, pero también es difícil creer a superman y a spiderman, y nadie levanta el argumento de lo inverosímil.
El guión describe la vida de un héroe, su tragedia, esa misión de la suprema bondad y la belleza que es más grande, incluso, que la vida propia y el sentido común. La película te toca lo más hondo, conmociona, y acaba horrible para el que suspira por un final feliz, pero el último plano del rostro de una mujer con lágrimas, separado del asesino por un cristal, es el único mensaje válido y verdaderamente humano: intenta comprender, busca la humanidad incluso en el que asesinó a tu querido padre, no hay otra salida en la vida que el dialogo que está enraizado en el amor.
Película artesanal pero grande de verdad.
lunes, 9 de marzo de 2015
ANTES DE AYER
Si no eres capaz de ser valiente pintando, no merece la pena seguir.
Pintar cuando ya no importa, ese es el momento en que la pintura remonta.
Siempre es lo mismo.
Encendido de ilusión y de desapego.
Para todo así.
Volar rozando las copas de los árboles y las peñas de los cerros.
Y reírse, no de pánico sino de placer.
Y volver a ese lugar anterior a cualquier identidad.
domingo, 8 de marzo de 2015
LUIS ROSALES
Que lección escuchar a los maestros. Con Cova y Luis Rosales Fouz, vimos “A Fondo”, la entrevista a su padre en el programa del Gran Soler Serrano, un periodista a la altura inmensa de los personajes a quien entrevistaba. Sabía dar pie, sabía preparar el ambiente justo para la conversación íntima y evocadora, sabía escuchar, sabía que él no era el protagonista, todo eso que parece evidente y sencillo pero que no lo es.
La primera parte centrada en la vida, infancia y juventud, en la obra del poeta Luis Rosales. Que sencillez, que sabiduría, que andaluz universal, que precisión en su lenguaje y en sus reflexiones. Había viajado desde la brillantez y la pretenciosidad de la juventud, que lo quiere ¡ todo, todo !, hasta la sabiduría y el temple, la calma, la humildad de confiar en expresar su poema con sencillez y verdad. Desde el barroquismo a la claridad. Generoso en su admiración a Neruda y a Lorca, a sus amigos poetas, a sus colegas. Leal con sus compañeros españoles, Dionisio Ridruejo en el vértice alto de su admiración.
La segunda parte más dura, menos él, más amarga cuando cobra protagonismo la figura emblemática de Lorca, las rencillas de la guerra y la leyenda negra : Federico fue hecho preso estando en la casa familiar de los Rosales. Hecho tan verdadero como la absoluta inocencia de una familia que hizo cuanto pudo por salvar al amigo, al poeta, y la tremenda amargura de una tragedia que le cambió la vida a un hombre alegre, vital, nacido para recibir a la vida con optimismo. Luis Rosales a partir del asesinato de Lorca, dejó de creer en tantas cosas, sólo él lo sabe.
De esa última parte de la entrevista me quedo con el retrato que el maestro Rosales hace de Federico García Lorca, lo dibuja, lo clava, su cabeza grande y cuadrada, su piel cetrina, sus ojos negros de brillo mineral, su forma de andar, allí en sus palabras se encarna Lorca, lo resucita para que todos lo veamos vivo de nuevo, inocente, anterior a todo, genuino, sencillo, inmenso.
Y pensé que el poeta Rosales habría sido también un gran pintor retratista.
La primera parte centrada en la vida, infancia y juventud, en la obra del poeta Luis Rosales. Que sencillez, que sabiduría, que andaluz universal, que precisión en su lenguaje y en sus reflexiones. Había viajado desde la brillantez y la pretenciosidad de la juventud, que lo quiere ¡ todo, todo !, hasta la sabiduría y el temple, la calma, la humildad de confiar en expresar su poema con sencillez y verdad. Desde el barroquismo a la claridad. Generoso en su admiración a Neruda y a Lorca, a sus amigos poetas, a sus colegas. Leal con sus compañeros españoles, Dionisio Ridruejo en el vértice alto de su admiración.
La segunda parte más dura, menos él, más amarga cuando cobra protagonismo la figura emblemática de Lorca, las rencillas de la guerra y la leyenda negra : Federico fue hecho preso estando en la casa familiar de los Rosales. Hecho tan verdadero como la absoluta inocencia de una familia que hizo cuanto pudo por salvar al amigo, al poeta, y la tremenda amargura de una tragedia que le cambió la vida a un hombre alegre, vital, nacido para recibir a la vida con optimismo. Luis Rosales a partir del asesinato de Lorca, dejó de creer en tantas cosas, sólo él lo sabe.
De esa última parte de la entrevista me quedo con el retrato que el maestro Rosales hace de Federico García Lorca, lo dibuja, lo clava, su cabeza grande y cuadrada, su piel cetrina, sus ojos negros de brillo mineral, su forma de andar, allí en sus palabras se encarna Lorca, lo resucita para que todos lo veamos vivo de nuevo, inocente, anterior a todo, genuino, sencillo, inmenso.
Y pensé que el poeta Rosales habría sido también un gran pintor retratista.
sábado, 7 de marzo de 2015
ESTADOS
Me hablaba de su futuro con una seguridad asombrosa, veía hasta el nuevo lugar en el que iba a habitar, así que sólo pude decirle: -“ Tú eres vidente y residente, yo soy ciego y vagabundo"
ITINERANTE
Siempre caminó entre dos mundos, y cuando se adentraba en otros espacios , esos territorios se volvían a abrir en otros dos, y las bifurcaciones eran ilimitadas, entre la sensualidad y el espíritu, entre la riqueza y la pobreza, entre el talento desbordante y la incapacidad paralizante. Y en verdad había surcado todos esos bosques y esos caminos intrincados, eso le daba una fuerza, una distinción. Y veías en su frente estigmatizada el vértigo presente, ese caminar suyo sobre tierra siempre virgen, desconocida, esa mirada alerta del que no conoce la rutina ni la comodidad.
Sabías que no formaba parte de tu grupo, que estaba ahora en tu mundo, de paso, por un breve momento, pero que su naturaleza era otra, itinerante. Y misteriosamente, eso no le convertía en alguien alejado y distante, sentías en su presencia que te entendía, que en verdad estaba contigo, y que cualquier nuevo sendero que tu quisieras abrir ya había sido pisado por él. Estar junto a él era como cobijarse a la sombra de un gran árbol, un árbol sin nombre y de tierra desconocida, un árbol que mañana ya no estaría ahí.
Sabías que no formaba parte de tu grupo, que estaba ahora en tu mundo, de paso, por un breve momento, pero que su naturaleza era otra, itinerante. Y misteriosamente, eso no le convertía en alguien alejado y distante, sentías en su presencia que te entendía, que en verdad estaba contigo, y que cualquier nuevo sendero que tu quisieras abrir ya había sido pisado por él. Estar junto a él era como cobijarse a la sombra de un gran árbol, un árbol sin nombre y de tierra desconocida, un árbol que mañana ya no estaría ahí.
viernes, 6 de marzo de 2015
miércoles, 4 de marzo de 2015
ERNST JÜNGER
Me gusta la escritura matemática de Ernst Jünger, esa progresión milimétrica con la que nos lleva, desde la superficie de todo lo terrenal, hasta adentrarnos gradualmente en los mundos mágicos, profundos, metafísicos. Su inmenso amor a la naturaleza, sus descripciones exactas de las corazas de los escarabajos, sus estudios de los coleópteros, su combinación de hombre de acción y contemplación, soldado en las dos guerras mundiales, herido en combate siete veces, condecorado como héroe y a la vez filósofo, naturalista, novelista, poeta, ensayista, memorialista, historiador. Una especie de Druida mágico, que supo dar con el elixir de la eterna juventud, vivió ciento tres años y siguió creando hasta su muerte.
Desde que lei “ El libro del reloj de arena”, Jünger pasó a ser parte activa de mi vida, un hermano mayor que tiene la palabra justa para inspirarte.
Se me aparece en los sueños, él está esperándome en una subida escarpada, en una curva del camino y me impulsa a seguir ; es este un sueño que he tenido más de una vez. Y me habla al oído: -“ No te quedes en la curva sin salida”-
A menudo ocurre que tus mejores amigos no los encuentras en tu vida cotidiana y social, hay otra energía en otros territorios fuera del tiempo, suspendidos entre la vida y la muerte, eternos, quizá un adelanto de la tierra prometida.
Jünger escribió también sobre los alucinógenos, no como un adicto, sino como un hombre que quería investigar hasta lo más profundo de su humanidad. Explicó con lenguaje claro los mundos visionarios y psicodélicos.
Era un sabio que tocaba todos los palos del conocimiento humano, siempre original, alejado de unos y otros para poder acercarse a la verdad. Le faltaron sólo dos años para vivir en tres siglos. Vio nacer los antibióticos, la bomba atómica y las computadoras. Observó el nacimiento y la caída del comunismo y el fascismo, la guerra fría y la globalización. Vivió la muerte de sus padres y de su mujer, se volvió a casar y sufrió la muerte de su hijo. Viajó por todo el mundo, de oriente a occidente, con una capacidad de observación lúcida y tenaz.
Recibió la gran cruz del mérito militar, la máxima distinción alemana, y mucho tiempo después dejó escrito: “ El uniforme, las condecoraciones y el brillo de las armas, que tanto he amado, me producen repugnancia”.
Fue acusado de Nazi, y salvó a cientos de judíos deportados. Recibió el premio Goethe y le fue negado el Nobel varias veces.
Toda esta exuberancia de dones y recorridos, hacen de su escritura una aventura de sabiduría y belleza con toda la gama de grises y claro oscuros, la turbulencia asoma desde lo hondo atravesando su claridad, la rica contradicción late bajo su prosa clara, la poesía se fusiona con la exactitud del cirujano. Habla de los otros mundos como quien ha visitado el jardín cercano, ni siquiera se descompone en el arrebato ni en la descripción precisa de los crímenes masivos bélicos. Es un caminante con su cuaderno de apuntes en la mano y nos va describiendo, siempre con la misma precisión, un cuadro de Alberto Durero, para en la siguiente página, anotar la disección de una libélula. Su lenguaje es siempre armónico, clásico, ni un efectismo en su escritura.
Habla sobre las subidas y bajadas de las mareas o de las distintas mediciones del tiempo humano y parece que estás escuchando las claves del universo.
Habita mis sueños, este maestro de maestros, abruma pensar cuánto se puede llegar a vivir con la más alta y noble intensidad.
Desde que lei “ El libro del reloj de arena”, Jünger pasó a ser parte activa de mi vida, un hermano mayor que tiene la palabra justa para inspirarte.
Se me aparece en los sueños, él está esperándome en una subida escarpada, en una curva del camino y me impulsa a seguir ; es este un sueño que he tenido más de una vez. Y me habla al oído: -“ No te quedes en la curva sin salida”-
A menudo ocurre que tus mejores amigos no los encuentras en tu vida cotidiana y social, hay otra energía en otros territorios fuera del tiempo, suspendidos entre la vida y la muerte, eternos, quizá un adelanto de la tierra prometida.
Jünger escribió también sobre los alucinógenos, no como un adicto, sino como un hombre que quería investigar hasta lo más profundo de su humanidad. Explicó con lenguaje claro los mundos visionarios y psicodélicos.
Era un sabio que tocaba todos los palos del conocimiento humano, siempre original, alejado de unos y otros para poder acercarse a la verdad. Le faltaron sólo dos años para vivir en tres siglos. Vio nacer los antibióticos, la bomba atómica y las computadoras. Observó el nacimiento y la caída del comunismo y el fascismo, la guerra fría y la globalización. Vivió la muerte de sus padres y de su mujer, se volvió a casar y sufrió la muerte de su hijo. Viajó por todo el mundo, de oriente a occidente, con una capacidad de observación lúcida y tenaz.
Recibió la gran cruz del mérito militar, la máxima distinción alemana, y mucho tiempo después dejó escrito: “ El uniforme, las condecoraciones y el brillo de las armas, que tanto he amado, me producen repugnancia”.
Fue acusado de Nazi, y salvó a cientos de judíos deportados. Recibió el premio Goethe y le fue negado el Nobel varias veces.
Toda esta exuberancia de dones y recorridos, hacen de su escritura una aventura de sabiduría y belleza con toda la gama de grises y claro oscuros, la turbulencia asoma desde lo hondo atravesando su claridad, la rica contradicción late bajo su prosa clara, la poesía se fusiona con la exactitud del cirujano. Habla de los otros mundos como quien ha visitado el jardín cercano, ni siquiera se descompone en el arrebato ni en la descripción precisa de los crímenes masivos bélicos. Es un caminante con su cuaderno de apuntes en la mano y nos va describiendo, siempre con la misma precisión, un cuadro de Alberto Durero, para en la siguiente página, anotar la disección de una libélula. Su lenguaje es siempre armónico, clásico, ni un efectismo en su escritura.
Habla sobre las subidas y bajadas de las mareas o de las distintas mediciones del tiempo humano y parece que estás escuchando las claves del universo.
Habita mis sueños, este maestro de maestros, abruma pensar cuánto se puede llegar a vivir con la más alta y noble intensidad.
martes, 3 de marzo de 2015
ABRO MI ESTUDIO
Pongo mi música, abro mi estudio, pinto, dejo que pasen las horas y otro universo empieza a originarse, es así de sencillo, la pintura está ahí siempre y me espera, me perdona mis ausencias, es un túnel que se va abriendo hacia la luz, un descenso libre sin paracaídas, cómo podré vivir sin esta sensación, y suena “ When I Watch You Sleeping” de Neil Young, a él también le hablan los cuervos en la noche, como a mi, y en su vejez sigue conservando su voz aguda y juvenil.
De vuelta al estudio, de vuelta a mi propia naturaleza, junto a mis hermanos, vuelan los cuervos, y allá al fondo canta el ruiseñor, brevemente.
En las paredes blancas me miran Mancini, un bufón de Velazquez, y el torso del Cristo de Miguel Angel.
Los nocturnos pintados hace un año se han recreado y ya no son míos, tienen ya su propia existencia, el retrato empieza a cobrar vida, mi vida de pintor sigue silenciosamente, mis dedos son pinceles y la luz es una caricia constante que me sostiene.
De vuelta al estudio, de vuelta a mi propia naturaleza, junto a mis hermanos, vuelan los cuervos, y allá al fondo canta el ruiseñor, brevemente.
En las paredes blancas me miran Mancini, un bufón de Velazquez, y el torso del Cristo de Miguel Angel.
Los nocturnos pintados hace un año se han recreado y ya no son míos, tienen ya su propia existencia, el retrato empieza a cobrar vida, mi vida de pintor sigue silenciosamente, mis dedos son pinceles y la luz es una caricia constante que me sostiene.
LUIS EL FOTOGRAFO
Nos hemos reído juntos tantas veces, nos hemos preguntado y hemos puesto a prueba todos nuestros planteamientos vitales y nuestros valores, nos hemos confesado debilidades, también nuestras supuestas heroicidades. Y ahí seguimos.
En un momento difícil me dejó su casa estudio, él no estaba, se había ido a navegar el mediterráneo, con su mujer.
Pasé una semana entera en mitad del bosque, en su cabaña de luz. Estuve esos siete días en silencio, cantaban los mirlos y las oropéndolas, y los pájaros carpinteros repicaban en los pinos del barranco.
Sus instrumentos fotográficos y sus trípodes ocupaban una esquina del salón abierto a la luz, acristalado, y las nubes pasaban lentas por la bóveda celeste, los cipreses se iluminaban y se ensombrecían, lo de fuera estaba dentro y lo interno no tenía límites ni barreras. Aquella semana asistí en silencio y con el mismo ritmo de las nubes, a mi suave resurrección.
Pensé en lo grande que es tener a un amigo de verdad.
No he dicho de que color son sus ojos, ni cómo es el timbre de su voz, casi no le he mencionado. Tiene una personalidad fuerte, y sin embargo el amigo me abrió su espacio, me dejó entrar en su cabaña, se fue y me salvó la vida. En aquella estancia de luz recuperé mi alma, volví a ser.
Eso es amistad, eso es generosidad. Algún día haré su retrato.
lunes, 2 de marzo de 2015
ENTRE LAS COLUMNAS
Decir la verdad puede parecer insolente, puede provocar desacuerdos, puede marcar límites. Y puede causar dolor. Pero es siempre necesario, pues la verdad ilumina las zonas oscuras por las que no podemos transitar.
Al definirnos nos identificamos. Nos damos a conocer, disipamos la oscuridad que nos envuelve y tendemos puentes, nos abrimos a los demás y podemos llegar al otro, incluso al que está enfrentado.
Pero el territorio de una persona siempre es humilde, las fronteras las establece nuestro propio cuerpo, tenemos la sensación de que el espíritu es infinito, así que batallamos para salir de nuestra propia cárcel.
Es el miedo el que provoca las medias verdades y las disculpas, las mentiras, el encubrimiento, es el miedo el que desvirtúa el mensaje puro, buscando eufemismos o palabras paralelas. Y eso es lo que hiere, lo que produce daño, porque las medias verdades se entienden a medias. El que empieza desvirtuando las palabras es el que comienza a poner distancia. Porque la verdad exige precisión, la verdad es dura, esclarecedora. La llegamos a creer insoportable.
El miedo surge de nuestra vulnerabilidad, así que retrocedemos ante la verdad desnuda. Es el miedo el que te hace dar marcha atrás para saltar hasta la violencia. El violento hace una exhibición de su violencia para esconder su cobardía, para encubrir con la fuerza bruta su incapacidad expresiva, su terror a mirarte a los ojos y decir su verdad. Como él no soporta su propia verdad cree que tú tampoco la vas a soportar, es el miedo a no ser aceptado.
El que da un puñetazo con la mano desnuda expone sus nudillos al dolor, hacer daño también daña al verdugo, así que la violencia también te lleva a un corredor sin salida. Se llegó a la violencia por no soportar la propia verdad, pero el violento tampoco quiere que le reconozcan como violento. Por eso existe la perversión del violento. Y crea el guante de boxeo, la fusta, el fusil y la pistola, el antifaz y el pasamontañas, el que hace daño se cubre la cara, se protege la mano, ni siquiera se quiere manchar de sangre. Y la perversión más grande y más común sucede cuando el verdugo se disfraza de víctima, el verdugo se encubre con un discurso de bondad, ese es el disfraz que suelen escoger del armario donde guardan todo el arsenal de destrucción.
Y la víctima ultrajada tiene que sufrir, además de la humillación, la terrible soledad de saber que la verdad nunca saldrá a la luz, los derrotados no tienen voz ni tribunas donde gritar su espanto. Y a veces se callan y el silencio es heroico y no cobarde.
La mentira siempre surge del que traiciona, del usurpador, del que que hace el mal y quiere cambiar los hechos para quedar inmune. Y levantar así columnas de piedra que sostengan y glorifiquen el poder obtenido sobre las tumbas de los silenciados, de los asesinados por la espalda, o simplemente de los que no quisieron luchar, de los que miraron hacia otro lado y se lavaron las manos.
Vivir erguidos, si es que nos dejan. Aceptar las verdades, esa debería ser nuestra conquista personal. Si no nos gusta nuestra verdad, es porque hay en nosotros un fondo de belleza y de bondad, de inteligencia para discernir lo que nos perpetua como especie, lo que es bueno para nosotros y nuestros semejantes. Esa es la semilla de la transformación. El cuerpo y el alma se modelan, se esculpen, se depuran. Es la ardua tarea del vivir.
No es robar al otro lo que me gusta de él, sino eliminar de mi mismo lo que me hace pequeño, lo que me impide crecer y ser libre en la inteligencia, la belleza y la bondad.
El silencio es también un aprendizaje. Cuando estás en tránsito, mejor callar. La palabra precisa y justa es la que nace de ese silencio purificador.
Y es entonces cuando, entre tantas columnas de piedra, podrías ir dejando el rastro humilde de la palabra auténtica.
O el silencio sagrado de los que laboran.
O las manos santas que curan.
O las sonrisas blancas que aprendieron a aceptar.
O los que vieron más allá, y creen.
Y saben que no están solos.
La verdad es un punto de partida, la verdad te mantiene caminando, a la verdad se llega, y siempre puedes retornar a ella.
La mentira es una mochila que pesa cada vez más, sus ramificaciones invaden el cuerpo como una metástasis, la mentira mata.
Es igual pintando. Cuando investigas y te metes de lleno en la verdad, cuando la mirada ve lo que es y el pincel y la mano siguen humildemente el entramado de la verdad, sin pretenderlo, aparece la belleza.
Al definirnos nos identificamos. Nos damos a conocer, disipamos la oscuridad que nos envuelve y tendemos puentes, nos abrimos a los demás y podemos llegar al otro, incluso al que está enfrentado.
Pero el territorio de una persona siempre es humilde, las fronteras las establece nuestro propio cuerpo, tenemos la sensación de que el espíritu es infinito, así que batallamos para salir de nuestra propia cárcel.
Es el miedo el que provoca las medias verdades y las disculpas, las mentiras, el encubrimiento, es el miedo el que desvirtúa el mensaje puro, buscando eufemismos o palabras paralelas. Y eso es lo que hiere, lo que produce daño, porque las medias verdades se entienden a medias. El que empieza desvirtuando las palabras es el que comienza a poner distancia. Porque la verdad exige precisión, la verdad es dura, esclarecedora. La llegamos a creer insoportable.
El miedo surge de nuestra vulnerabilidad, así que retrocedemos ante la verdad desnuda. Es el miedo el que te hace dar marcha atrás para saltar hasta la violencia. El violento hace una exhibición de su violencia para esconder su cobardía, para encubrir con la fuerza bruta su incapacidad expresiva, su terror a mirarte a los ojos y decir su verdad. Como él no soporta su propia verdad cree que tú tampoco la vas a soportar, es el miedo a no ser aceptado.
El que da un puñetazo con la mano desnuda expone sus nudillos al dolor, hacer daño también daña al verdugo, así que la violencia también te lleva a un corredor sin salida. Se llegó a la violencia por no soportar la propia verdad, pero el violento tampoco quiere que le reconozcan como violento. Por eso existe la perversión del violento. Y crea el guante de boxeo, la fusta, el fusil y la pistola, el antifaz y el pasamontañas, el que hace daño se cubre la cara, se protege la mano, ni siquiera se quiere manchar de sangre. Y la perversión más grande y más común sucede cuando el verdugo se disfraza de víctima, el verdugo se encubre con un discurso de bondad, ese es el disfraz que suelen escoger del armario donde guardan todo el arsenal de destrucción.
Y la víctima ultrajada tiene que sufrir, además de la humillación, la terrible soledad de saber que la verdad nunca saldrá a la luz, los derrotados no tienen voz ni tribunas donde gritar su espanto. Y a veces se callan y el silencio es heroico y no cobarde.
La mentira siempre surge del que traiciona, del usurpador, del que que hace el mal y quiere cambiar los hechos para quedar inmune. Y levantar así columnas de piedra que sostengan y glorifiquen el poder obtenido sobre las tumbas de los silenciados, de los asesinados por la espalda, o simplemente de los que no quisieron luchar, de los que miraron hacia otro lado y se lavaron las manos.
Vivir erguidos, si es que nos dejan. Aceptar las verdades, esa debería ser nuestra conquista personal. Si no nos gusta nuestra verdad, es porque hay en nosotros un fondo de belleza y de bondad, de inteligencia para discernir lo que nos perpetua como especie, lo que es bueno para nosotros y nuestros semejantes. Esa es la semilla de la transformación. El cuerpo y el alma se modelan, se esculpen, se depuran. Es la ardua tarea del vivir.
No es robar al otro lo que me gusta de él, sino eliminar de mi mismo lo que me hace pequeño, lo que me impide crecer y ser libre en la inteligencia, la belleza y la bondad.
El silencio es también un aprendizaje. Cuando estás en tránsito, mejor callar. La palabra precisa y justa es la que nace de ese silencio purificador.
Y es entonces cuando, entre tantas columnas de piedra, podrías ir dejando el rastro humilde de la palabra auténtica.
O el silencio sagrado de los que laboran.
O las manos santas que curan.
O las sonrisas blancas que aprendieron a aceptar.
O los que vieron más allá, y creen.
Y saben que no están solos.
La verdad es un punto de partida, la verdad te mantiene caminando, a la verdad se llega, y siempre puedes retornar a ella.
La mentira es una mochila que pesa cada vez más, sus ramificaciones invaden el cuerpo como una metástasis, la mentira mata.
Es igual pintando. Cuando investigas y te metes de lleno en la verdad, cuando la mirada ve lo que es y el pincel y la mano siguen humildemente el entramado de la verdad, sin pretenderlo, aparece la belleza.
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