jueves, 26 de marzo de 2015

EN NUESTRA CARA

Durante un año estuve instalado en el caserón del Plantío, en una habitación orientada a norte. Allí , en casa de mi abuelo, estuve pintando dos años. Le hice un retrato y me posaba en aquella habitación  pacientemente. Se mostraba orgulloso y le gustaba el retrato que iba surgiendo del lienzo.
Me viene esta vivencia al recuerdo pues hoy hemos comido con mi padre, tiene ya la edad que tenía el abuelo por aquel entonces, y su ojo derecho se ha desprendido de la misma manera que se le desprendió a su padre.
Los vivos tenemos a nuestros muertos en el rostro que paseamos.

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