viernes, 18 de diciembre de 2015

PINTURAS EN MOVIMIENTO

En el estudio, junto a J. Elespe y June, viendo los últimos cuadros, hablando de nuestras cosas.
Después vino también Belén, y las inseguridades y las zozobras, la fe y las certezas, todo se movía en nuestras palabras.
Comentaba Jerónimo como los cuadros son seres vivos, a veces se muestran rotundos, nos brindan su revelación, y en otras ocasiones parece que se esconden y no nos respaldan, nos dejan abandonados, mudos, se retiran a no se sabe dónde.
Está bien así, las pinturas pueden ser libros abiertos por su más hermosa página, o libros cerrados con las hojas pegadas y herméticas.
Depende del lugar en que se expongan, de la luz con que sean vistos. No es fácil sacar las pinturas del estudio, ahí encuentran su espacio, la rutina visual es una conquista del propio cuadro, la pintura se resiste a bajarse del caballete, no quiere ser sustituida, desplazada en el corazón del pintor por otra visión, otra pintura.
Verdaderamente los cuadros tienen su propio misterio, su propia voz. A veces son prosa, otras veces son poesía, pueden gritar o acompañarnos en silencio.
Ellos también tienen su vida y su propia muerte.

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