miércoles, 12 de abril de 2017

VERDAD

Da igual ser un adolescente o un joven que un hombre maduro, todos, incluso el anciano deben enfrentarse a su verdad. El adolescente no es ni un hombre ni un niño, y esa tierra de nadie supone una zozobra y una virulencia física y espiritual. El joven debe preparar la tierra que le alimentará el resto de su vida, el hombre maduro sobrevivir y sacar adelante a su prole, el anciano aceptar el resultado de su vida y la decadencia física, un duro trago, y el más arduo de todos, prepararse para la inminente muerte. Todas esas etapas transitan entre la tierra y el cielo, el mundo exige resultados, para llegar al vuelo tiene que haber un desarrollo espiritual, la tierra es densa y el cielo leve, se necesitan manos maestras para conducir entre esos distintos espesores, a primera vista contrapuestos, pero en verdad, unidos indisolublemente.

Y lo común es el regate, la esquiva, evitar la propia verdad.
Sin la humildad de la aceptación, sin la rebeldía de la ambición, pues nadie es como quisiera, no hay avance.
Soy muy poco, pero debo seguir caminando paso a paso.
Un poco de verdad.
Nada más, nada menos.
La mentira está detrás de todos los males.
Nunca salva, aunque te haga salir del paso.

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