viernes, 6 de octubre de 2017

REVELACIÓN

La alteración brusca de la vida rutinaria, sea por una crisis económica o afectiva , sea por una enfermedad, trae consigo la inevitable y dolorosa desubicación. Parece que la tierra que pisamos se resquebraja y nuestras raíces se quiebran entre las grietas.
En ese estado de precariedad, con nuestro equilibrio en peligro y sin una base solida para mantenernos firmes y en pie, puede que se produzca una caída libre, pero también es posible que despeguemos de nosotros mismos, que se inicie un vuelo, que culmine en relámpago y eclosione todo eso que estaba guardado en nuestro interior deseando salir. Y es entonces cuando podemos descubrir lo mejor, eso que nos convierte en imparables, ese estado de gracia en el que ya no importa lo perdido sino lo bien hallado. No es que nos hayamos tropezado con lo nuevo, sino que hemos rescatado lo original, el tesoro íntimo por fin desenterrado, ese que sólo aparece cuando todo lo que creíamos importante se desintegró.
Esa esencia está en todos nosotros, pero no aparece así como así, tiene su momento, su momento grave, podríamos llamarlo conversión, o quizá sería más preciso hablar de revelación. La muerte no es sólo el óbito final, es desintegración material y diaria, es una renovación continua de la vida, es un proceso por el que todos debemos pasar.
Si quieres aprender a morir, aprende a vivir de verdad.

6 Octubre 2017

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