domingo, 19 de agosto de 2018

RESIDUOS

La mierda se acumula persistentemente, a diario, en la cocina, el polvo en los suelos y en las mesas del cuarto de estar, en los baños, en el patio y en las escaleras de entrada de casa.
Las ciudades tienen toneladas de residuos, el vivir conlleva su lastre de destrucción.
Lo mismo sucede a diario en nuestro cerebro: Problemas acumulados no resueltos, por incapacidad, por dejadez, por ignorancia, por cobardía.
Pero esa mierda acumulada no se ve superficialmente, las moscas no revolotean en nuestras cabezas infectadas, es igual que no hayamos pasado la aspiradora  en nuestro acontecer vital. Pero toda esa carga residual se ve de otra manera, en las reacciones absurdas, en la mala leche, en el resentimiento, en la envidia, en la maldad gratuita que se aplica al inocente, al débil, a la víctima desafortunada.
Por eso las sabios acaban yéndose a la gruta en lo alto del monte, para ocuparse sólo de su mente y tenerla impoluta y no tener que estar pasando la escoba en el salón y sacando brillo a la plata comprada.

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