lunes, 19 de octubre de 2015

DISTINTOS TIEMPOS

 El maestro anciano, el maestro de los autorretratos que utilizaba de modelo su propio rostro para apurar hasta el máximo, siempre me decía que la pintura hoy no podía ser eso, ese trabajo de días sucesivos, capa tras capa, profundizando pacientemente, síntesis de momentos, acumulación de estados de gracia, de miradas del que mira y del que posa, pintura clásica en el mejor de los casos...
Creía que el tiempo acelerado que vivimos, nos reclamaba una pintura impetuosa, rápida y sintética, una impronta de fuerza gestual.
No lo sé, creo en las dos maneras, tiene autenticidad profundizar en el sentimiento de siempre, ir contra corriente del tiempo acelerado, otorgándole a los días templanza y lentitud.
Y también pintar titánicamente lienzos gigantes, mover los colores a brochazos grandes, para ir mostrando la mera presencia del rostro, un retrato cada día, y uno nuevo mañana. Ir al compás del tiempo que nos ha tocado vivir que se va devorando todo a la velocidad del vértigo.
Todo puede ser válido, todo menos el mandamiento y la imposición.
Las modas se crean, no se siguen.

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