jueves, 5 de julio de 2018

LA FE

Se puede llegar a descreer hasta de la materia que ven nuestros ojos y que pueden tocar nuestras manos.
¿Cómo entonces no admitir la dificultad de creer en lo que no vemos?

La fe es necesaria porque atraviesa oscuridades.

Creemos a pesar de que la racionalidad básica nos lleve a lo material, creemos sin razón, y sin embargo sabemos que esa fe forma parte de nuestro código genético, como el miedo que nos protege de la serpiente o el gesto de cerrar los ojos y no mirar nunca directamente al sol.
La fe es una raíz que nos une hasta las alturas de los cielos, hasta la última profundidad de la tierra.

La fe estuvo en mis decisiones más importantes, las que han conformado mi ser en esta vida, sabía que elegía lo único que me salvaría.
 Las demás elecciones podrían haber sido más practicas, más convenientes, más cómodas, más apetecibles, aparecían revestidas de la brillantez y la ilusión.
Pero ahí adentro persistía esa voz susurrante, tenaz que me indicaba otra dirección.

¿Fueron acertadas esas decisiones?
 ¡Ah! sería arrogante afirmarlo.
 La verdad es que fueron decisiones de honestidad, ineludibles, destino personal.
Eso es todo. Yo era eso, estaba en mi obedecer.
¿Obedecer a quién y a qué?
Difícil respuesta.
En los tiempos antiguos la palabra " Dios" era impronunciable.
Las palabras no alcanzan esa cumbre.

Somos libres. Hay que mirar de frente, no quejarse, vivir con valor, la belleza está por doquier, abrir los ojos, seguir vivos, no matar al ser que  hay en nosotros en nombre de mil cosas que podrían haber sido y no fueron.
Lo mejor es lo que sucede, dicen los campesinos.

Creo más veraz decir escuetamente: Lo que sucede es.


No hay comentarios:

Publicar un comentario