miércoles, 23 de noviembre de 2016

TRAS EL ARCO OSCURO

Las nubes hacían un pórtico en el cielo y tras su arco oscuro, aparecía a la izquierda el castillo de Almonacid coronando su cerro, y a la derecha la montaña de Layos.
Estaban allá lejos en la luz.
Aquí cerca, postes de electricidad, luces de coches en los atascos matutinos, cables rompiendo los cercanos cielos.
Pero todo esto no importaba.
Era materia invisible.
Lo que en verdad sucedía estaba presente en la luz lejana.
Aquello era la vida.
La resurrección de la dulzura, el sentido del camino.

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