Ver los retratos de hace años, los retratos de la juventud, arrogantes, visionarios, cuando había un respeto total al arte y a la verdad profunda del modelo! Que pocos retratistas permanecen fuertes en si mismos, no ceden al chantaje comercial, a lo amable, a lo neutro, a la presencia ligera, no inquietante, al modo halagador, a la sonrisa boba.
Ah! Volver a la fuerza, cuanta humildad hay en la arrogancia, cuanto desapego, cuanta fe. Volver a la pintura, hacer retratos buenos que estén más allá de los deseos mundanos del modelo que encargó el suyo. Son esos retratos fuertes los que permanecen. Lo comercial puede que permita ganarse la vida muy bien-eso quisiéramos todos-pero te va alejando de la pintura y de la verdad impulsora.
Pintura, pintura, pintura! Verdad, verdad, verdad!
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