lunes, 1 de diciembre de 2014
SEMAFORO VERDE
A las seis de la madrugada, cuando todavía el sol no ha salido, los inmigrantes cruzan los semáforos con destino a sus humildes trabajos. Algún pájaro solitario se despereza del frío y empieza a vagar sin rumbo. A estas horas hay una forma de ver despojada, salvaje, cañera. Hay cosas que se rompen y no vale la pena arreglarlas, tuvieron su vida, ya se acabó, la vida va a comenzar de nuevo esta mañana. Y suelen ser los mejores los que se quedan anclados en lo imposible ideal. Eso hay que tirarlo ya, vamos, un paso más, arranco, el semáforo está verde. Lo posible está lleno de sentido, la verdadera belleza es ahora. Deja que siga, deja que crezca, y yo con ella.
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