lunes, 6 de octubre de 2014

SUGAR MAN, MALIK BENDJELLOUL.

Fue mi hermana Carchín, como tantas otras veces, la que me avisó: Tienes que ver una película increíble, una historia sorprendente, a ti te va a encantar...
Hace un par de años que la vi, ya es un clásico, y se convirtió en un gran éxito. Fue premiada, en 2012, con un oscar al mejor documental largo. Forma parte de la vida de tantos, y como todas las obras maestras, puede ser admirada por todos los públicos, por el adolescente y el joven, el anciano y el sabio, el culto y el que sólo busca entretenimiento, cada cual cogerá de esa fábula sobre la vida, lo que a él le toque en las entrañas.
Estoy hablando de Sugar Man. Esto fue lo que escribí nada mas verla.

SEARCHING FOR SUGAR MAN

Es un documental sobre la vida de un músico, Sixto Rodriguez, que cantaba sus canciones en garitos marginales de Detroit a finales de los 60, principios de los 70. Le publicaron dos discos, Cold Fact (1970) y Coming For Reality (1971). No tuvo apenas repercusión en Estados unidos y desapareció de los circuitos musicales en poco tiempo. Nada más se supo de él o de su música. Sin embargo, a finales de los 70, se convirtió en un músico de culto en Sur Africa, vendiendo miles de discos. Dos fans sur africanos, inician la búsqueda de ese misterioso músico del que nadie sabe nada, creyendo incluso que murió hace tiempo.
   Searching for Sugar Man es la historia de un ángel de los suburbios, una metáfora tan necesaria sobre la falsedad del éxito y el fracaso, una historia que supera a cualquier ficción, donde los obreros hablan sobre el arte y el espíritu humano muertos de risa y sin pretensión ninguna, con una fuerza y una verdad avasalladora, lejana de la frecuente pedantería o el esnobismo de los intelectuales y los artistas. Hay momentos de una belleza arrebatadora, ese hombre de negro, quijotesco y digno, paseando torpemente por los arrabales de Detroit nevados con sus  canciones sublimes envueltas en la atmósfera, donde el misterio de la vida se revela sin palabras y parece que podemos rozar las claves, esas que a diario parecen cerradas y sin llave. Hay mucho amor silencioso en esas imágenes inspiradas, amor que no hace ruido y parece invisible pero inunda la pantalla y te hace partícipe de algo profundo y sencillo. Qué emoción imprevista cuando aparece Sixto Rodriguez, y abre la ventana de su humilde casa, el hombre está vivo y nos mira: Y cómo nos mira a través de sus negras gafas! Con que dulzura, con que tristeza alegre, que sonrisa tan llena de melancolía, que aceptación de la vida tan hermosa, tan carente de reproches o de quejas inútiles! Nunca se vio tan claro que el sabio no  necesita de la elocuencia y el misterio palpita siempre en el silencio.
Es además sorprendente que esta obra maestra sea la primera película de Malik Bendjelloul. En su primera obra ha filmado un milagro.

MALIK BENDJELLOUL

Es difícil empezar tan alto. Siempre pensé que él, lo tenía muy difícil, pues cuando comienzas filmando una obra maestra, las expectativas se disparan y el nivel de exigencia puede paralizar. Pero nunca nos llegará su segunda obra, no será posible, pues este director de 34 años se suicidó tiempo después de realizar Sugar Man.
Es impresionante ver a Malik en las entrevistas que concedió: delgado en extremo, apasionado, expresivo, gestual... Desbordante de sensibilidad; ese ser lleno de vida, de ideas, de talento, decidió irse para dejar atrás la terrible depresión.
Es difícil vivir con una sensibilidad extrema. Él, que llenó de esperanza a tantas personas, no consiguió obtenerla para si mismo. Yo sólo me quito el sombrero y me descubro, gracias Malik, antes de irte nos diste tanto...
El que siembra esperanza es por que la buscó antes con ahínco, el que tiene talento para crear otros mundos es por que necesita otras bellezas, otra justicia y otros territorios que no se encuentran en este mundo.
Quizá Malik Bendjelloul haya encontrado ya su planeta exacto y esté, por fin, en el territorio de la belleza inmaculada...

No hay comentarios:

Publicar un comentario