martes, 22 de septiembre de 2015

UNA CANCIÓN

Sucede en una habitación blanca de hospital. La anciana de 92 años yace moribunda y entubada en la cama, su marido se levanta de la silla de ruedas y la envuelve con sus caricias, suena la canción “You´ll never know”, y ambos, balbuceando, la susurran, apenas tienen voz, se declaran su amor, es la canción que a ella le consolaba cuando él estaba en la segunda guerra mundial, e ignoraba si su amor regresaría de la batalla, quizá viviera, quizá estaría ya muerto.
Regresó y vivieron toda la vida juntos. Ahora a los 90 años ya no se sabe quién es el hombre y quién la mujer, los sexos de ambos se han difuminado, la decrepitud es evidente, se están despidiendo de la vida, la muerte es inminente, no hablan de dinero, ni de posesiones, ni de triunfos o fracasos, sólo se declaran su amor, escuchan su canción: la vida desintegrándose de toda superficie visible, la vida eternizándose en amor y melodía.

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