martes, 3 de noviembre de 2015

DONES

Gracias,
     por haber podido ver,
por andar los senderos,
  por haberme hecho pedazos,
porque necesité diluirme
y el olvido fue una primera necesidad.

Gracias,
  porque ya podría partir
 y sin embargo me faltan días para llenar los lienzos
y besos para poder amar sin disimulo.

Gracias,
  pues sé que los espejos mienten,
 y el corazón puede ser tan injusto,
y la belleza cegarte,
y el resplandor imantarte hacia el error.

Gracias,
  porque ya soy mi viejo conocido
  y también el recién nacido,
y el antiguo muerto,
 y el tonto de capirote de siempre,
y el que pronuncia palabras dictadas
que no sé de dónde vienen,
 y no me pertenecen
 pero me constituyen.





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