lunes, 9 de noviembre de 2015

LIENZO EN BLANCO

¿ Y si la edad fuera una farsa ?
No me refiero a sus consecuencias físicas, esa máscara que envejece y se agrieta, en la que el pelo va encaneciendo.
Es parte de la teatralidad que va unida a la vida, la arruga es real y por eso entramos a fondo en el engaño.
Madurar suele verse como la llegada a un territorio de certidumbres, seguridades, valores establecidos, poderes sólidos, fronteras fortificadas.
El anciano venerable de barba blanca,  ¿ verdaderamente aprendió a vivir, se le despejaron sus más profundas dudas, consiguió armonizar corazón y mente, vislumbró la verdadera paz, se hizo en verdad sabio?
¿ Y si todos permaneciéramos adolescentes, embriagados por el deseo, temerosos ante la incertidumbrel? ¿ Y si verdaderamente fuese la zozobra y la duda, la caducidad de todo lo vivo, la ausencia de algo permanente y estable, el movimiento hacia el desconocimiento- pues qué otra cosa es lo nuevo sino lo desconocido- , y si esa actitud humilde de " no sé “, de apertura mental, de no aparcar en la curva del camino, de no establecernos en ningún recodo, fuese nuestra verdadera naturaleza?
Quizá en esa asunción-la vida es movimiento, mi propio cuerpo va mutando-está la verdadera sabiduría.
Por eso los verdaderos sabios acogen a todos, comprenden a todos, no pegan bastonazos ni imponen tablas de ley, a lo más que llegan es a la humildad de desprenderse, cada día, de la sabiduría acumulada hasta el presente.
Sabiduría es desprendimiento.
El amor de hoy es otro.
El lienzo vuelve a estar en blanco.
El trazo renace original.

No hay comentarios:

Publicar un comentario