martes, 17 de mayo de 2016

AQUÍ MISMO



Mirando al suelo o mirando al cielo, en cualquier lugar hay belleza.
Necesitamos los pies, en contacto con la tierra, para poder alzar la mirada.
Las rosas trepadoras escalan hacia la luz en busca de alimento,
allí arriba refulgen sus pétalos translúcidos.

Los adoquines de la acera, el paso cebra gastado,
el roce de la vida cotidiana, el camino diario,
el paraíso y el infierno,
no es literatura del más allá,
todo está aquí, arriba y abajo.



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