viernes, 6 de febrero de 2015

EJERCITOS SILENCIOSOS

 Sería inútil polemizar sobre si la naturaleza del hombre es bondadosa o malvada, la realidad de los hechos está descompensada, como casi siempre ocurre con las matemáticas frías. Está descompasada porque la bondad construye paciente y lentamente y la maldad destruye, lo construido en siglos, de un solo golpe y casi instantáneamente, y ese dato desvirtúa toda estadística.
La bondad es silenciosa y la maldad estruendosa, eso nos lleva a sentir que vivimos rodeados de fuerzas negativas, de violencia, de falsedad.
Cuando veo a una persona verdaderamente buena siento una admiración profunda, y pienso que su camino habrá sido arduo, y me maravillo de que la persona haya podido realizarse, a pesar de los innumerables obstáculos, hasta llegar a su plenitud.
Cuando veo al malvado lo que siento es estupefacción, asombro, el monstruo, afortunadamente, es la excepción. ¿ En que momento su personalidad se pervirtió, qué le convirtió en ese ser fatal que irradia maldad?
La excelencia nos rodea, es un ejército que hace avanzar a la humanidad, y el progreso es real, está ahí, aunque quede mucho camino por andar.

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