lunes, 18 de julio de 2016

EL RAYO SAGRADO

Hay que vencer una resistencia insuperable, he ahí el gran enigma: para ser, debemos trascender nuestra propia condición humana.
Ese es el gran milagro de la existencia, llegar a la gran humildad de saber que no se puede y sin embargo seguir, abrazar el sueño imposible, entrar en el delirio como entra el soldado situado en la primera linea de combate.
Ante el amor, ante la belleza, ante la verdad, ¡ah!, quienes se acercan y se adentran, en esos territorios sagrados, deben sufrir una operación quirúrgica sin anestesia.
Ante ese dolor insoportable, la única defensa que nos ofrece la naturaleza es el desmayo, la muerte instantánea transitoria.
Lo salvaje deja un rastro, el que muere del golpe, muere sin morir, el cuerpo físico se expande y se contrae, todo llega y todo sale, la conciencia se libera y encuentra, por fin, su territorio original.
El milagro sucede en ese estado de vida latente que se ha abrazado a la muerte.

Anestesia: Esa es la otra vía, eso es lo que nos ofrecen, el sentido común ha forjado esa sustancia que adormece dulcemente y elimina la conciencia.

Sin embargo todo lo que me constituye, lo que me ha hecho más profundamente humano y compasivo, estaba tras esa puerta oscura y salvaje.
Ahí, en esa zozobra, en ese dolor sin límites, en esa muerte transitoria, tuve una percepción que ha quedado sellada en algún lugar de mi cerebro como la imagen sin contornos de la vastedad del espacio inmaculado, del rayo que se ve con los ojos cerrados, de la luz que está más allá de la oscuridad más profunda.

La vida continua, soy un visitante transido, un turista que disfruta de una breve o larga vacación, quién sabe.
Sigo siendo un soldado obediente. Trazo círculos en el aire con mi espada de paz.
No permito que la grasa se acumule en mis brazos ni en mi abdomen.
Estoy preparado aunque sé que nunca estás suficientemente preparado.
Pronuncio mis oraciones.
Dejo la mente en vuelo y estoy aquí y allá, no hay antes ni después.
Sólo la cicatriz que quedó en el lado derecho de mi frente, me trae el vago recuerdo del rayo sagrado, de la luz oculta, del trance invisible, de la letra que no está en el abecedario.

18 Julio 2016

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