martes, 10 de junio de 2014

DERSU UZALA


Dersu Uzala es una obra maestra de Akira Kurosawa. No es de sus películas espectaculares, como Ran o Kagemusha, pero tiene una belleza profunda y silenciosa, que te va penetrando hasta las flores de los huesos. Es magistral y lo es de tal forma que uno llega a creer que lo que está viendo en  la pantalla es un espacio de tiempo real , un trozo de vida suspendido ahí para que lo veamos.
  La película está basada en la obra de Vladimir Arséniev,  cartógrafo naturalista y escritor ruso. La historia transcurre en el territorio del río Usurri en La Taiga, en el lejano oriente ruso. La naturaleza virgen e inexplorada está presente como el alma central de la película, palpitan los bosques cerrados y las lagunas de horizontes sin fin, dorados carrizos danzando al son de la ventisca, la tierra empantanada, la nieve, los ríos torrenciales, la maleza salvaje, el frío, las pendientes, toda la naturaleza se hace sentir con su dureza y su inmensa belleza.
 En ese territorio salvaje, un capitán del ejército ruso, dirige una expedición para registrar, esos terrenos ignotos, en los mapas. El Capitán  es un hombre  silencioso y observador, estudioso, y sus hombres rudos cantan canciones alegres, hay una armonía del hombre que vive la realidad natural de los vientos y las noches heladas, de los cielos azules y las lejanías boscosas y coloridas. En mitad de la selva, la expedición se encuentra con un cazador nativo, Dersu, que se convierte en el guía que les dirige y les va señalando el camino a seguir.
 EL científico , el investigador, el hombre culto y elegante, el Capitán, se va enamorando del hombre no instruido pero sabio, Dersu,  cazador solitario, viejo, que perdió a su familia en una epidemia de viruela. Es el Capitán el que aprende de Dersu, este hombre puro que habla con los animales, que barrunta con precisión matemática los cambios del tiempo, que tiene un código milenario aprendido en las leyes del bosque, que representa la nobleza despojada de los los indígenas de la Taiga. Dersu, que sabe vivir a la intemperie, que soporta la soledad  estoicamente como el más excelso de los filósofos, cuyo único techo son los cielos estrellados o los chamizos vegetales de las efímeras cabañas. Que respeta y se preocupa por los restantes habitantes del bosque y les deja leña cortada, y la cabaña limpia y ordenada por si algún desconocido la necesita. Dersu,  que tiene veneración por el misterioso tigre, y que vive en armonía con los animales del bosque, aunque viva de ellos.
 El Capitán, acoge a Dersu  acompañando su soledad, hace que brille la gloria oculta de ese ser único.
En la historia del cine son innumerables las veces que nos han contado el amor erótico, pero el amor puro de una amistad, jamás se ha relatado con esta sencillez, con esa melancolía que tienen las historias auténticas, con ese heroísmo oculto que no es espectacular pero si recóndito y verdadero.
El Capitán y Dersu, en la última hora de la tarde, con la luna por encima del sol, los dos astros brillando en el cielo, las despedidas, los reencuentros, la expedición reunida en la oscuridad del bosque a la luz del fuego, el tigre mimetizado en la hojarasca de la Taiga, son imágenes que perduran, que no se olvidan.
 En Dersu Uzala, Kurosawa nos muestra el abrazo de la civilización y lo salvaje, y también la separación de esos dos mundos antagónicos, para volver, final e irremediablemente, cada uno a su origen. Dersu a la Tierra , donde el tigre Amba es amenaza, el capitán a la ciudad, donde todo tiene un precio, hasta la leña y el agua.
 Debo mencionar , descubriéndome y haciendo una reverencia, los nombres de los dos actores protagonistas. Yuri solomin  y  Maksim MunzuK.
Para mi serán por siempre, el Capitán y Dersu Uzala.



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