Haciendo un inciso en la conversación, Belén preguntó a June por sus vídeos: ¿ Qué quieres decir en ellos?
June pidió a Jerónimo que le tradujera la pregunta al español pues ella pensaba y hablaba en inglés y se encontraba un tanto perdida en nuestro idioma. No contestó, se quedó pensativa durante cinco minutos, y fue entonces cuando dijo: " Detener el tiempo “.
Dejamos nuestras determinaciones esenciales guardadas en lo más profundo de nuestro ser. Nos cuesta decidir hacia que dirección y por qué tomamos un camino y no otro, elegir significa renunciar, rechazar opciones que nos atraen en verdad. Y por eso una vez tomadas esas decisiones, las archivamos, conectamos el piloto automático para que el rumbo permanezca inalterable.
Y es en los sueños donde todo sigue su curso irregular, donde en el tiempo redondo se mezclan el pasado y el presente, donde anticipamos el devenir.
Por eso las preguntas esenciales son evitadas en sociedad.
¡Ah!, el orden, lo conveniente, lo correcto, el péndulo guardando el equilibrio justo en el centro.
La vida no es así.
El agua rompe la tierra en zig zag, la curva es impetuosa, la recta pertenece al mundo ideal soñado, pero los sueños giran serpenteantes.
Valientes.
Clarividentes emergiendo de la oscuridad.
martes, 29 de diciembre de 2015
miércoles, 23 de diciembre de 2015
NOCTURNO
Pues llega un momento en que miras a lo académico y necesitas algo más, lo correcto es insuficiente, hay que cruzar a otro territorio donde la verdad vibre, donde las grietas nos transmitan algo mucho más profundo, donde la ruptura nos lleve hasta el misterio.
Incluso las formas esfumadas de la noche tienen una ligereza que nada tiene que ver con la brillantez de la linea cerrada, por el día cuesta más ver el movimiento de las cosas, la descomposición de la materia, el viaje de la forma siempre abierta. Lo nocturno es una advertencia que nos indica la pista a seguir, apunta hacia la quietud vertiginosa y leve de todo lo que vemos. El silencio resuena, la quietud se precipita, la oscuridad resplandece, todo es dual; por eso nos bloqueamos, nada es blanco o negro, la penumbra está llena de riqueza cromática, la sutileza es radiante, la caricatura grotesca.
Y es la sensibilidad la que te hace sentir que la forma pulida en pintura muestra más claramente su truco o mentira, hay que alejarse de eso, aventurarse por otros senderos desconocidos.
Que el pie izquierdo no sepa el siguiente paso que dará el pie derecho.
Incluso las formas esfumadas de la noche tienen una ligereza que nada tiene que ver con la brillantez de la linea cerrada, por el día cuesta más ver el movimiento de las cosas, la descomposición de la materia, el viaje de la forma siempre abierta. Lo nocturno es una advertencia que nos indica la pista a seguir, apunta hacia la quietud vertiginosa y leve de todo lo que vemos. El silencio resuena, la quietud se precipita, la oscuridad resplandece, todo es dual; por eso nos bloqueamos, nada es blanco o negro, la penumbra está llena de riqueza cromática, la sutileza es radiante, la caricatura grotesca.
Y es la sensibilidad la que te hace sentir que la forma pulida en pintura muestra más claramente su truco o mentira, hay que alejarse de eso, aventurarse por otros senderos desconocidos.
Que el pie izquierdo no sepa el siguiente paso que dará el pie derecho.
viernes, 18 de diciembre de 2015
PINTURAS EN MOVIMIENTO
En el estudio, junto a J. Elespe y June, viendo los últimos cuadros, hablando de nuestras cosas.
Después vino también Belén, y las inseguridades y las zozobras, la fe y las certezas, todo se movía en nuestras palabras.
Comentaba Jerónimo como los cuadros son seres vivos, a veces se muestran rotundos, nos brindan su revelación, y en otras ocasiones parece que se esconden y no nos respaldan, nos dejan abandonados, mudos, se retiran a no se sabe dónde.
Está bien así, las pinturas pueden ser libros abiertos por su más hermosa página, o libros cerrados con las hojas pegadas y herméticas.
Depende del lugar en que se expongan, de la luz con que sean vistos. No es fácil sacar las pinturas del estudio, ahí encuentran su espacio, la rutina visual es una conquista del propio cuadro, la pintura se resiste a bajarse del caballete, no quiere ser sustituida, desplazada en el corazón del pintor por otra visión, otra pintura.
Verdaderamente los cuadros tienen su propio misterio, su propia voz. A veces son prosa, otras veces son poesía, pueden gritar o acompañarnos en silencio.
Ellos también tienen su vida y su propia muerte.
Después vino también Belén, y las inseguridades y las zozobras, la fe y las certezas, todo se movía en nuestras palabras.
Comentaba Jerónimo como los cuadros son seres vivos, a veces se muestran rotundos, nos brindan su revelación, y en otras ocasiones parece que se esconden y no nos respaldan, nos dejan abandonados, mudos, se retiran a no se sabe dónde.
Está bien así, las pinturas pueden ser libros abiertos por su más hermosa página, o libros cerrados con las hojas pegadas y herméticas.
Depende del lugar en que se expongan, de la luz con que sean vistos. No es fácil sacar las pinturas del estudio, ahí encuentran su espacio, la rutina visual es una conquista del propio cuadro, la pintura se resiste a bajarse del caballete, no quiere ser sustituida, desplazada en el corazón del pintor por otra visión, otra pintura.
Verdaderamente los cuadros tienen su propio misterio, su propia voz. A veces son prosa, otras veces son poesía, pueden gritar o acompañarnos en silencio.
Ellos también tienen su vida y su propia muerte.
miércoles, 16 de diciembre de 2015
DESDE EL FONDO
Es siempre lo mismo, no hago distinción entre la vida y la pintura, el logro es siempre posterior y consecuencia de una pérdida total , de un arrasamiento absoluto.
No hay técnica que valga, puedes tirar todos los manuales de autoayuda, ningún maestro te va a enseñar cómo pintaban Rembrandt o Freud, y menos todavía podría decirte cual es tu manera de pintar, esa debe ser sólo tuya.
Ningún gurú te hará llegar a la revelación.
Hay que tirarse al mar y nadar, y el mar es siempre imponente, inconmensurable, y tus fuerzas...
¡ Ah! Siempre son más de lo que imaginas, cuando ya no puedes más, entonces surge desde el fondo mismo del ser, lo inombrable, lo original.
Nunca lo que tú esperabas, pues lo que esperabas estaba ya en el pasado.
No hay técnica que valga, puedes tirar todos los manuales de autoayuda, ningún maestro te va a enseñar cómo pintaban Rembrandt o Freud, y menos todavía podría decirte cual es tu manera de pintar, esa debe ser sólo tuya.
Ningún gurú te hará llegar a la revelación.
Hay que tirarse al mar y nadar, y el mar es siempre imponente, inconmensurable, y tus fuerzas...
¡ Ah! Siempre son más de lo que imaginas, cuando ya no puedes más, entonces surge desde el fondo mismo del ser, lo inombrable, lo original.
Nunca lo que tú esperabas, pues lo que esperabas estaba ya en el pasado.
viernes, 11 de diciembre de 2015
ESTRELLA FUGAZ
No es una linea recta, no hay un inicio y un final, no es por dentro ni por fuera, ni tiene que ver con la voluntad.
En la acción atenta, en la vacuidad, en la asunción sin juicio, tras las nubes, vuelve a brillar.
Puedes correr o detenerte,
quedarte en tu casa o viajar.
Pero no seguir demorándote.
Es urgente.
Ese resplandor ocurre de vez en cuando.
Ya nada es igual.
En la acción atenta, en la vacuidad, en la asunción sin juicio, tras las nubes, vuelve a brillar.
Puedes correr o detenerte,
quedarte en tu casa o viajar.
Pero no seguir demorándote.
Es urgente.
Ese resplandor ocurre de vez en cuando.
Ya nada es igual.
EN EL INICIO
Hay una estructura oculta, una geometría inaccesible tras el caos de lo que acontece.
A esa trama invisible no se llega con el razonamiento lógico, las palabras y la impoluta matemática tienen el acceso restringido, los eruditos se enredan en el discurso y los físicos divagan en caída libre por los agujeros negros.
Estamos inmersos en la fatuidad.
Esta madrugada está llena de luz, ahora en este momento en que el cielo es todavía negro.
Asumo mi arrogancia.
La observo y me rio de mi mismo.
Me sobra discurso y me falta silencio.
Eso es lo que echo en falta.
En la pintura, en la escritura: Silencio.
Ahí emerge el gran misterio.
El verdadero orden implicado.
Estoy en el inicio de la asignatura crucial.
A esa trama invisible no se llega con el razonamiento lógico, las palabras y la impoluta matemática tienen el acceso restringido, los eruditos se enredan en el discurso y los físicos divagan en caída libre por los agujeros negros.
Estamos inmersos en la fatuidad.
Esta madrugada está llena de luz, ahora en este momento en que el cielo es todavía negro.
Asumo mi arrogancia.
La observo y me rio de mi mismo.
Me sobra discurso y me falta silencio.
Eso es lo que echo en falta.
En la pintura, en la escritura: Silencio.
Ahí emerge el gran misterio.
El verdadero orden implicado.
Estoy en el inicio de la asignatura crucial.
martes, 8 de diciembre de 2015
ANTES DE TODO
En algún momento hay que cruzar la linea, todos tenemos un muro que parece infranqueable. No voy a soltar un manual de cómo mover las piernas para saltar, ni un tratado de psicología conductista y positivista para superar obstáculos.
Al final llegamos al misterio, y ahí sólo cabe un lenguaje: se trata de cuánto eres capaz de amar.
Haz agujeros en la tierra, busca descifrar las claves secretas de la vida.
Pero la vida surge del amor.
Y si no te convence, sigue excavando.
Al final llegamos al misterio, y ahí sólo cabe un lenguaje: se trata de cuánto eres capaz de amar.
Haz agujeros en la tierra, busca descifrar las claves secretas de la vida.
Pero la vida surge del amor.
Y si no te convence, sigue excavando.
DEJA QUE TODO SEA
Hay canciones que surgen del primer manantial y parecen tocar el origen de la vida y sólo con escucharlas contagian al corazón una oración de alegría y agradecimiento.
Ese es para mi el gran arte, el que nos despierta y nos recuerda quienes somos y nos lleva a un estado de suspensión.
Alzo mis brazos, y abrazo a todos los desheredados de la tierra pues sé que nos encontraremos en el país de nunca jamás.
Todo quedará atrás, deja que todo suceda y pase.
Ese es para mi el gran arte, el que nos despierta y nos recuerda quienes somos y nos lleva a un estado de suspensión.
Alzo mis brazos, y abrazo a todos los desheredados de la tierra pues sé que nos encontraremos en el país de nunca jamás.
Todo quedará atrás, deja que todo suceda y pase.
lunes, 7 de diciembre de 2015
EL PERFIL NEVADO
Había nevado por la noche en la vertiente norte y la nieve perfilaba la cumbre de la montaña, que recibía, luminiscente, la luz del primer sol de la mañana.
La bicicleta avanzaba silenciosa, las praderas de fresnos y robles poblaban el valle que ascendía por esta vertiente sur y permanecía verde y sin nieve.
Y la misma sensación ya repetida, de ser un visitante con el privilegio de poder ver tanta belleza en esta tierra misteriosa y desconocida.
La bicicleta avanzaba silenciosa, las praderas de fresnos y robles poblaban el valle que ascendía por esta vertiente sur y permanecía verde y sin nieve.
Y la misma sensación ya repetida, de ser un visitante con el privilegio de poder ver tanta belleza en esta tierra misteriosa y desconocida.
domingo, 6 de diciembre de 2015
AVENTUREROS
Luz plateada y lunar que analiza los obstáculos y las personas que se cruzan en nuestro camino.
Luz solar y fogosa, que galopa sin freno y convierte en sombras fugaces y brillos rutilantes todo lo que acontece a nuestro vertiginoso paso.
¿ Cual de las dos luces ilumina nuestras vidas ?
¿ Predomina lo romántico e irracional ?
¿ Buscamos más el equilibrio y la seguridad de lo racional?
¿ Apolíneo o dionisíaco ?
¡Ah! Somos seres múltiples, nada es blanco o negro, nada es tan simple ni divisible, todo es multiforme y cambiante, todo es sólido y líquido a la vez, matérico y leve, quisiéramos ser de una pieza, quisiéramos ser pobres y tristes seres constituidos y presos obedientes actuando en una cuadrícula previsible, pero somos ricos humanos viviendo una aventura en libertad, zarandeados por tempestades y acariciados por una brisa suave.
Quizá el gran secreto es elegir no elegir.
Aceptar la luna y el sol, la luz y la oscuridad.
De día soy clásico, de noche, romántico.
Luz solar y fogosa, que galopa sin freno y convierte en sombras fugaces y brillos rutilantes todo lo que acontece a nuestro vertiginoso paso.
¿ Cual de las dos luces ilumina nuestras vidas ?
¿ Predomina lo romántico e irracional ?
¿ Buscamos más el equilibrio y la seguridad de lo racional?
¿ Apolíneo o dionisíaco ?
¡Ah! Somos seres múltiples, nada es blanco o negro, nada es tan simple ni divisible, todo es multiforme y cambiante, todo es sólido y líquido a la vez, matérico y leve, quisiéramos ser de una pieza, quisiéramos ser pobres y tristes seres constituidos y presos obedientes actuando en una cuadrícula previsible, pero somos ricos humanos viviendo una aventura en libertad, zarandeados por tempestades y acariciados por una brisa suave.
Quizá el gran secreto es elegir no elegir.
Aceptar la luna y el sol, la luz y la oscuridad.
De día soy clásico, de noche, romántico.
martes, 1 de diciembre de 2015
ESCUCHAR
El propio cuerpo nos habla, pero nos han mal enseñado a desatenderlo, a pasar horas en el ordenador, a abotargarlo de alimentos y alcohol, a alargar la vida con medicamentos varios.
Hay que volver a subir al monte, dejar el ordenador y mirar hacia arriba, hacia este cielo azul.
Y parece que también vamos a reventar el planeta tierra.
Quizá nuestros nietos caminen por un desierto.
El panorama es desolador, y quizá por ello, con la urgencia de la mirada que todavía puede ver el milagro, hay que abrir bien los ojos y mover las piernas y el corazón.
Hay que volver a subir al monte, dejar el ordenador y mirar hacia arriba, hacia este cielo azul.
Y parece que también vamos a reventar el planeta tierra.
Quizá nuestros nietos caminen por un desierto.
El panorama es desolador, y quizá por ello, con la urgencia de la mirada que todavía puede ver el milagro, hay que abrir bien los ojos y mover las piernas y el corazón.
viernes, 27 de noviembre de 2015
DE LA TIERRA Y EL CIELO
En “ El Cielo Sobre Berlín” de W. Wenders, dos ángeles sobre vuelan el cielo y las calles de la ciudad alemana, escuchan y miran impotentes las limitaciones y los sufrimientos humanos, y poco pueden hacer para aliviar a los habitantes de Berlín. Apenas apoyan sus manos protectoras sobre el hombro de las personas que vagan con sus penas.
Sólo pueden ser vistos por los niños y las personas de corazón puro. Ellos también vagan invisibles por la urbe.
Uno de los ángeles se enamora de una trapecista, y desea ser humano, padecer penas, sentir el peso de su propio cuerpo, poder acariciar el cuello y la espalda de la bella trapecista, involucrarse en la tierra y sentir no sólo el espíritu, sino la incendiada carne, la voluptuosidad de lo humano.
Todos ansiamos nuestra carencia, los humanos la levedad, los ángeles el peso y la carnalidad.
Quizá estamos viajando de un lugar a otro y lo ignoramos, y queda en nosotros un recuerdo vago, una intuición pertinaz que nos recuerda el otro lugar al que pertenecimos.
Exiliados en la Tierra con muros colindantes.
Añorantes de corporeidad los que ascendieron a los cielos.
Sólo pueden ser vistos por los niños y las personas de corazón puro. Ellos también vagan invisibles por la urbe.
Uno de los ángeles se enamora de una trapecista, y desea ser humano, padecer penas, sentir el peso de su propio cuerpo, poder acariciar el cuello y la espalda de la bella trapecista, involucrarse en la tierra y sentir no sólo el espíritu, sino la incendiada carne, la voluptuosidad de lo humano.
Todos ansiamos nuestra carencia, los humanos la levedad, los ángeles el peso y la carnalidad.
Quizá estamos viajando de un lugar a otro y lo ignoramos, y queda en nosotros un recuerdo vago, una intuición pertinaz que nos recuerda el otro lugar al que pertenecimos.
Exiliados en la Tierra con muros colindantes.
Añorantes de corporeidad los que ascendieron a los cielos.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
EL HOMBRE PÁJARO
Nuestros cuerpos se adaptaban a las pendientes y a las curvas, era como si nuestros músculos fueran de seda y adoptaran la aerodinámica conveniente en cada momento. Lo que nos perseguía era lo invisible, un peligro más allá de toda forma, y corríamos veloces, seguíamos con confianza total a nuestro guía, él nos dirigía y era sorprendente que cada uno de nosotros hubiera adquirido las cualidades de nuestro líder.
Del pánico pasamos a una paz total, a una satisfacción parsimoniosa, volvíamos a disfrutar de cada recodo y de cada curva, de cada uno de nuestros regates para evitar el mordisco mortal, sí, habíamos evitado a la misma muerte, y nos sentíamos invencibles, ligeros, plenos.
Fue entonces cuando nuestro guía nos regaló una manifestación de su grandeza. Se puso a saltar como el mismo Nijinski, unos saltos mantenidos a una altura increíble, empezó a desplegar alas con espejuelos de colores, alas bellísimas que brillaban aterciopeladas con la luz del sol.
Saltaba de un lado a otro del río que atravesaba la pradera donde descansábamos.
Y en su éxtasis no había el más mínimo exhibicionismo, era sólo la expresión de su alegría.
Pensé en el milagro, esta vez sí, podía usar esa palabra sagrada con conciencia y verdad, así que la repetí para mis adentros, el milagro de poder haber visto a aquel ángel.
Y sentir en el propio cuerpo la levedad más allá de todo el peso y el lastre que se nos viene encima en esta tierra nuestra en la que vivimos.
Del pánico pasamos a una paz total, a una satisfacción parsimoniosa, volvíamos a disfrutar de cada recodo y de cada curva, de cada uno de nuestros regates para evitar el mordisco mortal, sí, habíamos evitado a la misma muerte, y nos sentíamos invencibles, ligeros, plenos.
Fue entonces cuando nuestro guía nos regaló una manifestación de su grandeza. Se puso a saltar como el mismo Nijinski, unos saltos mantenidos a una altura increíble, empezó a desplegar alas con espejuelos de colores, alas bellísimas que brillaban aterciopeladas con la luz del sol.
Saltaba de un lado a otro del río que atravesaba la pradera donde descansábamos.
Y en su éxtasis no había el más mínimo exhibicionismo, era sólo la expresión de su alegría.
Pensé en el milagro, esta vez sí, podía usar esa palabra sagrada con conciencia y verdad, así que la repetí para mis adentros, el milagro de poder haber visto a aquel ángel.
Y sentir en el propio cuerpo la levedad más allá de todo el peso y el lastre que se nos viene encima en esta tierra nuestra en la que vivimos.
lunes, 23 de noviembre de 2015
PROCESOS
Sucede casi siempre de la misma manera, el deseo nos impulsa y el difícil acceso hasta la meta, nos hace ir perdiendo fuelle, nos hace ir extenuándonos, el cuerpo se aferra a su rutina de comodidad. El sentido común nos devuelve hacia la zona de seguridad. Es entonces cuando opera la fuerza oculta de la fe, siempre hay un proceso, entramos en las caídas libres, en las aniquilaciones, en las pérdidas totales, en el pánico. Pero es sólo la muerte del ego, el verdadero ser sigue resistiendo.
Cuando uno cree que ya todo se perdió, nada importa.
Cesan los miedos.
Se desvanecieron las metas.
Y si sigues queriendo avanzar en la misma dirección, la ansiada meta será una fugaz pasada en el camino. El cuerpo ahora no pesa, el tránsito es un vuelo y la resistencia del aire, sólo una brisa acariciante.
Cuando uno cree que ya todo se perdió, nada importa.
Cesan los miedos.
Se desvanecieron las metas.
Y si sigues queriendo avanzar en la misma dirección, la ansiada meta será una fugaz pasada en el camino. El cuerpo ahora no pesa, el tránsito es un vuelo y la resistencia del aire, sólo una brisa acariciante.
domingo, 22 de noviembre de 2015
EN ABIERTO
Si sigues soñando, es que hay en ti un resorte
desde el que te puedes impulsar.
No dejes que el sentido común te haga caer en la vulgaridad,
en lo ordinario,
en lo que hace o dice todo el mundo.
Porque todo el mundo no existe.
Existimos tú y yo,
y somos tan distintos,
aunque tú puedes sentirme a mi,
y yo puedo sentirte a ti.
Eso es la hermandad.
Aun así, déjame que circule libre en mi diferencia,
si me amas,
déjame partir.
desde el que te puedes impulsar.
No dejes que el sentido común te haga caer en la vulgaridad,
en lo ordinario,
en lo que hace o dice todo el mundo.
Porque todo el mundo no existe.
Existimos tú y yo,
y somos tan distintos,
aunque tú puedes sentirme a mi,
y yo puedo sentirte a ti.
Eso es la hermandad.
Aun así, déjame que circule libre en mi diferencia,
si me amas,
déjame partir.
lunes, 9 de noviembre de 2015
LIENZO EN BLANCO
¿ Y si la edad fuera una farsa ?
No me refiero a sus consecuencias físicas, esa máscara que envejece y se agrieta, en la que el pelo va encaneciendo.
Es parte de la teatralidad que va unida a la vida, la arruga es real y por eso entramos a fondo en el engaño.
Madurar suele verse como la llegada a un territorio de certidumbres, seguridades, valores establecidos, poderes sólidos, fronteras fortificadas.
El anciano venerable de barba blanca, ¿ verdaderamente aprendió a vivir, se le despejaron sus más profundas dudas, consiguió armonizar corazón y mente, vislumbró la verdadera paz, se hizo en verdad sabio?
¿ Y si todos permaneciéramos adolescentes, embriagados por el deseo, temerosos ante la incertidumbrel? ¿ Y si verdaderamente fuese la zozobra y la duda, la caducidad de todo lo vivo, la ausencia de algo permanente y estable, el movimiento hacia el desconocimiento- pues qué otra cosa es lo nuevo sino lo desconocido- , y si esa actitud humilde de " no sé “, de apertura mental, de no aparcar en la curva del camino, de no establecernos en ningún recodo, fuese nuestra verdadera naturaleza?
Quizá en esa asunción-la vida es movimiento, mi propio cuerpo va mutando-está la verdadera sabiduría.
Por eso los verdaderos sabios acogen a todos, comprenden a todos, no pegan bastonazos ni imponen tablas de ley, a lo más que llegan es a la humildad de desprenderse, cada día, de la sabiduría acumulada hasta el presente.
Sabiduría es desprendimiento.
El amor de hoy es otro.
El lienzo vuelve a estar en blanco.
El trazo renace original.
No me refiero a sus consecuencias físicas, esa máscara que envejece y se agrieta, en la que el pelo va encaneciendo.
Es parte de la teatralidad que va unida a la vida, la arruga es real y por eso entramos a fondo en el engaño.
Madurar suele verse como la llegada a un territorio de certidumbres, seguridades, valores establecidos, poderes sólidos, fronteras fortificadas.
El anciano venerable de barba blanca, ¿ verdaderamente aprendió a vivir, se le despejaron sus más profundas dudas, consiguió armonizar corazón y mente, vislumbró la verdadera paz, se hizo en verdad sabio?
¿ Y si todos permaneciéramos adolescentes, embriagados por el deseo, temerosos ante la incertidumbrel? ¿ Y si verdaderamente fuese la zozobra y la duda, la caducidad de todo lo vivo, la ausencia de algo permanente y estable, el movimiento hacia el desconocimiento- pues qué otra cosa es lo nuevo sino lo desconocido- , y si esa actitud humilde de " no sé “, de apertura mental, de no aparcar en la curva del camino, de no establecernos en ningún recodo, fuese nuestra verdadera naturaleza?
Quizá en esa asunción-la vida es movimiento, mi propio cuerpo va mutando-está la verdadera sabiduría.
Por eso los verdaderos sabios acogen a todos, comprenden a todos, no pegan bastonazos ni imponen tablas de ley, a lo más que llegan es a la humildad de desprenderse, cada día, de la sabiduría acumulada hasta el presente.
Sabiduría es desprendimiento.
El amor de hoy es otro.
El lienzo vuelve a estar en blanco.
El trazo renace original.
jueves, 5 de noviembre de 2015
MI CASA
Fueron cinco días en el valle, como si fuéramos monjes, allí nos sometimos al estudio de lo que éramos, siempre es duro abrir nuestras fronteras personales. Si se mantienen las cancelas cerradas no se puede entrar a barrer, y la enfermedad sucede tantas veces por acumulación asfixiada.
El sexto día, cada uno de nosotros abandonó el grupo, y en soledad, ascendimos por distinto sendero, hasta la gran montaña.
Allí tuve una visión clara de lo que debía hacer de vuelta a casa.
Pero no sucedió en la realidad como me dictó la revelación.
Sigo entrando cada día en mi casa, poco a poco los plátanos de la calle se han convertido en árboles de gran tamaño. Al entrar en casa parece que entras en la cueva. La arpillera del suelo está gastada y habría que cambiarla, pero la casa me recibe fiel y no demanda nada nuevo.
Hay varios secretos acomodados en su interior, secretos compartidos entre las paredes de los cuartos, la vida va pasando como los árboles creciendo, y los fantasmas vagan por las distintas estancias, pero son fantasmas inocuos.
En algún momento soñé con una casa de luz y transparente entre las rocas del cerro alto, dónde los halcones trazaran sus descensos y sus planeos y los vientos marcaran el pasar de las horas con su silbido.
Ahora ya no sueño nada, pues creo estar dentro del sueño, y estas precarias paredes gastadas podrían ser un modesto paraíso de paz, todo se va derrumbando con su propia belleza, en silencio, en un cierto olvido.
Bajo los sueños rotos late una humilde verdad aceptada.
El sillón tiene ya la forma curvada de mi espalda.
Y yo sigo abriendo la puerta del estudio con la misma incertidumbre.
El sexto día, cada uno de nosotros abandonó el grupo, y en soledad, ascendimos por distinto sendero, hasta la gran montaña.
Allí tuve una visión clara de lo que debía hacer de vuelta a casa.
Pero no sucedió en la realidad como me dictó la revelación.
Sigo entrando cada día en mi casa, poco a poco los plátanos de la calle se han convertido en árboles de gran tamaño. Al entrar en casa parece que entras en la cueva. La arpillera del suelo está gastada y habría que cambiarla, pero la casa me recibe fiel y no demanda nada nuevo.
Hay varios secretos acomodados en su interior, secretos compartidos entre las paredes de los cuartos, la vida va pasando como los árboles creciendo, y los fantasmas vagan por las distintas estancias, pero son fantasmas inocuos.
En algún momento soñé con una casa de luz y transparente entre las rocas del cerro alto, dónde los halcones trazaran sus descensos y sus planeos y los vientos marcaran el pasar de las horas con su silbido.
Ahora ya no sueño nada, pues creo estar dentro del sueño, y estas precarias paredes gastadas podrían ser un modesto paraíso de paz, todo se va derrumbando con su propia belleza, en silencio, en un cierto olvido.
Bajo los sueños rotos late una humilde verdad aceptada.
El sillón tiene ya la forma curvada de mi espalda.
Y yo sigo abriendo la puerta del estudio con la misma incertidumbre.
SANTIAGO GIRALDA Y SUS MONTAÑAS
¿Será que empiezo a ser viejo?
Me ilusiona ver pintores nuevos, vocacionales que persiguen imágenes, que mezclan los sueños con lo real, que pintan universos personales diseminados en cordilleras montañosas. Siguen existiendo pintores, continua habiendo individuos que se encierran en sus estudios y pintan hasta la extenuación,
y nos entregan su éxtasis y su alegría, colores trascendidos que nos devuelven hasta el asombro de la infancia, la ilusión de ver un mundo nuevo y mágico. Quizá sentía que era Peter Pan el que me llevaba de la mano y surcaba con él los cielos azules y también los oscuros firmamentos estrellados. Y me hizo visitar una gran montaña por el día y aguardamos el tiempo necesario hasta ver la misma cumbre en la misteriosa nocturnidad.
El pintor Santiago Giralda pinta con la seriedad con la que juegan los niños, su pintura está férreamente estructurada, el azar de las mezclas multicolor está dirigido con el temple del mejor director de orquesta, el color vibra en el lugar exacto, la composición se expande creando la sensación de un mundo en el que vamos penetrando.
¿Y la materia? La materia pictórica que va superponiendo y quitando... Hay una lucha visible, la lucha del sensual que no quiere prescindir de los sentidos, pero que intuye que su gran virtud es también su gran peso, su lastre, su freno... Y quizá por ello, quizá intuyendo, quizá ignorando, quizá vislumbrando, acuchilla las masas de color y nos vuelve a presentar el lienzo virgen.
Soñé por un momento esos mismos paisajes liberados de su propio peso, acariciados en el lienzo, pero esto último son ya las sensaciones del pintor anciano que busca la levedad, como aquellos maestros chinos que buscaban la síntesis total en unas pocas pinceladas.
Y aparecían en el trazo mágico contenidas las montañas y las nubes, la tierra apenas era nada, y al ver los cuadros de los antiguos Maestros chinos, uno sentía que el misterio y la clave secreta de la vida estaba ahí, en esos breves trazos liberados de materia. Y nos era otorgada la silenciosa revelación.
Quiero decir que el viaje de la pintura es largo, mejor ser viejos prodigio que no niños prodigio.
En cualquier caso, Santiago Giralda está inmerso en su propia aventura, me ha llevado con su mano impetuosa y fuerte al País de Nunca Jamás.
Él está entrando en su propia eternidad.
martes, 3 de noviembre de 2015
DONES
Gracias,
por haber podido ver,
por andar los senderos,
por haberme hecho pedazos,
porque necesité diluirme
y el olvido fue una primera necesidad.
Gracias,
porque ya podría partir
y sin embargo me faltan días para llenar los lienzos
y besos para poder amar sin disimulo.
Gracias,
pues sé que los espejos mienten,
y el corazón puede ser tan injusto,
y la belleza cegarte,
y el resplandor imantarte hacia el error.
Gracias,
porque ya soy mi viejo conocido
y también el recién nacido,
y el antiguo muerto,
y el tonto de capirote de siempre,
y el que pronuncia palabras dictadas
que no sé de dónde vienen,
y no me pertenecen
pero me constituyen.
por haber podido ver,
por andar los senderos,
por haberme hecho pedazos,
porque necesité diluirme
y el olvido fue una primera necesidad.
Gracias,
porque ya podría partir
y sin embargo me faltan días para llenar los lienzos
y besos para poder amar sin disimulo.
Gracias,
pues sé que los espejos mienten,
y el corazón puede ser tan injusto,
y la belleza cegarte,
y el resplandor imantarte hacia el error.
Gracias,
porque ya soy mi viejo conocido
y también el recién nacido,
y el antiguo muerto,
y el tonto de capirote de siempre,
y el que pronuncia palabras dictadas
que no sé de dónde vienen,
y no me pertenecen
pero me constituyen.
lunes, 2 de noviembre de 2015
ASCENDIENDO
Justo Gallego, tuvo una tuberculosis, se curó, fue monje, se salió, pero hizo una promesa y dedicó su vida a construir una catedral heterodoxa. No es albañil, ni arquitecto, pero ha construido su sueño en Mejorada del Campo, en un terreno que heredó de su familia. Un sueño a la gloria de Dios.
Llegas allí y ves lo que hace la fe, el que quiere saber acaba sabiendo, aunque no sepa, el que desea hacer se convierte en acto y el acto dibuja su forma genial irregular de cúpulas y torres, de materiales de deshecho, de fantasía hecha realidad.
La necesidad de escalar hacia el cielo azul, de trascender, de ponerse en contacto con la máxima belleza, la bondad y la inteligencia infinita, pronunciemos el nombre de Dios, lo necesitamos como el pan, como el oxígeno, como el afecto.
Y de Mejorada del campo hacia Siguenza, de una catedral a otra, la piedra rubia y roja, las torres otra vez tocando el cielo, el silencio multicolor de las vidrieras, la paz conseguida en orden.
Y muy cerca, la Peña del Uso, la misma piedra roja y ocre con la cual se construyen las catedrales, bajo el Castillo de Siguenza, en el cañón de piedra, la naturaleza rocosa buscando el firmamento.
Todo nos mueve hacia arriba.
Con Belén y Carchín, con Bao y Mushka, un día lleno.
jueves, 29 de octubre de 2015
DESAPRENDER
Entran en el paraíso con su herencia resquebrajada, aprendieron a vivir alimentándose con comida amarga. Eso les constituyó, les formó, y ese sabor es como su propia sangre. Huelen la amargura y todo su ser es querencia, regresión a su origen.
No es fácil desaprender.
LLevó muchos años aprender a pervertirse, pasan muchos años hasta que uno se purifica.
Pisas el paraíso y la hierba mullida acaricia los pies, la visión habitual de diez metros no encuentra muros en kilómetros, el horizonte está limpio.
A la mujer mal tratada le besan la mano, su sonrisa llega por fin a ser bien acogida.
Un anciano nos devuelve nuestra identidad y no nos pide nada a cambio, es nuestro benefactor, quiere saber de nuestras vidas, escucharnos, pasear con nosotros.
La vida se está regenerando.
En el cielo apanas hay una nube suspendida, va pasando.
No es fácil desaprender.
LLevó muchos años aprender a pervertirse, pasan muchos años hasta que uno se purifica.
Pisas el paraíso y la hierba mullida acaricia los pies, la visión habitual de diez metros no encuentra muros en kilómetros, el horizonte está limpio.
A la mujer mal tratada le besan la mano, su sonrisa llega por fin a ser bien acogida.
Un anciano nos devuelve nuestra identidad y no nos pide nada a cambio, es nuestro benefactor, quiere saber de nuestras vidas, escucharnos, pasear con nosotros.
La vida se está regenerando.
En el cielo apanas hay una nube suspendida, va pasando.
ESTRELLA
En los asuntos esenciales, la voluntad tiene poco que hacer, las cosas suceden en una misteriosa manera, al margen de nuestros deseos y nuestras proyecciones.
Quizá por eso nos aferramos a la vida, pues nos supera, nunca dominamos la materia que se nos escapa multiforme.
Generosidad en el derroche, hay que vivir gastándose, siempre mejor que oxidarse.
Y hay una voz interior que está muy por encima de realidades supuestas, nadie puede convencer a los que persiguen a su rutilante estrella.
Se cruzarán los balazos, aparecerán socavones, pero cuando el alumbramiento está en lo alto brillando, el sendero está marcado.
Confía.
Nunca hay final.
Tampoco meta.
Quizá por eso nos aferramos a la vida, pues nos supera, nunca dominamos la materia que se nos escapa multiforme.
Generosidad en el derroche, hay que vivir gastándose, siempre mejor que oxidarse.
Y hay una voz interior que está muy por encima de realidades supuestas, nadie puede convencer a los que persiguen a su rutilante estrella.
Se cruzarán los balazos, aparecerán socavones, pero cuando el alumbramiento está en lo alto brillando, el sendero está marcado.
Confía.
Nunca hay final.
Tampoco meta.
martes, 27 de octubre de 2015
CÁNTICO
Los hay que tienen el reloj biológico adelantado,
en el coito sólo buscan su propio orgasmo y cuanto antes mejor,
terminan todo antes de tiempo,
siempre,
menos cuando están jodiendo a todo el mundo,
para eso si se toman su interminable espacio,
persiguen la envoltura de las cosas,
los números de las estadísticas,
el vértice superior de los triángulos,
la cúspide de las montañas que jamás quisieron escalar,
desprecian a los humildes,
creen que el bondadoso es estúpido,
y al inteligente lo llaman loco,
mundo de listos,
fatuos,
tramposos,
hay una invasión por todos los lados...
Pero seguirán creciendo los lirios en el campo,
seguiremos haciendo pan,
y las aves cruzarán los cielos en uve,
y los buenos amantes harán el amor hasta fundirse abrazados,
y los pastores, sentados en la roca , junto a sus perros, mirarán más allá del horizonte,
y se unirá su silencio, en el aire, al cántico de los monjes,
en el extremo opuesto del mundo.
en el coito sólo buscan su propio orgasmo y cuanto antes mejor,
terminan todo antes de tiempo,
siempre,
menos cuando están jodiendo a todo el mundo,
para eso si se toman su interminable espacio,
persiguen la envoltura de las cosas,
los números de las estadísticas,
el vértice superior de los triángulos,
la cúspide de las montañas que jamás quisieron escalar,
desprecian a los humildes,
creen que el bondadoso es estúpido,
y al inteligente lo llaman loco,
mundo de listos,
fatuos,
tramposos,
hay una invasión por todos los lados...
Pero seguirán creciendo los lirios en el campo,
seguiremos haciendo pan,
y las aves cruzarán los cielos en uve,
y los buenos amantes harán el amor hasta fundirse abrazados,
y los pastores, sentados en la roca , junto a sus perros, mirarán más allá del horizonte,
y se unirá su silencio, en el aire, al cántico de los monjes,
en el extremo opuesto del mundo.
domingo, 25 de octubre de 2015
CUMPLEDÍAS
Celebrar que tengo ojos y están los colores,
Que tengo la boca llana de palabras y de besos,
Que Pit, Diego y Reyes vuelan rutilantes sin necesidad de piruetas,
Que Fray Martín nunca se olvida de mi, ni yo de él,
Que todo es como es, aunque yo no entienda,
Que el cielo se rompe y la luna se quiebra
Y el corazón se desintegra y vuelve la paz del latido calmo,
Acompasado , imperceptible.
Y que, quizá, entonces, se nos concede el olvido.
Que puedo andar por los senderos intrincados,
Que puedo atravesar la noche oscura,
Que mi rostro se va llenando de grietas,
Y mis ojos cada vez tienen más caída.
Y la luz ya no es de color ninguno,
Como la sonrisa sin fin de ella.
Pues he vivido ya varias muertes y resurrecciones,
Varios hechos incomprensibles,
Y he respondido con suavidad a los violentos
Y me he arrodillado junto a los enfermos
Y me han bendecido desde el otro lado.
Y sigo en el recreo,
Con la camisa por fuera,
Los cordones desabrochados,
Y las coderas gastadas.
Que tengo la boca llana de palabras y de besos,
Que Pit, Diego y Reyes vuelan rutilantes sin necesidad de piruetas,
Que Fray Martín nunca se olvida de mi, ni yo de él,
Que todo es como es, aunque yo no entienda,
Que el cielo se rompe y la luna se quiebra
Y el corazón se desintegra y vuelve la paz del latido calmo,
Acompasado , imperceptible.
Y que, quizá, entonces, se nos concede el olvido.
Que puedo andar por los senderos intrincados,
Que puedo atravesar la noche oscura,
Que mi rostro se va llenando de grietas,
Y mis ojos cada vez tienen más caída.
Y la luz ya no es de color ninguno,
Como la sonrisa sin fin de ella.
Pues he vivido ya varias muertes y resurrecciones,
Varios hechos incomprensibles,
Y he respondido con suavidad a los violentos
Y me he arrodillado junto a los enfermos
Y me han bendecido desde el otro lado.
Y sigo en el recreo,
Con la camisa por fuera,
Los cordones desabrochados,
Y las coderas gastadas.
viernes, 23 de octubre de 2015
PONIENTE
Días en que no sé si estoy alucinado, descubriendo un mundo nuevo, o con la certeza de que en un rápido pasar, ya no estaré en este planeta Tierra.
Volviendo, a la caída de la tarde, desde Toledo a Madrid, la luz de poniente ilumina los edificios de las ciudades dormitorio de Madrid, el campo abierto rodea las nuevas construcciones, las montañas violetas tras los enjambres de los edificios, la marcha veloz y silenciosa del coche, la música sonando, la belleza en todo.
Y no sé si saludo o me despido.
Volviendo, a la caída de la tarde, desde Toledo a Madrid, la luz de poniente ilumina los edificios de las ciudades dormitorio de Madrid, el campo abierto rodea las nuevas construcciones, las montañas violetas tras los enjambres de los edificios, la marcha veloz y silenciosa del coche, la música sonando, la belleza en todo.
Y no sé si saludo o me despido.
miércoles, 21 de octubre de 2015
MAS ALLÁ
“ Carpe diem”, vive el presente, aprovecha el momento, esa es es la única realidad, lo demás es fantasía...
Pero eso no sólo es así, el hombre debe mirar hacia su horizonte personal, la motivación está más allá del ahora en tantas obras humanas que han trascendido, la meta es a veces invisible, y lo que nos lleva al acto es la fe en lo que no se ve pero se siente.
El camino es palpitante, miramos hacia atrás y agradecemos a los que nos pasaron el relevo y nos iluminaron con su candil, y tras el cambio de rasante el paisaje es interior, lo llevamos dibujado en nuestro corazón vidente.
Luego la tierra y los cielos nos sorprenderán y es la imaginación la que quedará, diminuta, en un pasado remoto.
Pero eso no sólo es así, el hombre debe mirar hacia su horizonte personal, la motivación está más allá del ahora en tantas obras humanas que han trascendido, la meta es a veces invisible, y lo que nos lleva al acto es la fe en lo que no se ve pero se siente.
El camino es palpitante, miramos hacia atrás y agradecemos a los que nos pasaron el relevo y nos iluminaron con su candil, y tras el cambio de rasante el paisaje es interior, lo llevamos dibujado en nuestro corazón vidente.
Luego la tierra y los cielos nos sorprenderán y es la imaginación la que quedará, diminuta, en un pasado remoto.
lunes, 19 de octubre de 2015
DISTINTOS TIEMPOS
El maestro anciano, el maestro de los autorretratos que utilizaba de modelo su propio rostro para apurar hasta el máximo, siempre me decía que la pintura hoy no podía ser eso, ese trabajo de días sucesivos, capa tras capa, profundizando pacientemente, síntesis de momentos, acumulación de estados de gracia, de miradas del que mira y del que posa, pintura clásica en el mejor de los casos...
Creía que el tiempo acelerado que vivimos, nos reclamaba una pintura impetuosa, rápida y sintética, una impronta de fuerza gestual.
No lo sé, creo en las dos maneras, tiene autenticidad profundizar en el sentimiento de siempre, ir contra corriente del tiempo acelerado, otorgándole a los días templanza y lentitud.
Y también pintar titánicamente lienzos gigantes, mover los colores a brochazos grandes, para ir mostrando la mera presencia del rostro, un retrato cada día, y uno nuevo mañana. Ir al compás del tiempo que nos ha tocado vivir que se va devorando todo a la velocidad del vértigo.
Todo puede ser válido, todo menos el mandamiento y la imposición.
Las modas se crean, no se siguen.
Creía que el tiempo acelerado que vivimos, nos reclamaba una pintura impetuosa, rápida y sintética, una impronta de fuerza gestual.
No lo sé, creo en las dos maneras, tiene autenticidad profundizar en el sentimiento de siempre, ir contra corriente del tiempo acelerado, otorgándole a los días templanza y lentitud.
Y también pintar titánicamente lienzos gigantes, mover los colores a brochazos grandes, para ir mostrando la mera presencia del rostro, un retrato cada día, y uno nuevo mañana. Ir al compás del tiempo que nos ha tocado vivir que se va devorando todo a la velocidad del vértigo.
Todo puede ser válido, todo menos el mandamiento y la imposición.
Las modas se crean, no se siguen.
jueves, 15 de octubre de 2015
LIGERO
Árboles que se abrazan con la tierra y los cielos,
nubes que rozan los cerros.
Cuerpos que se funden el uno en el otro,
corazones desbordados,
palabras que dibujan nuestro contorno
y lo abren,
y lo lanzan más allá.
Su canción en mi,
su verso,
sus colores,
su sonrisa.
Todo es un sueño pasajero,
su luz ya está en el otro lado.
Visitaré,
algún día
a los míos,
como una simple ráfaga,
una estela,
un vuelo no más.
martes, 13 de octubre de 2015
APARICIONES
Al Caserón de Berango se entraba por un camino recto, la entrada tenía la gran puerta siempre abierta, su muro rematado con sus dos bolas redondas de piedra en lo alto. El sendero gris avanzaba hacia la casa, sombreado por los altos plátanos abovedando el cielo y tamizando los rayos de luz. En la claridad del fondo, el abeto azul, en el centro del jardín. Nada más acabada la hilera de plátanos, se hallaba la casa de Isabel y Juan, los caseros. Allí merodeaban las gallinas y estaba su huerta. También los garajes, con el Opel negro, el Renault 4 rojo de la abuela Car y el Triumph Herald, amarillo y descapotable, del abuelo Pedro. Y la vivienda de Pacho, el mecánico. Al acabar la recta, el camino se curvaba ascendente, y los inmensos tilos dibujaban la elipse de entrada y bajada frente a la fachada principal de la casa y el jardín.
La piedra revestida por la bugambilia vibrante, y los ventanales de las cuatro plantas hasta llegar a los techos inclinados y las altas chimeneas, quebrando sus perfiles escarpados contra la luz del cielo.
Llegábamos a finales de Junio, y volvíamos a Madrid a primeros de Septiembre.
Allí nací un nueve de Septiembre.
La casa estaba en el punto alto de la suave colina; tras la casa, el jardín crecía descendente hasta el caserío original, la gran huerta con sus frutales y la vaquería. En el caserío vivía Adela con su familia, se ocupaba de las vacas, de la huerta y del jardín.
Había dos bosques salvajes, llenos de zarzas y de helechos, de altísimos eucaliptos, avellanos, cedros y pinos. En el límite este, el camino rojo, por donde subíamos en la bici, y el descenso en la linde oeste, por el camino negro, paralelo al río Gobelas. Ambos de tierras oscuras. Entre medias, la bici avanzaba serpenteante alrededor de la casa, por sus curvas de senderos cementados.
Cada noche después de la cena, tocaba llegar hasta el último piso donde dormíamos. Debíamos subir por la escalera de madera negra, los apóstoles retratados en los cuadros, te miraban fijamente, con sus barbas y sus figuras majestuosas. En la primera desviación de la escalera, haciendo esquina en la penumbra, un guerrero con su armadura de hierro y su espada apoyada vertical sobre el suelo. En la primera planta, los dormitorios de los abuelos, padres y tíos. Siempre la luz apagada, el espacio central de la casa iluminado por el lucernario multicolor de la vidriera del ático. La madera crujía con cada pisada, más al llegar a la proximidad de la capilla, allí el suelo desnudo, sin la protección de las alfombras y la moqueta púrpura, temblaba bajo los pies.
Se abría una pequeña puerta en el lateral y seguíamos subiendo por la escalera de servicio, hasta un descansillo con otra entrada a la capilla, en una tercera entreplanta.
Y ya el último tramo hasta el ático, allí la inmensa vidriera recibía, barandillada, la luz plateada de los ventanales inclinados del techo, luz blanca del día, negritud en la noche.
Había en el ático un ala nunca visitada, una puerta siempre cerrada, con un pasillo y varias habitaciones del servicio. Y ya nuestras habitaciones, distribuidas alrededor de la vidriera, con sus ventanas al jardín, a la altura de las copas de los grandes cedros. Nuestra habitación daba al verde, al tenis, a las hortensias rosas y azules, las lenguas de gato violetas. Y al fondo el frontón, de un verde pálido y gastado. Por encima del muro lateral del frontón, la montaña. Y más allá un cielo reducido y a veces cruzado por una hilera quebrada y humeante.
Sucedió una noche, no sé que hora sería. Mi hermano Miguel dormía en la cama de al lado. Camas de madera azul con frutos labrados en la cabecera.
Las sábanas duras, hieráticas, se me pegaban al cuerpo sudoroso, dos señores vestidos de negro con sombrero bombín también negro, se sentaron en el borde de mi cama. En silencio. Los dos juntos. Permanecieron así una hora larguísima. Se levantaron, se fueron.
Desperté a Miguel, me dijo que le dejara dormir en paz.
Nunca volví a contar esta aparición, nadie me iba a creer.
Han pasado cincuenta años.
Me sigo acordando de aquellas figuras de negro, como si se hubieran sentado en el borde de mi cama esta misma noche.
La piedra revestida por la bugambilia vibrante, y los ventanales de las cuatro plantas hasta llegar a los techos inclinados y las altas chimeneas, quebrando sus perfiles escarpados contra la luz del cielo.
Llegábamos a finales de Junio, y volvíamos a Madrid a primeros de Septiembre.
Allí nací un nueve de Septiembre.
La casa estaba en el punto alto de la suave colina; tras la casa, el jardín crecía descendente hasta el caserío original, la gran huerta con sus frutales y la vaquería. En el caserío vivía Adela con su familia, se ocupaba de las vacas, de la huerta y del jardín.
Había dos bosques salvajes, llenos de zarzas y de helechos, de altísimos eucaliptos, avellanos, cedros y pinos. En el límite este, el camino rojo, por donde subíamos en la bici, y el descenso en la linde oeste, por el camino negro, paralelo al río Gobelas. Ambos de tierras oscuras. Entre medias, la bici avanzaba serpenteante alrededor de la casa, por sus curvas de senderos cementados.
Cada noche después de la cena, tocaba llegar hasta el último piso donde dormíamos. Debíamos subir por la escalera de madera negra, los apóstoles retratados en los cuadros, te miraban fijamente, con sus barbas y sus figuras majestuosas. En la primera desviación de la escalera, haciendo esquina en la penumbra, un guerrero con su armadura de hierro y su espada apoyada vertical sobre el suelo. En la primera planta, los dormitorios de los abuelos, padres y tíos. Siempre la luz apagada, el espacio central de la casa iluminado por el lucernario multicolor de la vidriera del ático. La madera crujía con cada pisada, más al llegar a la proximidad de la capilla, allí el suelo desnudo, sin la protección de las alfombras y la moqueta púrpura, temblaba bajo los pies.
Se abría una pequeña puerta en el lateral y seguíamos subiendo por la escalera de servicio, hasta un descansillo con otra entrada a la capilla, en una tercera entreplanta.
Y ya el último tramo hasta el ático, allí la inmensa vidriera recibía, barandillada, la luz plateada de los ventanales inclinados del techo, luz blanca del día, negritud en la noche.
Había en el ático un ala nunca visitada, una puerta siempre cerrada, con un pasillo y varias habitaciones del servicio. Y ya nuestras habitaciones, distribuidas alrededor de la vidriera, con sus ventanas al jardín, a la altura de las copas de los grandes cedros. Nuestra habitación daba al verde, al tenis, a las hortensias rosas y azules, las lenguas de gato violetas. Y al fondo el frontón, de un verde pálido y gastado. Por encima del muro lateral del frontón, la montaña. Y más allá un cielo reducido y a veces cruzado por una hilera quebrada y humeante.
Sucedió una noche, no sé que hora sería. Mi hermano Miguel dormía en la cama de al lado. Camas de madera azul con frutos labrados en la cabecera.
Las sábanas duras, hieráticas, se me pegaban al cuerpo sudoroso, dos señores vestidos de negro con sombrero bombín también negro, se sentaron en el borde de mi cama. En silencio. Los dos juntos. Permanecieron así una hora larguísima. Se levantaron, se fueron.
Desperté a Miguel, me dijo que le dejara dormir en paz.
Nunca volví a contar esta aparición, nadie me iba a creer.
Han pasado cincuenta años.
Me sigo acordando de aquellas figuras de negro, como si se hubieran sentado en el borde de mi cama esta misma noche.
TORRES EN MOVIMIENTO
Los rascacielos eran rosas y azul celeste, se movían en un baile y la juventud llenaba las ventanas y los balcones, los campos de trigo llegaban hasta el borde del asfalto, las espigas doradas trepaban por las pendientes alcanzando los primeros semáforos de Madrid. Los jabalíes merodeaban en el parque del oeste. Carlos M. B, mi maestro, vivía en su casa de Rosales, y paseaba por las terrazas llenas de gente, las acacias brillaban verdes. Su hijo había escrito un libro genial de aforismos y sentencias que nadie leía, páginas llenas de sabiduría; un joven poeta que ahora vagaba de un lado a otro, sin rumbo fijo, malgastando su vida y su aureola de incomprendido.
Yo estaba en una de esas terrazas, en una mesa, con una mujer que escuchaba mis palabras en otro idioma.
La realidad cambia de color por las noches y seguimos soñando.
Nada muy distinto del acontecer diario.
Algunos cambios en el mapa, algunos cambios en el corazón.
Yo estaba en una de esas terrazas, en una mesa, con una mujer que escuchaba mis palabras en otro idioma.
La realidad cambia de color por las noches y seguimos soñando.
Nada muy distinto del acontecer diario.
Algunos cambios en el mapa, algunos cambios en el corazón.
miércoles, 7 de octubre de 2015
APROXIMACIONES
Cada vez más convencido de que la pintura tiene que ser hoy una indicación. La primera aproximación, la pureza del inicio, el esqueleto encarnado ya desde las primeras pinceladas, la trama que sostiene la vida, con sus irregularidades, sus rotos y sus grietas, con su geometría irregular, su exactitud. Y nada más.
martes, 6 de octubre de 2015
TRAS LAS IMAGEN
La pintura es un viaje solitario, una peregrinación sin compañía, un acto de fe pues ignoramos si lo que hacemos llegará a parte alguna y tendrá repercusión.
Llega un momento en que todas las explicaciones sobran, no me contéis los traumas de este pintor, ni me habléis de sus enunciados estéticos, dejarme en paz para poder mirar el cuadro en silencio.
Desde mi silencio a tu silencio.
Que no nos enturbien la mirada con tanta palabrería.
La imagen tiene su propia magia.
Veo poca pintura auténtica en las exposiciones.
Lo último que sí me ha emocionado, es una exposición de fotografía del checo Josef Koudelka.
Emulsiones de plata sobre papel, y los horizontes urbanos fundiéndose en los cielos, los muros, las miradas gitanas, un cuervo colgado en la campiña, la silueta negra de un perro.
¿ Por qué pintar entonces ? Esa es la duda de todos los que seguimos usando los pigmentos, quizá sospechamos que la pintura es doble y triple , quizá pensamos que tras la imagen real que capta la foto, hay infinitas imágenes fantasmales.
Llega un momento en que todas las explicaciones sobran, no me contéis los traumas de este pintor, ni me habléis de sus enunciados estéticos, dejarme en paz para poder mirar el cuadro en silencio.
Desde mi silencio a tu silencio.
Que no nos enturbien la mirada con tanta palabrería.
La imagen tiene su propia magia.
Veo poca pintura auténtica en las exposiciones.
Lo último que sí me ha emocionado, es una exposición de fotografía del checo Josef Koudelka.
Emulsiones de plata sobre papel, y los horizontes urbanos fundiéndose en los cielos, los muros, las miradas gitanas, un cuervo colgado en la campiña, la silueta negra de un perro.
¿ Por qué pintar entonces ? Esa es la duda de todos los que seguimos usando los pigmentos, quizá sospechamos que la pintura es doble y triple , quizá pensamos que tras la imagen real que capta la foto, hay infinitas imágenes fantasmales.
lunes, 5 de octubre de 2015
FUGAS
Iba caminando por el pasadizo lleno de libros viejos, de vez en cuando me paraba y ojeaba alguno.
Finalmente acabé comprando”Biografías y Retratos" del olvidado Giovanni Papini.
¡ Cuánto sentimiento y sabiduría, cuánta soledad compartida, cuántas revelaciones permanecen guardadas en las páginas olvidadas de los libros!
Es otra corriente vital que circula subterránea.
Corazones eternos,
el mismo dolor de siempre,
la misma fe,
el mismo amor.
Mareas que suben y bajan, lunas crecientes, cielos oscuros, silencios sonoros, cielos azules aguardando, lágrimas vertidas, la mirada al frente, la sonrisa del que sabe que no sabe, y ya nada importa, todo se fue, todo llega.
Finalmente acabé comprando”Biografías y Retratos" del olvidado Giovanni Papini.
¡ Cuánto sentimiento y sabiduría, cuánta soledad compartida, cuántas revelaciones permanecen guardadas en las páginas olvidadas de los libros!
Es otra corriente vital que circula subterránea.
Corazones eternos,
el mismo dolor de siempre,
la misma fe,
el mismo amor.
Mareas que suben y bajan, lunas crecientes, cielos oscuros, silencios sonoros, cielos azules aguardando, lágrimas vertidas, la mirada al frente, la sonrisa del que sabe que no sabe, y ya nada importa, todo se fue, todo llega.
lunes, 28 de septiembre de 2015
GRANDES ESPERANZAS
Veía “ Grandes Esperanzas”, adaptación cinematográfica de la novela de Charles Dickens, novela apasionada y romántica, iniciática, que trata la forja dura de la propia identidad, los abismos del amor, la escalada social, el origen de la propia sangre, la orfandad, el sueño y la estrella que persiguen los que quieren romper sus fronteras personales, desde el origen humilde a la opulencia y la belleza que proporciona el poder. Es natural en el ser humano progresar, escalar hacia la mejora, y no sólo importa hacia dónde se va , sino cómo se llega, qué se deja uno por el camino. Ya lo dijo Jesús, “ De qué te sirve ganar el mundo, si pierdes tu alma”.
Y pensaba en la dirección contraria, en el heroísmo inverso. No en el hombre humilde que lucha por armarse y acumular, sino en el hombre que nace en la abundancia y lucha por despojarse de lo material. En el ser que recibe la iluminación de liberarse, en el ser humano que emprende el camino del desarme y el desapego, menos romántico, menos novelesco, más escaso y extraordinario, como remar contra corriente.
Quizá la historia del Buda.
En los dos caminos hay un punto común de desarraigo, de soledad, de exilio.
El que lucha por llegar, acaba construyendo su palacio.
El que lucha por liberarse se funde en la infinita luz de la no forma, en el horizonte difuso y dorado del cuadro imposible de Turner.
Y este último camino es sin fin.
Y pensaba en la dirección contraria, en el heroísmo inverso. No en el hombre humilde que lucha por armarse y acumular, sino en el hombre que nace en la abundancia y lucha por despojarse de lo material. En el ser que recibe la iluminación de liberarse, en el ser humano que emprende el camino del desarme y el desapego, menos romántico, menos novelesco, más escaso y extraordinario, como remar contra corriente.
Quizá la historia del Buda.
En los dos caminos hay un punto común de desarraigo, de soledad, de exilio.
El que lucha por llegar, acaba construyendo su palacio.
El que lucha por liberarse se funde en la infinita luz de la no forma, en el horizonte difuso y dorado del cuadro imposible de Turner.
Y este último camino es sin fin.
martes, 22 de septiembre de 2015
UNA CANCIÓN
Sucede en una habitación blanca de hospital. La anciana de 92 años yace moribunda y entubada en la cama, su marido se levanta de la silla de ruedas y la envuelve con sus caricias, suena la canción “You´ll never know”, y ambos, balbuceando, la susurran, apenas tienen voz, se declaran su amor, es la canción que a ella le consolaba cuando él estaba en la segunda guerra mundial, e ignoraba si su amor regresaría de la batalla, quizá viviera, quizá estaría ya muerto.
Regresó y vivieron toda la vida juntos. Ahora a los 90 años ya no se sabe quién es el hombre y quién la mujer, los sexos de ambos se han difuminado, la decrepitud es evidente, se están despidiendo de la vida, la muerte es inminente, no hablan de dinero, ni de posesiones, ni de triunfos o fracasos, sólo se declaran su amor, escuchan su canción: la vida desintegrándose de toda superficie visible, la vida eternizándose en amor y melodía.
Regresó y vivieron toda la vida juntos. Ahora a los 90 años ya no se sabe quién es el hombre y quién la mujer, los sexos de ambos se han difuminado, la decrepitud es evidente, se están despidiendo de la vida, la muerte es inminente, no hablan de dinero, ni de posesiones, ni de triunfos o fracasos, sólo se declaran su amor, escuchan su canción: la vida desintegrándose de toda superficie visible, la vida eternizándose en amor y melodía.
sábado, 19 de septiembre de 2015
UN RELOJ DE BOLSILLO
Zoran era húngaro, trabajaba de peón en el campo, solía barear los olivos, recolectar las viñas, y se ocupaba también de dar de comer a las vacas. Conducía el viejo tractor con delicadeza, nunca tenía averías, lo limpiaba y lo engrasaba como si fuera nuevo. Cargaba el remolque de pienso y las vacas se acercaban a él familiarmente cuando rellenaba los comederos en los prados largos.
Tenía buena pinta, alto y desgarbado, con una tez pálida y ojos grises, su pelo cano siempre muy corto y su cara angulosa y huesuda.
Me narraba historias sencillas de su juventud, con un lenguaje nítido y elegante, eran historias tristes sin dramatismo ni sentimentalismo, parábolas de un apóstol sin iglesia. Dormía en una habitación blanca, junto al establo de las vacas, con un pequeño ventanuco que daba a la sierra, siempre tenía la ventana abierta, en cualquier estación del año.
Se había hecho una pequeña estantería de madera en la que reposaban dos libros de cuero muy gastados y un reloj de bolsillo que nunca llevaba consigo.
Una mañana , muy temprano, recién salido el sol, me esperaba en la puerta de casa.
Venía a decirme adiós. Fue conciso en la despedida, y me dejó como recuerdo su reloj de bolsillo.
Le echo de menos. Esas historias que me relataba en el campo, o junto a la lumbre en invierno, han ido creciendo en mi interior. Son relatos despojados, potentes, me gustaría tenerlos en un libro para recordar sus exactas palabras, su belleza desnuda, su grave voz irremplazable.
Ahora, cuando me tengo que poner chaqueta, llevo en el bolsillo interior el reloj de Zoran.
Y late matemático, tic, tac, como sus palabras secas que calentaban el corazón.
martes, 15 de septiembre de 2015
EL OTRO
No entendía por qué el trabajo diario no le daba resultados, la vulgaridad se le acumulaba persistente, capa tras capa de óleo, era como entrenar lo fallido.
Y sin embargo, cuando visitaba a su colega pintor,( que deambulaba por las calles y cerraba el estudio durante días seguidos, como si no le importara su oficio, sin ánimo de exponer ni mostrar su obra), entonces, frente a los cuadros de su amigo, clamaba contra la injusticia del destino, aquellos cuadros del otro estaban tocados por la gracia, y eso era así, inapelable, inexplicable, allí estaba el temblor de la verdad, la humilde majestad de la vida.
Y sin embargo, cuando visitaba a su colega pintor,( que deambulaba por las calles y cerraba el estudio durante días seguidos, como si no le importara su oficio, sin ánimo de exponer ni mostrar su obra), entonces, frente a los cuadros de su amigo, clamaba contra la injusticia del destino, aquellos cuadros del otro estaban tocados por la gracia, y eso era así, inapelable, inexplicable, allí estaba el temblor de la verdad, la humilde majestad de la vida.
NO PRONUNCIES LA PALABRA
¿ Qué es la bici ? ¿ Un cuadro de carbono plateado con pedales para alejarme de la decrepitud ?
¿ Qué es la pintura ? ¿ Un sueño real de pigmentos para construir mi tierra prometida ?
¿ Qué es el amor ? ¿ verdaderamente lo que rompe mis fronteras personales ?
¿ El otro cuerpo para cubrir mi propia calavera?
¿ Qué buscas ? ¿ Qué es eso que nunca acaba de estar ahí ?
¡ Ah ! Lo sabes tú, lo sé yo,
persigues la misma cosa de la que huyes,
no pronuncies la palabra, por una vez se de verdad elegante y guarda silencio.
¿ Qué es la pintura ? ¿ Un sueño real de pigmentos para construir mi tierra prometida ?
¿ Qué es el amor ? ¿ verdaderamente lo que rompe mis fronteras personales ?
¿ El otro cuerpo para cubrir mi propia calavera?
¿ Qué buscas ? ¿ Qué es eso que nunca acaba de estar ahí ?
¡ Ah ! Lo sabes tú, lo sé yo,
persigues la misma cosa de la que huyes,
no pronuncies la palabra, por una vez se de verdad elegante y guarda silencio.
miércoles, 9 de septiembre de 2015
UN PINTOR ORIGINAL
Nos abre la puerta de su casa-estudio, Jerónimo es menudo, no tiene edad, su mujer June, permanece en la sombra, es suave, una sonrisa acogedora.
Jerónimo pinta la mayoría de sus cuadros en superficies pequeñas, en aluminio ligero. Su estudio es pulcro, impoluto. Cajas de papel duro y blanco donde duermen a oscuras sus cuadros. Nos saca con delicadeza el primero, lo pega en la pared y así lo vemos, y el pequeño cuadro hace vibrar toda la estancia.
Desde el primer momento entras en un universo único, una vivencia relatada en la intimidad,
no es un discurso solemne, es la vida diaria de un hombre que está cerca de las cosas sencillas: él delante de su caballete, él durmiendo junto a June, el bello rostro de su mujer y la delicadeza inmensa de unas manos, la historia y el acontecer de una pintura que partió de una referencia figurativa y acabó en un laberinto puntillista y luminoso, la abstracción como una llegada imprevista, una aventura incierta.
Sus cuadros son sencillamente emocionantes porque son verdad.
Jerónimo Elespe pinta pacientemente, no es un grandilocuente ni un miniaturista, sus cuadros concienzudos jamás pierden la frescura de la emoción, vibran temblorosos, nunca entran en la cárcel de lo formal ni en el arrebato de lo gestual. Sin ninguna palabra altisonante, con la humildad del franciscano, el pintor consigue que la realidad vaya entrando en el terreno atemporal de los sueños, todo es envolvente, física cuántica, misticismo silencioso, ya no sabemos si vivimos en la luz del día o en la nocturnidad refractaria.
El ying y el yang, lo denso y lo leve, realidad y abstracción, la corriente interna de la vida, lo que recuerdas justo antes de morir, lo que vives de verdad, de eso trata esta pintura extraordinaria y única.
Cuadros que van creciendo en nuestro interior, que permanecen latentes.
Se necesitan muchos años de pintura para que un cuadro terminado tenga el arrebato de lo iniciático.
Él lo consigue.
Nos habla al oído, la revelación nos llega desde su relato autobiográfico, no hay egocentrismo, sólo común hermandad.
La estancia está abierta, podemos entrar, con él, en el país de nunca jamás.
Jerónimo pinta la mayoría de sus cuadros en superficies pequeñas, en aluminio ligero. Su estudio es pulcro, impoluto. Cajas de papel duro y blanco donde duermen a oscuras sus cuadros. Nos saca con delicadeza el primero, lo pega en la pared y así lo vemos, y el pequeño cuadro hace vibrar toda la estancia.
Desde el primer momento entras en un universo único, una vivencia relatada en la intimidad,
no es un discurso solemne, es la vida diaria de un hombre que está cerca de las cosas sencillas: él delante de su caballete, él durmiendo junto a June, el bello rostro de su mujer y la delicadeza inmensa de unas manos, la historia y el acontecer de una pintura que partió de una referencia figurativa y acabó en un laberinto puntillista y luminoso, la abstracción como una llegada imprevista, una aventura incierta.
Sus cuadros son sencillamente emocionantes porque son verdad.
Jerónimo Elespe pinta pacientemente, no es un grandilocuente ni un miniaturista, sus cuadros concienzudos jamás pierden la frescura de la emoción, vibran temblorosos, nunca entran en la cárcel de lo formal ni en el arrebato de lo gestual. Sin ninguna palabra altisonante, con la humildad del franciscano, el pintor consigue que la realidad vaya entrando en el terreno atemporal de los sueños, todo es envolvente, física cuántica, misticismo silencioso, ya no sabemos si vivimos en la luz del día o en la nocturnidad refractaria.
El ying y el yang, lo denso y lo leve, realidad y abstracción, la corriente interna de la vida, lo que recuerdas justo antes de morir, lo que vives de verdad, de eso trata esta pintura extraordinaria y única.
Cuadros que van creciendo en nuestro interior, que permanecen latentes.
Se necesitan muchos años de pintura para que un cuadro terminado tenga el arrebato de lo iniciático.
Él lo consigue.
Nos habla al oído, la revelación nos llega desde su relato autobiográfico, no hay egocentrismo, sólo común hermandad.
La estancia está abierta, podemos entrar, con él, en el país de nunca jamás.
martes, 8 de septiembre de 2015
RAFAEL NADAL
Nadal ha dicho, después de su última derrota en el US Open , que a pesar de no estar durante este último año al nivel de su pasado esplendor, no piensa cambiar de entrenador y seguirá con su tío Toni, su entrenador de toda la vida. Voces expertas le aconsejaban un cambio, sin embargo él prefiere seguir junto a quien ha forjado su leyenda, 14 grandes ha conquistado Nadal apoyado por su equipo de siempre, ha resucitado ya dos veces y piensa que es posible una tercera vez con trabajo y manteniendo sus raíces.
En las empresas americanas, un trabajador llega un mal día a su mesa de trabajo y se encuentra con todos sus papeles en una caja, con su ordenador bloqueado, no vaya a ser que filtre información confidencial y sin teléfono móvil. Es la forma de decirle que está despedido.
El Sr Florentino Perez, monta una operación de compra venta de jugadores y utiliza a su portero titular, Keylor Navas, como moneda de cambio,- no eres más que un esclavo, negrito-, y sin previo aviso le obliga a cambiar de puesto de trabajo, de país y de ciudad en un solo día, con el solo argumento de que en el Manchester United iba a ganar más dinero. Cuando la operación falla, pide disculpas hipócritas para arreglar lo inarreglable.
Son los modos de esta época en que resultados y dinero son las únicas varas de medir.
Me gusta la elegancia de Nadal, ganaba él, pierde él, no busca responsables colaterales, sabe que la lealtad, la familiaridad, el afecto y el agradecimiento son mucho más importantes que los resultados. Todo eso es esencial, no lo es volver a ganar un grande, ya tiene catorce, mucho más de lo que él jamás soñó. Y además piensa que , junto a su equipo de siempre, volverá a ganar.
Creo que todo el mundo admira a Nadal.
Vaya ejemplo bonito.
Un ser humano que sabe ganar y perder y que jamás ha perdido el norte.
Me quito el sombrero ante el deportista, y sobre todo ante el ser humano.
Gracias Nadal.
En las empresas americanas, un trabajador llega un mal día a su mesa de trabajo y se encuentra con todos sus papeles en una caja, con su ordenador bloqueado, no vaya a ser que filtre información confidencial y sin teléfono móvil. Es la forma de decirle que está despedido.
El Sr Florentino Perez, monta una operación de compra venta de jugadores y utiliza a su portero titular, Keylor Navas, como moneda de cambio,- no eres más que un esclavo, negrito-, y sin previo aviso le obliga a cambiar de puesto de trabajo, de país y de ciudad en un solo día, con el solo argumento de que en el Manchester United iba a ganar más dinero. Cuando la operación falla, pide disculpas hipócritas para arreglar lo inarreglable.
Son los modos de esta época en que resultados y dinero son las únicas varas de medir.
Me gusta la elegancia de Nadal, ganaba él, pierde él, no busca responsables colaterales, sabe que la lealtad, la familiaridad, el afecto y el agradecimiento son mucho más importantes que los resultados. Todo eso es esencial, no lo es volver a ganar un grande, ya tiene catorce, mucho más de lo que él jamás soñó. Y además piensa que , junto a su equipo de siempre, volverá a ganar.
Creo que todo el mundo admira a Nadal.
Vaya ejemplo bonito.
Un ser humano que sabe ganar y perder y que jamás ha perdido el norte.
Me quito el sombrero ante el deportista, y sobre todo ante el ser humano.
Gracias Nadal.
lunes, 7 de septiembre de 2015
CON COLORES, SIN PALABRAS
Los cuadros me hablan, ellos son los que dirigen mis manos.
Las pinturas van ganando identidad propia, capa tras capa, erigiéndose independientes.
Quizá esos laberintos me lleven a territorios nuevos, a soluciones imprevistas.
Y cuando por fin llega la claridad, hay una seguridad inapelable.
Los cuadros se resuelven por dentro o por fuera.
En la juventud uno suele admirar y buscar la destreza formal, en la madurez importa menos la forma y más el latido interior.
Hay una belleza y una elegancia en la resolución del problema, hay una inmediatez, una sencillez, un desaliño necesario para que aflore la esencia. No hay teatralidad ni maquillaje, sólo la pureza del pintor en su proceso de depuración. El pulido posterior, la exquisitez del bruñidor, todo eso, a una edad, ya no importa, no hay tiempo que perder en orfebrería.
La presencia de la verdad aparece, la búsqueda cesa. La sombra de nuestro ser ha desaparecido, por fin somos invisibles, queda sólo el milagro de la pintura y la revelación.
Apenas un apunte del milagro vital.
Las pinturas van ganando identidad propia, capa tras capa, erigiéndose independientes.
Quizá esos laberintos me lleven a territorios nuevos, a soluciones imprevistas.
Y cuando por fin llega la claridad, hay una seguridad inapelable.
Los cuadros se resuelven por dentro o por fuera.
En la juventud uno suele admirar y buscar la destreza formal, en la madurez importa menos la forma y más el latido interior.
Hay una belleza y una elegancia en la resolución del problema, hay una inmediatez, una sencillez, un desaliño necesario para que aflore la esencia. No hay teatralidad ni maquillaje, sólo la pureza del pintor en su proceso de depuración. El pulido posterior, la exquisitez del bruñidor, todo eso, a una edad, ya no importa, no hay tiempo que perder en orfebrería.
La presencia de la verdad aparece, la búsqueda cesa. La sombra de nuestro ser ha desaparecido, por fin somos invisibles, queda sólo el milagro de la pintura y la revelación.
Apenas un apunte del milagro vital.
jueves, 3 de septiembre de 2015
PINTURA
Hay una sencillez en el acto de pintar, una persistencia infantil en el acto de mirar, una inocencia y un asombro. No estamos ante el sabio ni ante el intelectual ni ante el gurú. La pintura, como la música, es anterior al discurso, es prehistórica, es física y te mancha las manos y el corazón.
Y para coger impulso hay que regresar hasta mucho antes del ayer.
Y para coger impulso hay que regresar hasta mucho antes del ayer.
miércoles, 2 de septiembre de 2015
SIN TÍTULO
El éxito suele estar indisolublemente unido al esfuerzo y a la voluntad, por eso es tan valorado. Pero hay miles de voluntariosos y esforzados que jamás conocen la victoria.
Lo esencial está, sin embargo, a la vista de todos, están las estancias abiertas, la vida misma es un presente, los cielos azules, la belleza que nos rodea.
La verdad suele esconderse, pura, en el corazón de los desheredados, el dolor limpia el alma de telarañas y de espejos, la pesadumbre te lleva naturalmente al desprendimiento del sufrimiento baldío. El amor verdadero está casi siempre más allá, no tiene adjetivos, o sería mejor decir que ignoramos si el balazo recién recibido nos quema o nos hiela la sangre.
El amor es invulnerable, ajeno a cualquier padecimiento, recibe sin límites, deja ir sin límites, acepta sin límites. Trasciende la frontera de la propia carne.
El éxito, sin embargo, no desencadena su propia depuración , es leve, grácil, acaricia, reconforta, llena las paredes de diplomas, de menciones honoríficas, uno puede llegar a creerse dueño de su propio destino, fuerte y poderoso.
Pero eso ya fue ayer.
Lo esencial está, sin embargo, a la vista de todos, están las estancias abiertas, la vida misma es un presente, los cielos azules, la belleza que nos rodea.
La verdad suele esconderse, pura, en el corazón de los desheredados, el dolor limpia el alma de telarañas y de espejos, la pesadumbre te lleva naturalmente al desprendimiento del sufrimiento baldío. El amor verdadero está casi siempre más allá, no tiene adjetivos, o sería mejor decir que ignoramos si el balazo recién recibido nos quema o nos hiela la sangre.
El amor es invulnerable, ajeno a cualquier padecimiento, recibe sin límites, deja ir sin límites, acepta sin límites. Trasciende la frontera de la propia carne.
El éxito, sin embargo, no desencadena su propia depuración , es leve, grácil, acaricia, reconforta, llena las paredes de diplomas, de menciones honoríficas, uno puede llegar a creerse dueño de su propio destino, fuerte y poderoso.
Pero eso ya fue ayer.
viernes, 28 de agosto de 2015
SORPRESA
Llevaban viéndose algunos meses. Un día, con mucho misterio, él le regaló a ella un pequeño objeto envuelto en papel de regalo. Debía abrirlo cuando ella llegara a su casa y estuviera sola.
Así lo hizo, y se encontró una pequeña caja de madera llena de papeles de colores. Ella fue abriendo cada uno de esos papeles y leyendo, en cada una de esas hojas plegadas de colores distintos, uno tras otro los halagos más empalagosos que nunca hubiera imaginado. Al llegar al noveno de esos papeles, cerró la caja de madera y la tiró a la papelera.
Nunca más volvió a ver a ese señor.
Así lo hizo, y se encontró una pequeña caja de madera llena de papeles de colores. Ella fue abriendo cada uno de esos papeles y leyendo, en cada una de esas hojas plegadas de colores distintos, uno tras otro los halagos más empalagosos que nunca hubiera imaginado. Al llegar al noveno de esos papeles, cerró la caja de madera y la tiró a la papelera.
Nunca más volvió a ver a ese señor.
jueves, 27 de agosto de 2015
DESPEDIDAS Y ENCUENTROS
Para ti M.C
Te querías ir hace tiempo,
pero perseverabas,
eras una rebelde obediente,
dejabas que pasaran los días.
No te gustaba la ventana a la que te asomabas,
tu naturaleza iba en contra de la inmovilidad en la que estabas presa.
Pero ya dejaste de beber y de comer.
No se a dónde te has ido
pero allá en dónde estés
estaré yo contigo.
No sé dónde permanezco yo,
me hago tantas preguntas y los cielos me devuelven silencios y nubes.
Pero en cualquier lugar por el que yo merodee,
estarás tú conmigo.
Te querías ir hace tiempo,
pero perseverabas,
eras una rebelde obediente,
dejabas que pasaran los días.
No te gustaba la ventana a la que te asomabas,
tu naturaleza iba en contra de la inmovilidad en la que estabas presa.
Pero ya dejaste de beber y de comer.
No se a dónde te has ido
pero allá en dónde estés
estaré yo contigo.
No sé dónde permanezco yo,
me hago tantas preguntas y los cielos me devuelven silencios y nubes.
Pero en cualquier lugar por el que yo merodee,
estarás tú conmigo.
miércoles, 26 de agosto de 2015
DE DÓNDE ERES
A M.Castaño
Incapaz de compartir la degradación de los adultos, ha preferido vivir en la escuela rodeada de niños.
Escondida púdicamente en su misterio, silenciosa de si misma, se torna todo ojos y curiosidad cuando aparece el prójimo.
De su blancura astral y su físico escuálido, cabría decir que no tiene edad, que camina por un hilo entre la vida y la muerte o que es la niña de siempre jugando entre los demás.
Cocodrilos, gaviotas y ballenas de caramelo, nubes de espuma , azúcar y café como único alimento natural. Aire y sólo aire parece caber en tan menudo cuerpo. Eso es ella, una brisa que desaparece sin dejar rastro.
No es de aquí, piensas al verla. Pero si se ha elevado en soledad por encima de su fuego oculto es porque no ha encontrado una fuerza terrenal a la inmedida de su pasión.
Parece así destituida de todo, dueña de un tiempo distinto, de un ritmo atemporal.
Y no puedes dejar de preguntarle: ¿ De dónde vienes y a dónde vas?. Y ella contestará que el cielo es violeta y que se olvidó de regar una rosa blanca.
Pero si le preguntas por ti o por mi, dibujará un círculo mágico y perfecto capaz de contener tu vida y la mía con una exactitud inquietante en el ayer, en el ahora y en el porvenir.
Alivia nuestras inquietudes, devuelve firmeza a nuestras dudas y reaparece junto a ti en épocas de transición, justo cuando se vislumbra una conversión.
Recuerdo un a tardecer en mi estudio. Cuando escuchaba su opinión certera sobre un retrato recién pintado, una hoja escrita cayó al suelo, se agachó para recogerla y de su camisa blanca apareció imprevisible un pecho desnudo y adolescente, alma asomada y visible en lo carnal.
Grabé para siempre así su imposible retrato:
Carne espiritual de luz lunar, rostro espectral de niña eterna, pecho desnudo, camisa y falda blanca, rodillas huesudas que seguían hacia abajo como dos finísimos y transparentes troncos de abedul, hasta llegar a unos pies calzados en unos zapatos de tacón pequeños y verdes como las manzanas brillantes y prohibidas del paraíso.
Tendría que ser un experto en la ciencia que estudia el origen del mundo y de la vida, para saber qué sucedió en el orden cósmico cuando ella nació. Pues se equivocaron de siglo, de lugar y de planeta.
No creo en la edad, ni en las clases sociales, ni en las distintas ciudades...pero existen.
A pesar de todas esas adversidades que el destino ha interpuesto entre nosotros, ella y yo hemos levantado nuestra historia , ya larga, desde aquel niño a quien ella enseñó a a leer y a escribir, hasta este hombre que hoy puede decirle en verdad “ yo te amo”.
Ella sabe que me debe su retrato y yo sé que nunca se lo haré.
* Escribí estas letras hace quince años, aparecen en mi libro “ Grietas (Apuntes de un pintor)
Esta mañana, 26 de agosto de 2015, ha muerto Maruja Castaño.
Ya descansas, Maruja, ya estás al fin en la luz, ya no extrañas nada. TQ.
Incapaz de compartir la degradación de los adultos, ha preferido vivir en la escuela rodeada de niños.
Escondida púdicamente en su misterio, silenciosa de si misma, se torna todo ojos y curiosidad cuando aparece el prójimo.
De su blancura astral y su físico escuálido, cabría decir que no tiene edad, que camina por un hilo entre la vida y la muerte o que es la niña de siempre jugando entre los demás.
Cocodrilos, gaviotas y ballenas de caramelo, nubes de espuma , azúcar y café como único alimento natural. Aire y sólo aire parece caber en tan menudo cuerpo. Eso es ella, una brisa que desaparece sin dejar rastro.
No es de aquí, piensas al verla. Pero si se ha elevado en soledad por encima de su fuego oculto es porque no ha encontrado una fuerza terrenal a la inmedida de su pasión.
Parece así destituida de todo, dueña de un tiempo distinto, de un ritmo atemporal.
Y no puedes dejar de preguntarle: ¿ De dónde vienes y a dónde vas?. Y ella contestará que el cielo es violeta y que se olvidó de regar una rosa blanca.
Pero si le preguntas por ti o por mi, dibujará un círculo mágico y perfecto capaz de contener tu vida y la mía con una exactitud inquietante en el ayer, en el ahora y en el porvenir.
Alivia nuestras inquietudes, devuelve firmeza a nuestras dudas y reaparece junto a ti en épocas de transición, justo cuando se vislumbra una conversión.
Recuerdo un a tardecer en mi estudio. Cuando escuchaba su opinión certera sobre un retrato recién pintado, una hoja escrita cayó al suelo, se agachó para recogerla y de su camisa blanca apareció imprevisible un pecho desnudo y adolescente, alma asomada y visible en lo carnal.
Grabé para siempre así su imposible retrato:
Carne espiritual de luz lunar, rostro espectral de niña eterna, pecho desnudo, camisa y falda blanca, rodillas huesudas que seguían hacia abajo como dos finísimos y transparentes troncos de abedul, hasta llegar a unos pies calzados en unos zapatos de tacón pequeños y verdes como las manzanas brillantes y prohibidas del paraíso.
Tendría que ser un experto en la ciencia que estudia el origen del mundo y de la vida, para saber qué sucedió en el orden cósmico cuando ella nació. Pues se equivocaron de siglo, de lugar y de planeta.
No creo en la edad, ni en las clases sociales, ni en las distintas ciudades...pero existen.
A pesar de todas esas adversidades que el destino ha interpuesto entre nosotros, ella y yo hemos levantado nuestra historia , ya larga, desde aquel niño a quien ella enseñó a a leer y a escribir, hasta este hombre que hoy puede decirle en verdad “ yo te amo”.
Ella sabe que me debe su retrato y yo sé que nunca se lo haré.
* Escribí estas letras hace quince años, aparecen en mi libro “ Grietas (Apuntes de un pintor)
Esta mañana, 26 de agosto de 2015, ha muerto Maruja Castaño.
Ya descansas, Maruja, ya estás al fin en la luz, ya no extrañas nada. TQ.
miércoles, 19 de agosto de 2015
DESCONOCIDO
Y uno sale a pasear y el camino parece un desfiladero sin barandillas.
Y ese pasadizo arduo, ese purgatorio que se alarga hasta hacerse insoportable, va creando una segunda naturaleza, el corazón vehemente se va puliendo, la mirada empieza a divisar otras cosas que hasta entonces eran imperceptibles, ya no está enfocada en un solo punto absorbente e implacable, el ángulo de visión se va abriendo hasta ser un gran angular.
Y quizá entonces, en ese momento de desapego, en ese andar sin objetivo, uno esté acercándose , sin saberlo, a otra luz.
Ya se desprendió la pertenencia que nos hacía fuertes, la posesión que nos otorgaba la seguridad.
Dejar atrás lo formal, ir penetrando en el misterio que hay más allá de las apariencias, de los cuerpos, de los símbolos y los emblemas.
Aunque uno se sienta intruso en su propio cuerpo, ajeno entre familiares, visitante en su propiedad, extranjero en su tierra, extraño ante el compás del propio corazón.
No te voy a mentir,
yo tampoco lo sé.
El amor no entiende de certezas,
es sólo que ahora veo sin mirar.
De vez en cuando se posa un cuervo en mi hombro y por la noche canta un grillo en mi espalda.
Al amanecer no hay claves secretas ni dorados aforismos.
Dejo que el cuervo levante el vuelo y el grillo entre en su escondite.
Abro la puerta de mi estudio, el pincel roza el lienzo, y el silencio dibuja su sonido.
En este territorio sólo entran los iniciados,
no hay sitio para aficionados y tampoco para profesionales.
Fui a visitar a mi anciano maestro y él no me reconoció.
Yo ya no estaba en sus recuerdos,
así que durante un par de horas,
hablamos como si todo fuera por primera vez.
Y ese pasadizo arduo, ese purgatorio que se alarga hasta hacerse insoportable, va creando una segunda naturaleza, el corazón vehemente se va puliendo, la mirada empieza a divisar otras cosas que hasta entonces eran imperceptibles, ya no está enfocada en un solo punto absorbente e implacable, el ángulo de visión se va abriendo hasta ser un gran angular.
Y quizá entonces, en ese momento de desapego, en ese andar sin objetivo, uno esté acercándose , sin saberlo, a otra luz.
Ya se desprendió la pertenencia que nos hacía fuertes, la posesión que nos otorgaba la seguridad.
Dejar atrás lo formal, ir penetrando en el misterio que hay más allá de las apariencias, de los cuerpos, de los símbolos y los emblemas.
Aunque uno se sienta intruso en su propio cuerpo, ajeno entre familiares, visitante en su propiedad, extranjero en su tierra, extraño ante el compás del propio corazón.
No te voy a mentir,
yo tampoco lo sé.
El amor no entiende de certezas,
es sólo que ahora veo sin mirar.
De vez en cuando se posa un cuervo en mi hombro y por la noche canta un grillo en mi espalda.
Al amanecer no hay claves secretas ni dorados aforismos.
Dejo que el cuervo levante el vuelo y el grillo entre en su escondite.
Abro la puerta de mi estudio, el pincel roza el lienzo, y el silencio dibuja su sonido.
En este territorio sólo entran los iniciados,
no hay sitio para aficionados y tampoco para profesionales.
Fui a visitar a mi anciano maestro y él no me reconoció.
Yo ya no estaba en sus recuerdos,
así que durante un par de horas,
hablamos como si todo fuera por primera vez.
martes, 18 de agosto de 2015
ORIGEN
Las montañas azules, el cielo amarillo, la transparencia de la tarde, la nitidez de los relieves, todo parecía un escenario. Y ese sentimiento repetido, otra vez más, de estar aquí como un espectador, perplejo ante la naturaleza del misterio, extasiado ante tanta belleza, asombrado de nuestra propia constitución, ignorante del origen, sorprendido en el cruce de caminos contrapuestos, exiliado del remoto lugar perpetuamente cercano y borrosamente recordado por mi corazón.
jueves, 13 de agosto de 2015
VAPOR
En el despegue fue cuando lo dijo, que ya nunca sería igual que antes.
Como si todo no fuera eternamente nuevo.
Se esfuman las cosas entre nuestras manos.
Todo esto es verdad y es mentira.
Porque lo vivido sigue en nosotros.
Porque el hambre está ahí,
y la sed,
y el anhelo del absoluto.
Dios no está en los templos, ni en las cruces.
Podrán quemar todos los maderos y las iglesias,
pero Él seguirá eternamente.
No me gustan las cercas, ni las fronteras, ni los marcos de las ventanas.
Descansa mi vista en los ilimitados cielos,
en los horizontes sin fin,
pero nadie va a negociar con mi necesidad.
No me gusta la sabiduría enlatada.
Ni los sabios con su barba blanca y su túnica solemne.
Me gustan las mujeres fuertes que se pasan todo por el forro de sus faldas,
y cuando digo todo hablo de nuestro sentimentalismo, nuestro oro, nuestra mierda.
Y nos hacen ver que todo eso es nada.
Al final el agua resbala por la cara, evaporándose .
Y queda el frescor que no se puede guardar en los bolsillos.
Como si todo no fuera eternamente nuevo.
Se esfuman las cosas entre nuestras manos.
Todo esto es verdad y es mentira.
Porque lo vivido sigue en nosotros.
Porque el hambre está ahí,
y la sed,
y el anhelo del absoluto.
Dios no está en los templos, ni en las cruces.
Podrán quemar todos los maderos y las iglesias,
pero Él seguirá eternamente.
No me gustan las cercas, ni las fronteras, ni los marcos de las ventanas.
Descansa mi vista en los ilimitados cielos,
en los horizontes sin fin,
pero nadie va a negociar con mi necesidad.
No me gusta la sabiduría enlatada.
Ni los sabios con su barba blanca y su túnica solemne.
Me gustan las mujeres fuertes que se pasan todo por el forro de sus faldas,
y cuando digo todo hablo de nuestro sentimentalismo, nuestro oro, nuestra mierda.
Y nos hacen ver que todo eso es nada.
Al final el agua resbala por la cara, evaporándose .
Y queda el frescor que no se puede guardar en los bolsillos.
lunes, 10 de agosto de 2015
LAS MOSCAS
Agosto, y había dejado atrás el bosque de Superbagnères, subía los últimos Km de la estación de esquí, pedaleaba las últimas rampas, mi respiración acompasada, mis piernas rítmicas, el sudor corría libre ya por todo mi cuerpo, un halcón cruzaba las nubes bajas de niebla para volver cerca de mi, sobrevolándome, y descendía rozando las cunetas, suspendiéndose otra vez en los acantilados.
Y las moscas, un pequeño ejército de moscas, en mis manos, en mis orejas, en mi frente, en el cuello, en las piernas, en los brazos.
Estaban ahí para romper la armonía del sufrimiento rítmico, poco tenían que ver con la mística del dolor o de la resistencia física y mental. Subía mirando de frente a la cima, sin miedo, eran las moscas el único elemento discordante, me impedían concentrarme, rompían el hechizo de las cumbres.
¿Qué pintan aquí las odiosas moscas? Pegajosas e insistentes, acosaban a las vacas y a los caballos, libres en las praderas altas y desnudas. Se enganchaban a mi ascenso y revoloteaban mi lenta subida.
Luego en el descenso, bajaban como polizontes en mi maillot, todas juntas y apiñadas en mi espalda.
Dentro de unos años, recordaré esta subida, los hayedos verdes, las pendientes duras y empinadas, las curvas escarpadas del camino, los valles lejanos allá abajo, el vuelo del águila, los bosques diseminados y sus praderas, el ritmo de la ascensión, la plenitud física.
Pero ahora quiero nombrar a las moscas.
Es la circunstancia externa que se cuela siempre, la pega imprevista, el nudo con el que no contábamos. La pesada burocracia que nos impide mirar hacia lo alto.
Y rompemos el equilibrio a manotazos, y las moscas siguen ahí, y la bici se tambalea y rompe linea y lo adjetivo acaba siendo absurdamente sustancial, nos persigue y perdemos trayectoria.
El maestro zen capturaba las moscas en vuelo con sus palillos sin alterar su meditación.
La belleza inmensa de la montaña perturbada por un insecto.
Algunos acaban viendo sólo moscas.
Otros la cumbre recortada contra el azul del cielo.
Pero las moscas existen.
Y las moscas, un pequeño ejército de moscas, en mis manos, en mis orejas, en mi frente, en el cuello, en las piernas, en los brazos.
Estaban ahí para romper la armonía del sufrimiento rítmico, poco tenían que ver con la mística del dolor o de la resistencia física y mental. Subía mirando de frente a la cima, sin miedo, eran las moscas el único elemento discordante, me impedían concentrarme, rompían el hechizo de las cumbres.
¿Qué pintan aquí las odiosas moscas? Pegajosas e insistentes, acosaban a las vacas y a los caballos, libres en las praderas altas y desnudas. Se enganchaban a mi ascenso y revoloteaban mi lenta subida.
Luego en el descenso, bajaban como polizontes en mi maillot, todas juntas y apiñadas en mi espalda.
Dentro de unos años, recordaré esta subida, los hayedos verdes, las pendientes duras y empinadas, las curvas escarpadas del camino, los valles lejanos allá abajo, el vuelo del águila, los bosques diseminados y sus praderas, el ritmo de la ascensión, la plenitud física.
Pero ahora quiero nombrar a las moscas.
Es la circunstancia externa que se cuela siempre, la pega imprevista, el nudo con el que no contábamos. La pesada burocracia que nos impide mirar hacia lo alto.
Y rompemos el equilibrio a manotazos, y las moscas siguen ahí, y la bici se tambalea y rompe linea y lo adjetivo acaba siendo absurdamente sustancial, nos persigue y perdemos trayectoria.
El maestro zen capturaba las moscas en vuelo con sus palillos sin alterar su meditación.
La belleza inmensa de la montaña perturbada por un insecto.
Algunos acaban viendo sólo moscas.
Otros la cumbre recortada contra el azul del cielo.
Pero las moscas existen.
LIBRES
Es curioso cómo se parecen, hasta confundirse, los contrarios.
Veo una imagen bellísima del artista Ai Weiwei, es una foto que él mismo ha colgado en Instagram.
Aparece él con su hijo flotando en una piscina de Munich. Los dos mirando al cielo, unidos sus vientres, las cabezas en extremos opuestos. La figura del hombre maduro inmensa, la del niño, grácil y menuda. Les rodea un agua ultramar, roto el azul por un leve oleaje de espuma blanca. Los brazos abiertos pierden sus formas en la vibración del agua, la cabeza del niño flota con unas gafas acuáticas de espejos azules, la cabeza del padre emerge rotunda y craneal.
¿ Están en el agua o en el espacio azul rodeados de estrellas y constelaciones? ¿ Miran hacia arriba o hacia dentro de si mismos? El azul que les rodea no tiene bordes, está abierto hacia el infinito; es el verano, estamos en Agosto, pero ellos están en alguna otra parte, en su propia felicidad, así que ellos ya han burlado al tiempo.
Ai Weiwei ha permanecido, primero encarcelado, y luego retenido en China durante casi un lustro. Nada mas recobrar su pasaporte, viajó a Alemania para ver a su hijo.
Es el momento de la libertad y la gloria del reencuentro, los cuerpos se diluyen como si regresaran al origen de los tiempos, antes del inicio. Desintegrándose en el éter, en la nebulosa del amor, un padre con su hijo, libres ya de cualquier cárcel, de cualquier barrera, de cualquier planeta conocido.
Veo una imagen bellísima del artista Ai Weiwei, es una foto que él mismo ha colgado en Instagram.
Aparece él con su hijo flotando en una piscina de Munich. Los dos mirando al cielo, unidos sus vientres, las cabezas en extremos opuestos. La figura del hombre maduro inmensa, la del niño, grácil y menuda. Les rodea un agua ultramar, roto el azul por un leve oleaje de espuma blanca. Los brazos abiertos pierden sus formas en la vibración del agua, la cabeza del niño flota con unas gafas acuáticas de espejos azules, la cabeza del padre emerge rotunda y craneal.
¿ Están en el agua o en el espacio azul rodeados de estrellas y constelaciones? ¿ Miran hacia arriba o hacia dentro de si mismos? El azul que les rodea no tiene bordes, está abierto hacia el infinito; es el verano, estamos en Agosto, pero ellos están en alguna otra parte, en su propia felicidad, así que ellos ya han burlado al tiempo.
Ai Weiwei ha permanecido, primero encarcelado, y luego retenido en China durante casi un lustro. Nada mas recobrar su pasaporte, viajó a Alemania para ver a su hijo.
Es el momento de la libertad y la gloria del reencuentro, los cuerpos se diluyen como si regresaran al origen de los tiempos, antes del inicio. Desintegrándose en el éter, en la nebulosa del amor, un padre con su hijo, libres ya de cualquier cárcel, de cualquier barrera, de cualquier planeta conocido.
martes, 21 de julio de 2015
VALIENTE Y ESFORZADO
“ Espera con paciencia al Señor, sé valiente y esforzado. Sí, espera al Señor”
Zach Johnson estaba recitando este salmo de la Biblia, con los ojos cerrados, por eso no reaccionó con júbilo a pesar de haber ganado el torneo más importante del mundo: El British Open.
Fueron el murmullo del público en el green del 18, al fallar Louis Oosthuizen el putt de birdie, y el abrazo de su caddie, los que le sacaron del trance en el que estaba sumido.
Zach Johnson no tiene la potencia de los jóvenes golfistas de la última generación, tampoco tiene el swing perfecto de muchos jugadores de academia. Ha sido y es más un trabajador incansable que un jugador dotado con un talento natural. Con un grip fuerte, con la cara del palo cerrada arriba en el swing, es su movimiento de piernas potente, el que le lleva a hacer un swing medido y repetitivo, trabajado hasta la extenuación, hasta conseguir una naturalidad que persiste en los momentos de máxima tensión. Eso es lo que quieren y buscan los grandes golfistas, un swing natural que resista la presión cuando se están jugando los torneos ante los mejores jugadores del mundo.
Zach Johnson no buscó el swing perfecto, buscó su swing, el suyo.
Un tío original, 39 años, de Iowa, padre de dos hijos, de un único amor, su mujer, religioso, lleno de fe en si mismo, humilde, un tío que jugando ante otros que le sacan 30 metros con el drive, no se arruga, sigue firme aprovechando sus cualidades y no pensando en las de los rivales, un competidor feroz, decidido, paciente: “ Sé valiente y esforzado, espera al Señor”.
Y ha ganado en St. Andrews, en Escocia, en la cuna del golf. El campo con más solera del mundo, que con su diseño natural, sigue enamorando a todos los jugadores. Golf genuino, nada de atletas culturistas, artistas del golf. Qué pena que el gran Tom Watson, que se ha despedido este fin de semana del British, no rematara su hazaña, hace tres años, para ser el primero en ganar un British con 60 años. Campos que recompensan la sabiduría y la habilidad por encima de la potencia bruta.
En su discurso espaciado por los silencios emocionados, Zach Johnson, fue superando la zozobra, y mencionó, sin olvidarse de nadie, a todos a los que debía gratitud. Homenajeó a sus fieros rivales y ensalzó su grandeza, habló del mejor amateur, valoró el inmejorable estado del campo. Y dejó para el final al Señor.
Era su forma de reconocer que todos somos insignificantes, pero la fe nos hace gigantes, invencibles cuando los astros se alinean a nuestro favor. Sólo es cuestión de trabajar incansablemente, repetir la letanía hasta el agotamiento, también la mayoría de las veces, cuando una vez más, se ha perdido o no se ha pasado el corte. “ Espera al Señor”.
Zach Johnson es ya una leyenda. Ha ganado dos grandes, los más grandes entre los grandes. Masters en el Augusta National, y El Open en St. Andrews.
El humilde trabajador de Iowa, está en el olimpo junto a Bobby Jones, Sam Snead, Ben Hogan, Nicklaus, Gary Player, Tom Watson, Seve , Faldo, Tiger.
Otros mejores que él, se siguen quejando del tiempo, de la mala suerte, de las jorobas del terreno.
Pero Z. Johnson va a seguir ahí, abrasando las banderas, metiendo los putts, esperando al Señor, confiando valiente y esforzado, agradecido a su familia, reverenciando a sus maestros.
David ante Goliat.
Zach Johnson estaba recitando este salmo de la Biblia, con los ojos cerrados, por eso no reaccionó con júbilo a pesar de haber ganado el torneo más importante del mundo: El British Open.
Fueron el murmullo del público en el green del 18, al fallar Louis Oosthuizen el putt de birdie, y el abrazo de su caddie, los que le sacaron del trance en el que estaba sumido.
Zach Johnson no tiene la potencia de los jóvenes golfistas de la última generación, tampoco tiene el swing perfecto de muchos jugadores de academia. Ha sido y es más un trabajador incansable que un jugador dotado con un talento natural. Con un grip fuerte, con la cara del palo cerrada arriba en el swing, es su movimiento de piernas potente, el que le lleva a hacer un swing medido y repetitivo, trabajado hasta la extenuación, hasta conseguir una naturalidad que persiste en los momentos de máxima tensión. Eso es lo que quieren y buscan los grandes golfistas, un swing natural que resista la presión cuando se están jugando los torneos ante los mejores jugadores del mundo.
Zach Johnson no buscó el swing perfecto, buscó su swing, el suyo.
Un tío original, 39 años, de Iowa, padre de dos hijos, de un único amor, su mujer, religioso, lleno de fe en si mismo, humilde, un tío que jugando ante otros que le sacan 30 metros con el drive, no se arruga, sigue firme aprovechando sus cualidades y no pensando en las de los rivales, un competidor feroz, decidido, paciente: “ Sé valiente y esforzado, espera al Señor”.
Y ha ganado en St. Andrews, en Escocia, en la cuna del golf. El campo con más solera del mundo, que con su diseño natural, sigue enamorando a todos los jugadores. Golf genuino, nada de atletas culturistas, artistas del golf. Qué pena que el gran Tom Watson, que se ha despedido este fin de semana del British, no rematara su hazaña, hace tres años, para ser el primero en ganar un British con 60 años. Campos que recompensan la sabiduría y la habilidad por encima de la potencia bruta.
En su discurso espaciado por los silencios emocionados, Zach Johnson, fue superando la zozobra, y mencionó, sin olvidarse de nadie, a todos a los que debía gratitud. Homenajeó a sus fieros rivales y ensalzó su grandeza, habló del mejor amateur, valoró el inmejorable estado del campo. Y dejó para el final al Señor.
Era su forma de reconocer que todos somos insignificantes, pero la fe nos hace gigantes, invencibles cuando los astros se alinean a nuestro favor. Sólo es cuestión de trabajar incansablemente, repetir la letanía hasta el agotamiento, también la mayoría de las veces, cuando una vez más, se ha perdido o no se ha pasado el corte. “ Espera al Señor”.
Zach Johnson es ya una leyenda. Ha ganado dos grandes, los más grandes entre los grandes. Masters en el Augusta National, y El Open en St. Andrews.
El humilde trabajador de Iowa, está en el olimpo junto a Bobby Jones, Sam Snead, Ben Hogan, Nicklaus, Gary Player, Tom Watson, Seve , Faldo, Tiger.
Otros mejores que él, se siguen quejando del tiempo, de la mala suerte, de las jorobas del terreno.
Pero Z. Johnson va a seguir ahí, abrasando las banderas, metiendo los putts, esperando al Señor, confiando valiente y esforzado, agradecido a su familia, reverenciando a sus maestros.
David ante Goliat.
lunes, 20 de julio de 2015
CERRANDO LOS OJOS
El cuerpo siempre puede un poco más.
La mente puede aquietarse hasta la libertad y la fluidez.
No es el milímetro imposible lo que persigue el pintor, es otra cosa.
Los árboles viejos y gigantes cambian el curso del viento y crean su propia atmósfera.
El azul del cielo no es azul.
El mar es gris.
Yo soy más, pero no me atrevo.
Las casas abandonadas gritan.
Los perros nos dan lecciones y levantan la pata.
A los pájaros cantores no les gusta exhibirse.
El maestro siempre pronuncia una palabra menos.
La lejanía es violeta, como el alma.
Yo tengo un secreto, y cada vez que lo sueño, me sorprende lo estúpido que soy.
La piedra y el cristal se gustan y se buscan.
Las nubes, siempre las nubes.
Hay que mirarlas en silencio.
Como a las mujeres.
La mente puede aquietarse hasta la libertad y la fluidez.
No es el milímetro imposible lo que persigue el pintor, es otra cosa.
Los árboles viejos y gigantes cambian el curso del viento y crean su propia atmósfera.
El azul del cielo no es azul.
El mar es gris.
Yo soy más, pero no me atrevo.
Las casas abandonadas gritan.
Los perros nos dan lecciones y levantan la pata.
A los pájaros cantores no les gusta exhibirse.
El maestro siempre pronuncia una palabra menos.
La lejanía es violeta, como el alma.
Yo tengo un secreto, y cada vez que lo sueño, me sorprende lo estúpido que soy.
La piedra y el cristal se gustan y se buscan.
Las nubes, siempre las nubes.
Hay que mirarlas en silencio.
Como a las mujeres.
viernes, 17 de julio de 2015
UN TROTAMUNDOS EN EL TOUR
Svein Tuft. Anduvo tres años de vagabundo con una bicicleta, un perro y un carromato con sus escasos enseres. Cruzó desiertos mejicanos y estadounidenses, superficies heladas en Alaska, se defendió de los lobos en noches oscuras y solitarias, en páramos inhóspitos. Todo eso lo hizo al abandonar su casa a los diecisiete años en busca de soledad y fortaleza mental.
Svein era un atleta del alma, pero con esa bicicleta y la única compañía de su perro, fue moldeando sus piernas y su corazón, y llegó a ser un verdadero atleta también del cuerpo.
La primera vez que se oyó hablar de Svein Tuft (Langley, Canadá, 1977) fue en los juegos de Pekín de 2008. Se disputaba junto a la gran muralla la prueba olímpica de ciclismo contrarreloj, y ese desconocido de 31 años ocupaba el primer lugar de la clasificación, por delante de corredores consagrados. Finalmente acabó séptimo, pero su actuación tuvo repercusión mundial, y empezaron a escribir sobre su aventura personal. Poco después de los juegos, gano una medalla de plata en los mundiales contrarreloj, en Varese.
Ahora con 38 años, está corriendo el Tour de Francia, en el equipo Orica, es un tipo duro y admirado que se parte el pecho por sus compañeros de equipo. Fue en 2013 cuando debutó en el tour con 36 años y marcó un récord en el ciclismo moderno como el rookie más veterano.
Durante la temporada de ciclismo profesional, se ha asentado en Andorra, y ahí se siente bien. “ Abro la ventana y sólo veo la montaña y la naturaleza”.
Esta información la podéis ver de forma más completa en un artículo brillante de Fernando Llamas, enviado del periódico Marca, cubriendo en estas fechas la información del tour de Francia. Su artículo se titula : ” El tipo más duro del pelotón"
Svein era un atleta del alma, pero con esa bicicleta y la única compañía de su perro, fue moldeando sus piernas y su corazón, y llegó a ser un verdadero atleta también del cuerpo.
La primera vez que se oyó hablar de Svein Tuft (Langley, Canadá, 1977) fue en los juegos de Pekín de 2008. Se disputaba junto a la gran muralla la prueba olímpica de ciclismo contrarreloj, y ese desconocido de 31 años ocupaba el primer lugar de la clasificación, por delante de corredores consagrados. Finalmente acabó séptimo, pero su actuación tuvo repercusión mundial, y empezaron a escribir sobre su aventura personal. Poco después de los juegos, gano una medalla de plata en los mundiales contrarreloj, en Varese.
Ahora con 38 años, está corriendo el Tour de Francia, en el equipo Orica, es un tipo duro y admirado que se parte el pecho por sus compañeros de equipo. Fue en 2013 cuando debutó en el tour con 36 años y marcó un récord en el ciclismo moderno como el rookie más veterano.
Durante la temporada de ciclismo profesional, se ha asentado en Andorra, y ahí se siente bien. “ Abro la ventana y sólo veo la montaña y la naturaleza”.
Esta información la podéis ver de forma más completa en un artículo brillante de Fernando Llamas, enviado del periódico Marca, cubriendo en estas fechas la información del tour de Francia. Su artículo se titula : ” El tipo más duro del pelotón"
miércoles, 15 de julio de 2015
SORPRESAS COTIDIANAS
Paseo por Madrid, calle General Pardiñas, entro en una libreria de segunda mano, me atiende un librero joven, argentino. He visto en el escaparate “ Conversaciones con Al Pacino”, de Lawrence Grobel. Pregunto el precio, 2€, es un libro bien editado, de tapas duras, con una muy buena foto de Al Pacino en su portada. Lo compro.
Eso es Madrid, encontrarás el restaurante más caro y más absurdo, y un libro que es una joya por menos de lo que cuesta una cerveza en un tugurio.
Sencillamente, hay que quitarse las etiquetas del cerebro.
Eso es Madrid, encontrarás el restaurante más caro y más absurdo, y un libro que es una joya por menos de lo que cuesta una cerveza en un tugurio.
Sencillamente, hay que quitarse las etiquetas del cerebro.
JUVENTUD
En un viaje en tren hacia Sevilla, junto a mi padre, hace ya algunos años, cuando mis hijos estaban todavía en edad escolar, él me preguntó si alguno de ellos seguiría mi vocación artística.
Le respondí que no, y él contestó: “ Menos mal, ninguna familia resiste dos generaciones de artistas”.
Además de que eso no es verdad, y estábamos en el terreno del humor y las risas, luego la vida viene con su corriente y nos desdice a todos.
Reyes está en Bellas Artes, pinta como quien canta, y canta como si hablara. Hace unos vídeos de imágenes y músicas inspiradas, aprendo de ella, aprendo de los que vienen a renovarnos, los tiempos cambian, mi corazón se abre, comprende, se emociona.
Aunque yo sigo en mi caballete pintando rostros y cerros, y la pintura de siempre seguirá por siempre.
Pero qué importa la pintura, veo los ojos de Reyes y me lleno de frescura y de su alegría.
¡La pureza de la juventud incontaminada! , no cambies nunca, Reyes. Sigue en tu sueño que es más real que toda la triste y pesada burocracia de la vida muerta y opaca de los que sólo piensan en ganancias y seguridades.
Escucho mientras escribo a Melody Gardot, ella hace canciones que parecen rescatadas de la eternidad, la belleza sigue expandiéndose, qué falso que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Lo mejor siempre está ahí, tras el último cerro del horizonte.
Le respondí que no, y él contestó: “ Menos mal, ninguna familia resiste dos generaciones de artistas”.
Además de que eso no es verdad, y estábamos en el terreno del humor y las risas, luego la vida viene con su corriente y nos desdice a todos.
Reyes está en Bellas Artes, pinta como quien canta, y canta como si hablara. Hace unos vídeos de imágenes y músicas inspiradas, aprendo de ella, aprendo de los que vienen a renovarnos, los tiempos cambian, mi corazón se abre, comprende, se emociona.
Aunque yo sigo en mi caballete pintando rostros y cerros, y la pintura de siempre seguirá por siempre.
Pero qué importa la pintura, veo los ojos de Reyes y me lleno de frescura y de su alegría.
¡La pureza de la juventud incontaminada! , no cambies nunca, Reyes. Sigue en tu sueño que es más real que toda la triste y pesada burocracia de la vida muerta y opaca de los que sólo piensan en ganancias y seguridades.
Escucho mientras escribo a Melody Gardot, ella hace canciones que parecen rescatadas de la eternidad, la belleza sigue expandiéndose, qué falso que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Lo mejor siempre está ahí, tras el último cerro del horizonte.
viernes, 10 de julio de 2015
LO INNOMBRABLE
Tengo la extraña sensación, cuando aparece la palabra Dios, que entro en un terreno vedado, que como en el antiguo testamento, Dios, Yahvé, es o debería ser el innombrable.
El que pronunciaba la palabra Dios, era castigado con la pena de muerte, tal era el respeto que se tenía a Dios.
Hoy, sencillamente siento que soy ignorante, que no sé, me adentro furtivo en tierra prohibida, empequeñezco lo ilimitado estableciendo fronteras conocidas, queremos hacer un Dios a nuestra medida, y Dios está fuera de toda escala, si buscas dentro de tus propios límites no vas a encontrar más que lo que ya te pertenece, vas a encontrar algo que ya es conocido.
Las palabras zozobran, el dios barbudo y colosal de la capilla Sixtina es bellísimo, pero es un hombre como nosotros.
Es como recorrer un cuarto cerrado a oscuras y encontrar de pronto el interruptor, enciendes la luz y te encuentras con las cuatro paredes que te confinan.
En mi hay una querencia de belleza, de bondad, de inteligencia, una querencia hacia lo total, siento eso en mi corazón, lo intuyo también con el cerebro, pero la luz absoluta es una laguna sin bordes, un espejismo, corta todas las conexiones, te lleva más allá , hasta donde no llegan las palabras, hasta el misterioso silencio sonoro, dejo de pronunciar cualquier vocablo.
Esa necesidad está en mi, existe en el hombre desde las cuevas de Altamira, necesitamos una conexión con la magia, con lo trascendente, con el sueño, con el arte, con la religión.
Pero lo titulan, le ponen nombre, y entonces parece un cuento.
Yo me arrodillo ante el misterio.
No le puedo poner nombre.
No cierro ninguna puerta, abrir una ventana hacia ese misterio es siempre válido, no entierro ninguna cultura, abrazo cualquier tentativa de aproximación hacia lo mejor.
Puedo entrar en el templo y arrodillarme ante el cuerpo de Cristo , sublime Rondanini, la última figura que esculpió Miguel Ángel.
Puedo entrar en la capilla y permanecer en silencio ante los cuadros de Rothko, y cerrar los ojos, y sentir esa luz en la misma oscuridad resplandeciente, la misma reverberación, el mismo misticismo.
La palabra de Buda puede ser revelación.
El científico nos puede hablar de la fusión de los átomos.
Al final arrodíllate, y siente.
Tenemos las palabras pero que no te llenen la boca.
El que pronunciaba la palabra Dios, era castigado con la pena de muerte, tal era el respeto que se tenía a Dios.
Hoy, sencillamente siento que soy ignorante, que no sé, me adentro furtivo en tierra prohibida, empequeñezco lo ilimitado estableciendo fronteras conocidas, queremos hacer un Dios a nuestra medida, y Dios está fuera de toda escala, si buscas dentro de tus propios límites no vas a encontrar más que lo que ya te pertenece, vas a encontrar algo que ya es conocido.
Las palabras zozobran, el dios barbudo y colosal de la capilla Sixtina es bellísimo, pero es un hombre como nosotros.
Es como recorrer un cuarto cerrado a oscuras y encontrar de pronto el interruptor, enciendes la luz y te encuentras con las cuatro paredes que te confinan.
En mi hay una querencia de belleza, de bondad, de inteligencia, una querencia hacia lo total, siento eso en mi corazón, lo intuyo también con el cerebro, pero la luz absoluta es una laguna sin bordes, un espejismo, corta todas las conexiones, te lleva más allá , hasta donde no llegan las palabras, hasta el misterioso silencio sonoro, dejo de pronunciar cualquier vocablo.
Esa necesidad está en mi, existe en el hombre desde las cuevas de Altamira, necesitamos una conexión con la magia, con lo trascendente, con el sueño, con el arte, con la religión.
Pero lo titulan, le ponen nombre, y entonces parece un cuento.
Yo me arrodillo ante el misterio.
No le puedo poner nombre.
No cierro ninguna puerta, abrir una ventana hacia ese misterio es siempre válido, no entierro ninguna cultura, abrazo cualquier tentativa de aproximación hacia lo mejor.
Puedo entrar en el templo y arrodillarme ante el cuerpo de Cristo , sublime Rondanini, la última figura que esculpió Miguel Ángel.
Puedo entrar en la capilla y permanecer en silencio ante los cuadros de Rothko, y cerrar los ojos, y sentir esa luz en la misma oscuridad resplandeciente, la misma reverberación, el mismo misticismo.
La palabra de Buda puede ser revelación.
El científico nos puede hablar de la fusión de los átomos.
Al final arrodíllate, y siente.
Tenemos las palabras pero que no te llenen la boca.
jueves, 9 de julio de 2015
MATAMALA II
El duende se sube al coloso, el gigantesco roble nos ha tendido su brazo roto y Belén trepa hasta su copa.
Allí abarca toda la vista del valle, el horizonte azul perdiéndose en la calima del verano.
Y descubre el secreto del gigantesco árbol, un gran hueco en el mismo centro de su tronco.
Ella lleva tiempo queriendo encontrar respuestas, pero Dios no habla, sus respuestas no están constituidas por las huecas palabras, sus signos son otros, a veces sutiles señales, en otras ocasiones contundentes hechos que agujerean las tierras o la quimérica eternidad de los gigantescos robles.
Es la vida y la muerte que están indisolublemente unidas.
Pero el roble quebrado vuelve a mostrar sus hojas verdes, Belén tiene la respuesta en si, sólo que no se mira en el espejo, a pesar del silencio ella sigue con su alegría imperecedera, está salvada y no lo sabe. Parece, ahí subida, oculta entre el ramaje y el verdor, el gran alma del coloso.
Todo está agrietado, es la esencia de la vida.
OTROS SERES
Hace tiempo que murió Iru, yace en la ladera de la montaña bajo el inmenso pino.
Estos últimos días, he paseado con Max, perro de aguas, y he recordado tanto a Iru.
Max nos acompañaba inseparable en nuestros paseos, se instalaba en la sombra del gigante roble, paciente, si íbamos hacia otro lado él venía, dormía a los pies de la cama. Si le dejábamos en la casa, nos recibía alegre, a nuestra vuelta. Apoyaba su cuerpo contra mis piernas para sentirse lleno de afecto.
Que ternura, no sé, ¿están los ángeles en el corazón de ciertos animales?
En cualquier caso, cuánto se aprende al lado de Iru, de Max, bajo la sombra del gran gigante del valle, el rey de la montaña, que permanece majestuoso aún cuando recientemente un rayo quebró una de sus inmensas ramas.
El silencio de la montaña, el abrasador sol de Julio en Castilla, los prados abrasados, los enebros resistentes y erguidos, los tábanos, la brisa reparadora, la paz de Max, sentado bajo el imponente roble, no hacía falta rezar, lo sagrado reinaba en el valle ardiente.
martes, 30 de junio de 2015
ETERNIDAD
Días en que una corriente de amor te arrolla dulcemente, todo va adquiriendo un sentido, el tiempo de la realización es lento, la roca va adaptando su curva tras años de erosión, el agua va puliendo la piedra, el amor va llegando silenciosamente.
Subía temprano a Madrid, y por la ventana del coche veía a las mujeres maduras con gafas de sol y ropa de hacer ejercicio, quieren mantenerse en forma, envejecer es duro. Ver como se va arrugando nuestro rostro, el cuerpo desprendiéndose, la belleza marchitándose. Todos nos agarramos a la fuerza de la juventud, a la tersura de la carne, queremos perpetuarnos en la belleza.
Y Belén le pregunta al padre Ignacio por el sentido de la vida eterna, y él, aunque es un sacerdote, se queda sorprendido por una pregunta fuera de su contexto ordinario, no están en el templo, están bajo el sol espléndido de Junio, rodeados por los enebros y las colinas amarillas, en la cuenca del Guadarrama.
La vida , Belén, hoy y en la eternidad, es sólo amor, lo demás es humo.
Subía temprano a Madrid, y por la ventana del coche veía a las mujeres maduras con gafas de sol y ropa de hacer ejercicio, quieren mantenerse en forma, envejecer es duro. Ver como se va arrugando nuestro rostro, el cuerpo desprendiéndose, la belleza marchitándose. Todos nos agarramos a la fuerza de la juventud, a la tersura de la carne, queremos perpetuarnos en la belleza.
Y Belén le pregunta al padre Ignacio por el sentido de la vida eterna, y él, aunque es un sacerdote, se queda sorprendido por una pregunta fuera de su contexto ordinario, no están en el templo, están bajo el sol espléndido de Junio, rodeados por los enebros y las colinas amarillas, en la cuenca del Guadarrama.
La vida , Belén, hoy y en la eternidad, es sólo amor, lo demás es humo.
lunes, 29 de junio de 2015
SE ES O NO
Decía Juan ramón: “ En arte se es o no”
Era su forma desnuda de negar jerarquías, el arte no es competencia como el deporte, no hay números uno y dos.
¿ Cómo comparar la humildad de Morandi con la grandilocuencia de Miguel Ángel?
Uno te lleva al silencio, a la quietud y al retiro de la oración, el gigante te lleva al éxtasis y a una plenitud más allá de lo terrenal. Son caminos contrapuestos, los cuerpos musculados, hinchados y retorcidos de Miguel Ángel te hacen cruzar fronteras terrenales hasta que la emoción estalla en un éxtasis, Miguel Ángel retuerce la belleza, la recarga, hasta que Rondanini acaba siendo un suspiro, una vertical de espiritualidad, la piedra despojada, la emoción pura.
Morandi prescinde de la sensualidad, pinta tartamudeando, hace temblar las formas, su color es incoloro, su mundo no es de este mundo.
Morandi se desnuda hasta de su oficio de pintor.
Miguel Angel se erige en inalcanzable, inhumano, capilla Sixtina, mil cuerpos, mil cabezas, mil escorzos imposibles, canteras de mármol, esclavos titánicos, mausoleos prodigiosos ¿ Pero realmente todo esto lo hizo un hombre?
Morandi en su resta parece la abuela jubilada que pinta torpemente los domingos.
Y los dos combaten contra su estupor íntimo, arañan la tierra buscando un más allá.
Uno restando, otro multiplicando, nos llevan hasta lo sagrado, hasta el mismo centro del misterio.
¿ Dónde quedan entonces los números, el 1 y el 2, el 25 y el 100 ?
Se es o no se es, no hay más.
Era su forma desnuda de negar jerarquías, el arte no es competencia como el deporte, no hay números uno y dos.
¿ Cómo comparar la humildad de Morandi con la grandilocuencia de Miguel Ángel?
Uno te lleva al silencio, a la quietud y al retiro de la oración, el gigante te lleva al éxtasis y a una plenitud más allá de lo terrenal. Son caminos contrapuestos, los cuerpos musculados, hinchados y retorcidos de Miguel Ángel te hacen cruzar fronteras terrenales hasta que la emoción estalla en un éxtasis, Miguel Ángel retuerce la belleza, la recarga, hasta que Rondanini acaba siendo un suspiro, una vertical de espiritualidad, la piedra despojada, la emoción pura.
Morandi prescinde de la sensualidad, pinta tartamudeando, hace temblar las formas, su color es incoloro, su mundo no es de este mundo.
Morandi se desnuda hasta de su oficio de pintor.
Miguel Angel se erige en inalcanzable, inhumano, capilla Sixtina, mil cuerpos, mil cabezas, mil escorzos imposibles, canteras de mármol, esclavos titánicos, mausoleos prodigiosos ¿ Pero realmente todo esto lo hizo un hombre?
Morandi en su resta parece la abuela jubilada que pinta torpemente los domingos.
Y los dos combaten contra su estupor íntimo, arañan la tierra buscando un más allá.
Uno restando, otro multiplicando, nos llevan hasta lo sagrado, hasta el mismo centro del misterio.
¿ Dónde quedan entonces los números, el 1 y el 2, el 25 y el 100 ?
Se es o no se es, no hay más.
sábado, 27 de junio de 2015
SOLDADOS
Soldado de la pintura, soldado del amor, soldado del deporte, periodos prolongados de mi vida en la que todo seguía un orden establecido, como si perteneciera a una orden determinada o a un ejército, a un equipo de afilados ciclistas. Esa sensación de obedecer sin rebelarse, de tener una rutina diaria, un orden vital, un objetivo claro, el mismo uniforme todas las mañanas, las mismas botas, la hora de levantarse y de acostarse.
Limpiar los pinceles, desengrasarlos, dejarlos listos para el siguiente día.
Y la vida suele ser productiva en esos periodos de estabilidad, parece que hay un cierto sentido. Como cuando uno avanza en oración por un rosario, repitiendo las mismas letanías.
Quizá haya gente que viva su vida siempre así, otros vemos interrumpidas nuestras trayectorias, y nos rompemos, obligados a reconstruirnos del todo.
La vida deja de ser una linea recta, no sé si es mejor o peor, a veces es preciso enumerar los hechos de una forma aséptica, no juzgar, no opinar, no afiliarse en ningún sentido, ser apátrida, vagabundo, dejar que el agua corriente nos lleve, ver nuestras vivencias como si fueran ajenas, ver el dolor sin pronunciar la palabra, solamente vivir la sensación.
Sé lo que es tener la mirada clavada en una meta y también sé lo que es verse invadido por la sorpresa, por la fuerza vital de lo inesperado, las resurrecciones, el milagro vital, la nueva luz.
No ser por siempre un soldado, no ser eternamente un vagabundo.
Trabajar como un obrero, sentir como un visionario.
Entender a los obedientes, comprender a los rebeldes, poder andar descalzo por la pradera cuesta abajo, calzarse las botas pesadas y emprender de nuevo las subidas.
Mirar las nubes y pintarlas.
Limpiar los pinceles, desengrasarlos, dejarlos listos para el siguiente día.
Y la vida suele ser productiva en esos periodos de estabilidad, parece que hay un cierto sentido. Como cuando uno avanza en oración por un rosario, repitiendo las mismas letanías.
Quizá haya gente que viva su vida siempre así, otros vemos interrumpidas nuestras trayectorias, y nos rompemos, obligados a reconstruirnos del todo.
La vida deja de ser una linea recta, no sé si es mejor o peor, a veces es preciso enumerar los hechos de una forma aséptica, no juzgar, no opinar, no afiliarse en ningún sentido, ser apátrida, vagabundo, dejar que el agua corriente nos lleve, ver nuestras vivencias como si fueran ajenas, ver el dolor sin pronunciar la palabra, solamente vivir la sensación.
Sé lo que es tener la mirada clavada en una meta y también sé lo que es verse invadido por la sorpresa, por la fuerza vital de lo inesperado, las resurrecciones, el milagro vital, la nueva luz.
No ser por siempre un soldado, no ser eternamente un vagabundo.
Trabajar como un obrero, sentir como un visionario.
Entender a los obedientes, comprender a los rebeldes, poder andar descalzo por la pradera cuesta abajo, calzarse las botas pesadas y emprender de nuevo las subidas.
Mirar las nubes y pintarlas.
miércoles, 24 de junio de 2015
LEONARD COHEN
"There is a crack in every thing,
That´s how the light get´s in."
Cuánta paz y belleza es capaz de transmitir el ser que la busca y no la encuentra.
Los dos últimos conciertos en Madrid del Maestro Leonard, fueron milagrosos.
Las canciones de siempre mejor mejor dichas que nunca.
Unos músicos prodigiosos, una calidad en directo sublime.
Una elegancia profunda.
Una verdad pronunciada con humor y gravedad, los contrarios equilibrándose.
Fiesta y rito, celebración y oración.
El creador se arrodilla ante sus propios músicos, les agradece su virtuosismo,
la belleza que le otorgan a sus propias canciones.
El maestro se quita gravemente el sombrero y se gira entonces hacia nosotros,
nos saluda como un anciano venerable de vuelta de todo.
Leonard se inclina ante la inmensa vida, pero sigue de pie, inmortal.
AL REVÉS
¿ Y si fuera al revés ?
¿Y si las cosas que no salen o acaban malogradas fueran por causa de nuestra falta de amor y entusiasmo?
Si dejáramos de protestar por gafes y mala suerte, si dejáramos atrás la cantinela del lamento, si sencillamente un buen día empezáramos a cambiar y a reconocer que las cosas pueden cumplirse cuando nos hemos ofrecido total y apasionadamente. Entonces, ese día, habríamos dado el paso necesario e imprescindible.
Toca la guitarra y canta, anda por las calles, ponte tus gafas oscuras y camina bajo el sol, sientate en una plaza y mira a la gente.
La luz en los árboles, las distintas formas de caminar, los que llevan prisa, los acelerados y los parsimoniosos, los sonrientes y los avinagrados.
La vida es un teatro.
Un milagro.
Existes.
El sinsentido es preguntarte por el sentido de todo.
¿Y si las cosas que no salen o acaban malogradas fueran por causa de nuestra falta de amor y entusiasmo?
Si dejáramos de protestar por gafes y mala suerte, si dejáramos atrás la cantinela del lamento, si sencillamente un buen día empezáramos a cambiar y a reconocer que las cosas pueden cumplirse cuando nos hemos ofrecido total y apasionadamente. Entonces, ese día, habríamos dado el paso necesario e imprescindible.
Toca la guitarra y canta, anda por las calles, ponte tus gafas oscuras y camina bajo el sol, sientate en una plaza y mira a la gente.
La luz en los árboles, las distintas formas de caminar, los que llevan prisa, los acelerados y los parsimoniosos, los sonrientes y los avinagrados.
La vida es un teatro.
Un milagro.
Existes.
El sinsentido es preguntarte por el sentido de todo.
martes, 23 de junio de 2015
ELISA Y LA BELLEZA
Circulamos por autopistas a toda velocidad,
Y cuando llegamos , decimos: No es esto, no es esto.
Y cuando llegamos , decimos: No es esto, no es esto.
Y la vida se va quedando oculta por los senderos adyacentes.
El destino final es una quimera,
Por eso volvemos atrás en los sueños,
Y vemos a nuestra joven madre eterna.
Quizá esa es la verdadera querencia,
Y va cambiando de rostro.
Y subimos por el árbol de nuestra infancia
Para descender ancianos por el tronco de nuestra madurez y nuestra razón ciega.
El tiempo es una aguja que va pinchando las burbujas circulares,
La materia es también una pompa vacía,
Todo tiene su fecha de caducidad,
Ya no soy el mismo,
Puedo elgir aquel rostro luminoso del niño,
Hoy me he visto en el espejo minutos antes de mi muerte.
Es curioso como acabo siempre en los mismos brazos
Cuando regreso por el laberinto de los días,
Y lloro por Elisa
Antes de que ella nos dejara.
Era gorda y fea
Pero sabía amar de verdad.
Y nos estrujaba a los cinco hermanos
Un poco y mucho, hartos de tanta belleza fría
Y tantos brazos pasivos.
Hace mucho que camino por los senderos,
Ahora sonrío entre los destellos de la belleza
Y los brazos gruesos del afecto.
Y siempre vuelvo, rebelde.
Y por la mañana amanezco con los pelos encrespados,
Ya no sé si es más cierto el sueño o la vigilia.
No es esto, no es esto...
No es esto, no es esto...
lunes, 22 de junio de 2015
CURVA PROPIA
Estudios de todo tipo, estudios psicológicos de la comisura de la boca, de la inclinación de nuestros ojos, del encorvamiento de la espalda, del arqueamiento de las piernas, no va a quedar un milímetro de nuestro cuerpo sin que lo analicen exhaustivamente.
Y según esos estudios, podría decir como dijo Miguel Hernandez: “ Yo sé que ver y oír a un triste enfada, cuando se viene y va de la alegría, como de un mar meridiano a una bahía”
La caída de mis ojos, la espalda encorvada, mi voz atenuada. ¡Ah!, sí, ese soy yo, y no pienso estudiar ni hacer caso de todas esas estadísticas falsas, superficiales, que quieren llegar a la postura unificada y perfecta. ¡ Pues claro! Se torea como se es, y cada torero tiene su estilo único, cada cual debe tener su propia voz, y andar a su manera, los meandros naturales de nuestro propia corriente, que no vengan los ingenieros con el cauce rectilíneo, perfecto, arrasador de la individualidad.
Sí, ya sabemos que hay que ir con la espalda recta, sacando pecho, la nariz hacia arriba, la cabeza alta, la sonrisa blanca y la voz firme.
Pero la vida es irregular, no todo es positivo, no todo es ideal, a veces se tartamudea.
Sigamos nuestra propia curva.
Y según esos estudios, podría decir como dijo Miguel Hernandez: “ Yo sé que ver y oír a un triste enfada, cuando se viene y va de la alegría, como de un mar meridiano a una bahía”
La caída de mis ojos, la espalda encorvada, mi voz atenuada. ¡Ah!, sí, ese soy yo, y no pienso estudiar ni hacer caso de todas esas estadísticas falsas, superficiales, que quieren llegar a la postura unificada y perfecta. ¡ Pues claro! Se torea como se es, y cada torero tiene su estilo único, cada cual debe tener su propia voz, y andar a su manera, los meandros naturales de nuestro propia corriente, que no vengan los ingenieros con el cauce rectilíneo, perfecto, arrasador de la individualidad.
Sí, ya sabemos que hay que ir con la espalda recta, sacando pecho, la nariz hacia arriba, la cabeza alta, la sonrisa blanca y la voz firme.
Pero la vida es irregular, no todo es positivo, no todo es ideal, a veces se tartamudea.
Sigamos nuestra propia curva.
martes, 16 de junio de 2015
EN EL INTERNADO. KILLASHEE 2
Aquella primera noche en Killashee, aullaba un lobo negro en mi corazón. Mi compañero de dormitorio, Martin Lavin, olía horrible. En la pequeña silla asignada en la habitación, estaba mi gorra, mi camisa, mi corbata y unos pantalones de franela, la única pequeña alegría que era capaz de sentir, ese tejido gris y cálido, un pantalón elegante al que no estaba acostumbrado.
Todavía no tenía la ropa del equipo de fútbol, camiseta verde y pantalón blanco, con las medias verdes y las vueltas blancas. Ni las botas de fútbol de cuero.
Aquella noche el cielo oscuro giraba como en los cuadros de Van Gogh, y todavía no sabía lo que era la soledad, sólo sentía un gigantesco abandono que poblaba el mundo entero.
A la mañana siguiente, nos levantaron temprano, me encontré en los lavabos y en las duchas con mi primo Javi, él no hacía más que llorar y preguntar por su madre, nadie le entendía, yo pensaba que era estúpido lloriquear, no valía para nada, recuerdo el agua helada en nuestros cuerpos ateridos de frío, estos ingleses parecían ignorar lo bueno que era un baño de agua caliente. La monja joven de mirada gélida, me obligaba a darme un segundo lavado. Los irlandeses eran blancos y pecosos, yo era moreno y a ver si pensaba que lavando muchas veces la piel se iba a aclarar. Lo que no entendía ni sabía decir, era por qué no le obligaban a Martin Lavin a lavarse una y mil veces, ese olor era penetrante, quizá Martin estaba en verdad muerto de pena, y olía a cadáver.
No sé por qué los sentimientos no huelen, o quizá sí, y Martin era un adelantado a su tiempo, un profeta que se expresaba como las mofetas, expandiendo su olor. El odio puede que huela a pescado podrido, la maldad a mierda y la bondad a hierba verde y a heno.
Pronto empezaron las pequeñas alegrías, el desayuno era el mejor desayuno que yo jamás había probado. Un pan de molde más tierno que el corazón de una hada buena, una mermelada de frambuesa exuberante, gachas con azúcar y la leche más blanca y cremosa que imaginarte puedas. Había también bizcochos con pasas y azúcar glass, y unas magdalenas tamaño XXL, de chocolate y de vainilla y limón.
Al acabar el desayuno pasamos por la puerta principal, inmensa, elíptica, allí me había dejado el día anterior mi madre, todavía no sé por qué no se despidió.
Todavía no tenía la ropa del equipo de fútbol, camiseta verde y pantalón blanco, con las medias verdes y las vueltas blancas. Ni las botas de fútbol de cuero.
Aquella noche el cielo oscuro giraba como en los cuadros de Van Gogh, y todavía no sabía lo que era la soledad, sólo sentía un gigantesco abandono que poblaba el mundo entero.
A la mañana siguiente, nos levantaron temprano, me encontré en los lavabos y en las duchas con mi primo Javi, él no hacía más que llorar y preguntar por su madre, nadie le entendía, yo pensaba que era estúpido lloriquear, no valía para nada, recuerdo el agua helada en nuestros cuerpos ateridos de frío, estos ingleses parecían ignorar lo bueno que era un baño de agua caliente. La monja joven de mirada gélida, me obligaba a darme un segundo lavado. Los irlandeses eran blancos y pecosos, yo era moreno y a ver si pensaba que lavando muchas veces la piel se iba a aclarar. Lo que no entendía ni sabía decir, era por qué no le obligaban a Martin Lavin a lavarse una y mil veces, ese olor era penetrante, quizá Martin estaba en verdad muerto de pena, y olía a cadáver.
No sé por qué los sentimientos no huelen, o quizá sí, y Martin era un adelantado a su tiempo, un profeta que se expresaba como las mofetas, expandiendo su olor. El odio puede que huela a pescado podrido, la maldad a mierda y la bondad a hierba verde y a heno.
Pronto empezaron las pequeñas alegrías, el desayuno era el mejor desayuno que yo jamás había probado. Un pan de molde más tierno que el corazón de una hada buena, una mermelada de frambuesa exuberante, gachas con azúcar y la leche más blanca y cremosa que imaginarte puedas. Había también bizcochos con pasas y azúcar glass, y unas magdalenas tamaño XXL, de chocolate y de vainilla y limón.
Al acabar el desayuno pasamos por la puerta principal, inmensa, elíptica, allí me había dejado el día anterior mi madre, todavía no sé por qué no se despidió.
lunes, 15 de junio de 2015
LAS BOTAS DE FÚTBOL
A los siete años fui abandonado en un internado de Irlanda, claro que esto es humor.
¿Qué si no?Mis padres son gente de bien, querían que aprendiera inglés, y desde luego que lo consiguieron, hablaré inglés como un niño de siete años el resto de mi vida, pero esto no se debería decir, nunca se sabe si uno se verá obligado a emigrar a países de lengua inglesa, entonces aprendería a hablar inglés como un ancianito que es lo que voy a ser de aquí en adelante.
Este prólogo irreverente, es sólo un preludio para hablar de los deportes que son y han sido parte esencial de mi vida. Allí en Dublín, en Killashee, fui realmente feliz, así que mis padres, como casi siempre, acabaron teniendo razón. Yo podría decir como el Maestro Luis Rosales: “Sabiendo que nunca me equivoqué, sino en las cosas que yo más quería”. Por eso tendríamos que ser indulgentes con nosotros mismos, también, claro, con nuestros padres.
Pero el fútbol fue una buena forma de descubrir que la alegría brillaba mucho más que el abandono, corría más que los irlandeses de mi clase, regateaba mejor que ellos, y aunque seguía ignorando como atarme bien las botas, aún con los cordones desabrochados chutaba duro a la escuadra de la portería, tan duro como puede lanzar el balón un niño de siete años. Y en realidad no tenía mucho que ver con la competencia en el campo de hierba verde, es que yo era feliz con el balón, podía botar el balón muchas veces seguidas en el pie y darle con el tacón y fintar con el cuerpo hacia un lado e ir hacia el otro sorteando contrarios, podía acelerar y detenerme pisando el balón y dejando atrás al marcador y casi colarme en la portería contraria. Con una facilidad natural, el que la tiene no la valora, me ha costado mucho tiempo llegar a apreciarla, como también ha llegado el momento de no darle tampoco importancia a mis limitaciones incorregibles, uno es como es.
Aprendí a hacer el nudo de las corbatas, y me las pongo para las bodas y los entierros y también para cualquier acto solemne al que tenga que asistir; hay que amortizar tantos años de aprendizaje.
Así que el fútbol fue para mi, en aquella primera gran tristeza de mi vida, un trampolín hacia la felicidad, un vuelo, un correr y un regate total a la tristeza.
Y sigue siendo así.
Las penas y las penitas pasan, el juego perdura.
Tienen razón los que dicen que no se cambia, que seguimos siendo los mismos siempre, por eso conocemos tan bien a nuestros compañeros de colegio y de pupitre, aunque ganen el premio Nobel, sabemos de que pie cojean, vaya si lo sabemos, no nos la van a dar con queso.
Sigo pensando lo mismo de mi, cuando llega la última hora de la noche, o en las madrugadas cuando planea el pánico de la soledad anterior a cualquier compañía, me sigo viendo como el niño al que le cuesta hacerse el nudo de la corbata, atarse los cordones de los zapatos, y me rodean en un baile sin fin, las cifras alrededor de mi cabeza, las imposibles derivadas, las integrales, las raíces cuadradas interminables, y sudo acelerado y pego un salto en la cama, ¡Ah!, era una pesadilla, hace tiempo dejé el colegio, ya no estoy interno ni estoy solo, ahora hay otras cosas mucho más graves, mucho más, pero no es este el momento de hablar de ellas.
Puedo pintar unos ojos, puedo lanzar una bola de golf allá a lo lejos, a 300m, puedo escalar ligero las pendientes de los puertos todavía, con mi pelo gris, puedo subir a las cumbres y trepar por las peñas para divisar los valles y ver como las águilas planean y contemplar como se funde en el horizonte la tierra con el cielo.
Todo eso que no sirve para nada.
Creo que iba a hablar de deportes, y ha salido otra cosa, un regate, un tiro inútil por la escuadra, un subida más con mi bici negra, un swing de golf al fade, un recuerdo a las corbatas y a los lazos, siempre hay nudos imposibles de desatar, siempre hay un balón cerca para correr.
viernes, 12 de junio de 2015
OTRA DIMENSIÓN
Se pintan ahora algunos rostros sobredimensionados. Es un efectismo, un subrayado, es como gritar creyendo que en el alzamiento de la voz lo que se dice es más verdad, como escribir en letras mayúsculas para enfatizar lo que queremos decir.
¿Varía el contenido sacándolo de su escala natural? Es un recurso que en principio no me convence, sin embargo esos rostros gigantes nos producen una sacudida que nos hace ver la figura humana de otro modo, y eso si me gusta. Esos rostros enormes tienen algo de árbol o de nube, la presencia física se hace naturaleza, como si contempláramos una gran roca, una topografía mirada con lupa.
Y la pintura reina en sus trazos fuertes.
¿Varía el contenido sacándolo de su escala natural? Es un recurso que en principio no me convence, sin embargo esos rostros gigantes nos producen una sacudida que nos hace ver la figura humana de otro modo, y eso si me gusta. Esos rostros enormes tienen algo de árbol o de nube, la presencia física se hace naturaleza, como si contempláramos una gran roca, una topografía mirada con lupa.
Y la pintura reina en sus trazos fuertes.
jueves, 11 de junio de 2015
ANTROPOLOGÍA
W.G.Sebald, en su libro “ Austerlitz", hace una analogía entre los animales nocturnos y sus ojos sorprendentemente grandes, con esa mirada que se encuentra en algunos pintores y filósofos que, por medio de la contemplación o del pensamiento puro, tratan de penetrar la oscuridad que nos rodea.
Es verdad que los búhos y las lechuzas y los mapaches tienen esos ojos enormes y lumínicos.
Los atletas trabajan sus cuerpos musculados a base de ir cada vez más lejos alargando el umbral del dolor.
¿Pero los pintores y los filósofos tienen los ojos grandes? ¿Trabajar el alma lleva consigo una transformación exterior y física? ¿ La belleza interior se traduce en belleza corporal?
¡ Ah! Eso si que sería revolucionario, pues veríamos a tantas personas buceando incansablemente en los libros sagrados y de sabiduría y abandonando los quirófanos de los cirujanos estéticos.
Ya decía Oscar Wilde que el pensamiento y la inteligencia acaban siendo una gran frente, una desproporción, pero que la belleza física abría todas las puertas y concentraba todas las miradas.
¡Ah, la belleza, cuántos cautivos, cuánta esclavitud tras la armonía de la forma!
El cuerpo y el poder, conexión directa con la antropología y las luchas de nuestra especie humana.
Atracción oscura del hombre que busca la belleza de la mujer para diseminar sus genes y mejorar la raza, atracción irresistible de la mujer hacia el poder para proteger a su prole.
A medida que la cultura va creciendo, el hombre y la mujer se van independizando de estos mundos profundos y primarios, latentes, la naturaleza tiene sus propias leyes.
La plenitud física de la juventud, el poder del dinero que abre tantas puertas, algunas básicas y tan necesarias, quién puede negar estas fuerzas impulsoras, bellas y puras en su primera raíz.
Y sin embargo Rembrandt pintó la belleza de su madre anciana, entramos ahora en otro territorio que nada tiene que ver con la hermosura del cuerpo ni con el poder del dinero. Rembrandt pinta entonces para si mismo, para explicarse, contempla a su madre, indaga en su propia raíz, es la pintura pura, ajena a cualquier encargo. El pintor no sólo pinta porque necesita vivir y hay un rico comerciante que quiere perpetuarse en un retrato y le paga bien por su pintura. El pintor busca otra cosa, se conecta con otras realidades, nos adentramos en la gran belleza, mucho más amplia, mucho más humana, tan puramente humana que linda con la divinidad, con lo que está más allá, con esa búsqueda de la luz, aún más profunda que la realidad oscura que nos rodea.
Porque el hombre siempre ha necesitado esa conexión con lo trascendente, somos conscientes de nuestra vida y de nuestra muerte, y seguiremos mirando y contemplando.
Aunque el anciano pintor apenas vea, limitado por sus cataratas o su ceguera, aunque el músico genial no pueda escuchar sus sinfonías debido a su sordera, aunque el místico sea expulsado de su propia iglesia, aunque el científico sea tachado de hereje, aunque crean que el poeta está loco y perdió el sentido común.
Aunque no nos crezcan los ojos como a los búhos y a los mapaches.
Seguiremos pintando.
Es verdad que los búhos y las lechuzas y los mapaches tienen esos ojos enormes y lumínicos.
Los atletas trabajan sus cuerpos musculados a base de ir cada vez más lejos alargando el umbral del dolor.
¿Pero los pintores y los filósofos tienen los ojos grandes? ¿Trabajar el alma lleva consigo una transformación exterior y física? ¿ La belleza interior se traduce en belleza corporal?
¡ Ah! Eso si que sería revolucionario, pues veríamos a tantas personas buceando incansablemente en los libros sagrados y de sabiduría y abandonando los quirófanos de los cirujanos estéticos.
Ya decía Oscar Wilde que el pensamiento y la inteligencia acaban siendo una gran frente, una desproporción, pero que la belleza física abría todas las puertas y concentraba todas las miradas.
¡Ah, la belleza, cuántos cautivos, cuánta esclavitud tras la armonía de la forma!
El cuerpo y el poder, conexión directa con la antropología y las luchas de nuestra especie humana.
Atracción oscura del hombre que busca la belleza de la mujer para diseminar sus genes y mejorar la raza, atracción irresistible de la mujer hacia el poder para proteger a su prole.
A medida que la cultura va creciendo, el hombre y la mujer se van independizando de estos mundos profundos y primarios, latentes, la naturaleza tiene sus propias leyes.
La plenitud física de la juventud, el poder del dinero que abre tantas puertas, algunas básicas y tan necesarias, quién puede negar estas fuerzas impulsoras, bellas y puras en su primera raíz.
Y sin embargo Rembrandt pintó la belleza de su madre anciana, entramos ahora en otro territorio que nada tiene que ver con la hermosura del cuerpo ni con el poder del dinero. Rembrandt pinta entonces para si mismo, para explicarse, contempla a su madre, indaga en su propia raíz, es la pintura pura, ajena a cualquier encargo. El pintor no sólo pinta porque necesita vivir y hay un rico comerciante que quiere perpetuarse en un retrato y le paga bien por su pintura. El pintor busca otra cosa, se conecta con otras realidades, nos adentramos en la gran belleza, mucho más amplia, mucho más humana, tan puramente humana que linda con la divinidad, con lo que está más allá, con esa búsqueda de la luz, aún más profunda que la realidad oscura que nos rodea.
Porque el hombre siempre ha necesitado esa conexión con lo trascendente, somos conscientes de nuestra vida y de nuestra muerte, y seguiremos mirando y contemplando.
Aunque el anciano pintor apenas vea, limitado por sus cataratas o su ceguera, aunque el músico genial no pueda escuchar sus sinfonías debido a su sordera, aunque el místico sea expulsado de su propia iglesia, aunque el científico sea tachado de hereje, aunque crean que el poeta está loco y perdió el sentido común.
Aunque no nos crezcan los ojos como a los búhos y a los mapaches.
Seguiremos pintando.
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